
Conversamos con Claude Mangin, mujer del preso político saharaui Naâma Asfari, quien se encuentra encarcelado desde 2010.
Por Lluís Rodríguez Capdevila | 21/05/2025
Desde el pasado mes de marzo, la Marcha por la Liberación de los Presos Políticos Saharauis está recorriendo los tres mil kilómetros que van desde la localidad francesa de Ivry-sur-Seine hasta la cárcel de Kenitra, en el norte de Marruecos. Allí está encarcelado Naâma Asfari, preso político del campamento de Gdeim Izik desde 2010 y a quien, en los últimos 9 años, Marruecos solo ha autorizado una visita de su mujer, Claude Mangin.
Claude ha iniciado, junto a otras personas, esta Marcha por la Libertad con el objetivo de llegar a Kenitra y pedirle al régimen marroquí que reflexione y acate las decisiones de la ONU sobre su derecho a visitar a su marido, su liberación y la del resto de presos políticos saharauis.
Aprovechando su paso por España días antes de llegar al puerto de Algeciras, desde donde pretende pasar a Marruecos, hemos hablado con Claude Mangin y este es su testimonio.
Entre octubre y noviembre de 2010, unos veinte mil saharauis levantaron un campamento de protesta pacífica con millares de jaimas en los alrededores de El Aaiún, la capital del Sáhara Occidental, que derivó en la movilización más importante y numerosa en el territorio ocupado desde el inicio de la ocupación marroquí, en 1975. En este campamento, llamado de la Dignidad o de Gdeim Izik, se denunció la política de Marruecos de discriminación hacia los saharauis y se exigió la celebración del referéndum de autodeterminación para el pueblo saharaui prometido por la ONU desde 1991.
Pero la noche del 6 de noviembre de ese año 2010, y con motivo del 35º aniversario de la Marcha Verde, el rey Mohamed VI ofreció un discurso a la nación en el que advirtió que no toleraría ninguna duda sobre la marroquinidad del Sáhara Occidental, unas palabras que fueron un preludio de lo que vino después. En la madrugada del 8 de noviembre, varios helicópteros de la gendarmería marroquí sobrevolaron el campamento de Gdeim Izik mientras comenzaron a arder varias decenas de jaimas sin que se conociera el origen del incendio. Los acampados comenzaron a salir de sus jaimas mientras efectivos del ejército y de las fuerzas de seguridad marroquíes que habían entrado en el campamento empezaron a lanzar gases lacrimógenos, golpear a los saharauis y destrozar y quemar tiendas, lo que provocó algunos encontronazos con muertes en los bandos enfrentados: once agentes de seguridad marroquíes y un número indeterminado de saharauis.
Otros cientos de estos últimos fueron arrestados y torturados en el marco de una represión a gran escala siendo, veinticuatro de ellos, juzgados por un tribunal militar. Los veinticuatro fueron procesados por asesinato y todos ellos afirmaron haber confesado sus “crímenes” bajo tortura. Muchos de los acusados eran destacados defensores de los derechos humanos o periodistas.
El Tribunal Militar de Rabat condenó a la mayoría de ellos a penas de prisión muy severas que iban de 20 años de cárcel a la cadena perpetua. Las flagrantes irregularidades de este juicio, carente de unas mínimas garantías procesales, fueron denunciadas por numerosas organizaciones internacionales de derechos humanos.
Naâma Asfari fue uno de los condenados a 30 años.
En noviembre de 2016, el Comité contra la Tortura de las Naciones Unidas condenó a Marruecos por torturar a Naâma Asfari y exigió a Marruecos que se abstuviera de cualquier represalia contra su familia. El 11 de octubre de 2023, el Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre la Detención Arbitraria declaró ilegal el encarcelamiento de los activistas saharauis del grupo de Gdeim Izik. En su dictamen, la ONU instó a Marruecos a liberar inmediatamente a estos presos.
Desde los años 90, Claude Mangin milita en favor de los derechos del pueblo saharaui y es así como conoce a Naâma, un activista saharaui entonces estudiante de Derecho Internacional en París. Su unión se sella en 2003, en Tan Tan, y su matrimonio permite a Claude descubrir in situ los efectos de la ocupación marroquí en el Sáhara Occidental y la detención arbitraria de su población autóctona, los saharauis: Naâma es encarcelado en Smara en 2006, en Marrakech en 2008 y en Tiznit en 2009.
