La necesidad de un partido

Porque debemos saber que hay problemas que no tienen solución en la teoría, sólo lo tienen en la práctica y si nos quedamos con la necesidad de construir la solución a un problema, debemos quedarnos con los elementos prácticos y ahí aparece como un resultado necesario el partido.

Por Gonzalo Busqué

Las ideas no producen ningún tipo de reacción, lo que provoca la reacción es la voluntad de hacerse con el poder, es por lo tanto el querer disputar ese poder para desde él representar unos intereses diferentes a los de la oligarquía dominante lo único que puede servir. Si sólo nos quedamos en la utopía bien intencionada, no sirve para nada. Solo nos convierte en un elemento folclórico del estado capitalista. Esa es una retórica que no preocupa al poder, aquí en España representado por el Régimen del 78, esa retórica le preocupa menos que nada y además ésa presencia inocua les sirve para mostrar una imagen de tolerancia, lo que sí les puede preocupar es el poder y la voluntad de cambiar las cosas. Vengo repitiendo, casi como un mantra, que la distancia entre las ideas y la práctica es enorme, que las ideas destituyentes (la denuncia) son muy gratas puesto que nos permiten manejar todos los elementos que permiten estar satisfechos con nosotros mismos. Ahí no hay contradicciones. Las constituyentes (la construcción), son ingratas porque además de aburridas nos ponen delante de nuestras contradicciones, lo que queremos/decimos/pensamos y lo que podemos hacer en realidad.

Actuar en política hoy es hacerlo en el campo de la guerra cultural y para ello es imprescindible crear comunidad, y que esta crezca a partir de las ideas para después tener posibilidad de DISPUTAR EL PODER, y eso sólo es posible de un modo organizado y además con una organización CONSTANTE, para ello es imprescindible de lo que muchos consideran la mierda más grande, pero que desde la Revolución Francesa es la ÚNICA QUE HA MOSTRADO SER UN CAMINO VIABLE: ¡UN PARTIDO!

Otra cosa es cómo se articula un partido hoy, en el que el poder se ha sofisticado y el enemigo ya no se ve tan claro y entonces aparecen fórmulas «imaginativas» en forma de plataformas «transversales» más o menos amplias en las que ni tan siquiera se identifica la existencia del “un ellos y un nosotros”de Laclau.

Pero si no existe un significante claro y su marcó estable en torno al que se una la gente, lo que sucede que esa unidad NO SE ARTÍCULA, e incluso se muestra confusa y puede llegar a ser contradictoria con aquello que aparentemente se podría pretender. Y es que la realidad que intuimos muchas personas es que esa realidad rebaja el nivel del sueño sobre el ideal imaginado. Podemos, con todos sus errores en lo orgánico y a veces también con sus estrategias, nace con la voluntad de gobernar y también con la idea de abandonar el espacio de la democracia liberal, en la que incluso la judicatura es un espacio de defensa del sistema.

El 15M tuvo éxito por 4 razones:

*No tenía memoria histórica, por lo que no existían enfrentamientos y agravios anteriores.

*No tenía estructura y como consecuencia todos nos sentíamos libres.

*No existía un programa concreto, lo que permitía cualquier tipo de reivindicación y por lo tanto no exigía compromisos que obligasen a su cumplimiento.

*No había un liderazgo, lo que permitía el éxito inmediato de quienes exponían aquello que se fundía con los elementos emocionales de los que escuchaban y entonces todo se hacía tuyo y de todos, permitiendo construir un relato alternativo nuevo cada vez. La historia nos enseña que en los movimientos revolucionarios hay una antesala, y es que siempre han tenido una conversación previa colectiva que hacía posible lo imposible, y eso es lo que significa una revolución.

Por eso muere el 15M y murió mayo del 68, porque fueron el resultado de un viento de contestación y cuando el viento se paró, la ola murió, los cuatro elementos que he mencionado y que dan lugar al 15M lo llevan a su desaparición.

El filósofo Byung Chul Han, escribe en «La sociedad de la indignación”: “Las olas de indignación son muy eficientes para movilizar y aglutinar la atención. Pero en virtud de su carácter fluido y de su volatilidad no son apropiadas para configurar el discurso público, el espacio público. Para esto son demasiado incontrolables, incalculables, inestables, efímeras y amorfas. Crecen súbitamente y se dispersan con la misma rapidez.”

Porque debemos saber que hay problemas que no tienen solución en la teoría, sólo lo tienen en la práctica y si nos quedamos con la necesidad de construir la solución a un problema, debemos quedarnos con los elementos prácticos y ahí aparece como un resultado necesario el partido.

Creo que ha quedado claro el que lo grato es la denuncia, ergo lo ingrato, la antítesis de la épica, es constituir/construir. Creo que hay que tener un alto grado de madurez POLÍTICA para enfrentarse a la ingratitud del día a día de la política y los partidos, no es para nada un mundo ideal, oímos a veces que alguien dice que la política no es un buen sitio o que no están en ella para hacer amigos, y de esa gente lo mejor es prescindir, que en el entorno de ese espacio lo que se debe dar precisamente es un lugar para crear sentimientos fraternales, solidaridad y empatía. Que en el exterior es donde viven la mayoría de los enemigos y que por lo tanto tenemos la obligación y la necesidad, para no perecer, de darnos cobijo y protección entre nosotros. Que tenemos la obligación de enfrentarnos a algunos malos que también se han metido entre nosotros y que tenemos que expulsarlos en lugar de irnos nosotros. De lo contrario caemos en la melancolía y en la decepción y como resultado llega el desertar de la pelea por conquistar el modelo de vida que queremos. “Frente al pesimismo de la inteligencia, debemos anteponer el optimismo de la voluntad” decía Gramsci.

En la construcción existen dos patas. La de la participación en la vida pública de las instituciones y la otra en la vida social, y en este último caso es imprescindible superar la segmentación a partir de la discusión con nuestro entorno y pongo como ejemplo la del PATRIARCADO como un elemento de DOMINIO DE CLASE y la respuesta FEMINISTA frente a ello.

Estamos en un momento de valle o reflujo, de repliegue ante esta ofensiva neoliberal, debemos ser conscientes de ello para no caer en el desánimo. Y debemos tener también claro que en la construcción dentro de cualquier partido se debe luchar contra la lógica de lo vertical, también contra el pensamiento de constituirnos en militancia de vanguardia para dirigir, siguiendo la lógica bolchevique. De lo que se trata es de la necesidad de ser militantes de un partido de retaguardia que ACOMPAÑE a los de abajo. ¡Se trata de construir esperanza!

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