En octubre de 2010, Naâma se une al campamento de protesta pacífica de Gdeim Izik en los territorios ocupados del Sáhara Occidental. Pronto se convierte en uno de sus portavoces, siendo el encargado de las relaciones con los periodistas. El 7 de noviembre de 2010, la víspera del desmantelamiento del campamento por parte de las fuerzas marroquíes, es secuestrado en El Aaiún y aparece cinco días después ante el tribunal con signos de tortura. Es trasladado inmediatamente a la prisión de Rabat-Salé, en Marruecos, y, en septiembre de 2017, es trasladado a la de Kenitra. Naâma había sido condenado a 30 años tras dos juicios farsa en 2013 y 2017.
Desde Francia, Claude lucha por alertar a la opinión pública y a la ONU sobre lo que ocurre con los presos políticos saharauis. En 2016, el Comité contra la Tortura de la ONU condenó a Marruecos por actos de tortura contra Naâma y pidió a Marruecos que se abstuviera de tomar represalias contra su familia. Pero a pesar de ello, las represalias se llevan a cabo y se está prohibiendo a Claude que visite a su marido.
Después de una cuarta expulsión de Marruecos, Claude inició en 2018 una huelga de hambre de 30 días que llevó a cabo en espacios del Ayuntamiento de Ivry-sur-Seine. Solo consiguió que se le permitiera una única visita a su marido antes de ser nuevamente expulsada del país magrebí en 2019.
De octubre de 2020 a julio de 2021, el teléfono de Claude fue uno de los espiados mediante el programa espía Pegasus.
En mayo de 2023, la ONU denunció, en una carta a Marruecos, la prohibición de visita de Claude a su marido. En el mes de octubre siguiente, la ONU exhortó a Marruecos a liberar inmediatamente a los presos políticos saharauis.
Actualmente, hace más de 20 años que Claude y Naâma están casados. Naâma lleva 15 en prisión.
¿Cómo y por qué surgió la iniciativa de la Marcha por la Liberación de los Presos Políticos Saharauis?
La iniciativa de la Marcha por la Libertad viene de lejos. De hecho, hace 15 años que los presos de Gdeim Izik están en prisión en Marruecos tras decretárseles detenciones arbitrarias, a pesar de que el Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre la Detención Arbitraria declaró ilegal el encarcelamiento de los activistas saharauis de Gdeim Izik y la ONU instó a Marruecos a liberarlos inmediatamente. En cuanto a mí, yo empecé a estar muy mal vista por las autoridades marroquíes sobre todo a partir de que, en noviembre de 2016, y a raíz de un recurso de reposición que presentamos dos años antes, el Comité contra la Tortura de las Naciones Unidas condenara a Marruecos por torturar a Naâma, por lo que fui expulsada de Marruecos por primera vez ese año 2016. Una nueva expulsión no me permitió asistir, en 2017, al segundo juicio de apelación de Naâma. Pero antes de mi cuarta expulsión, en abril de 2018, yo me había dicho a mí misma que, si me volvían a expulsar, iniciaría una huelga de hambre y así se lo hice saber al responsable en Francia del Frente Polisario y a Régine Villemont, presidenta de la Asociación de Amigos de la RASD en Francia. Y eso es lo que hice durante 30 días tras esa cuarta expulsión. A principios de 2019, un equipo de negociación del Gobierno francés me consiguió una cita de una hora para ver a mi marido el lunes 14 de enero de 2019 y de otra hora para el día siguiente. El trato en la prisión fue muy malo, cosa que denuncié afuera, en el exterior. En julio de 2019, la situación se normalizó y fui expulsada una quinta vez, así que interpuse un recurso administrativo ante el Tribunal Administrativo de Rabat, que, en noviembre de 2019, decretó que yo constituía “un peligro para la seguridad interior y exterior del Estado marroquí”. Desde entonces, la situación sigue siendo la misma, por lo que sigo exigiendo la liberación de los presos de Gdeim Izik, algo que, por cierto, también solicita la ONU. Y es así como surge esta idea de una larga marcha durante la cual, al recorrer por etapas diferentes ciudades, visibilizamos la causa saharaui sin olvidarnos de presentársela también a los representantes políticos, como hicimos con los diputados, senadores y cargos electos locales franceses para que le pidieran al señor Macron la aplicación del derecho, algo que conlleva la liberación de presos políticos saharauis.
¿La marcha está teniendo buena acogida y apoyo allá por donde va?
Sí, ha tenido muy buena acogida y ha recibido mucho apoyo por todas partes. En el recorrido francés, por ejemplo, hubo colectivos constituidos a partir de una o dos personas que se conocían ya de antes y también por asociaciones humanitarias, asociaciones de defensa de los derechos humanos, partidos políticos y sindicatos que se han ido reuniendo regularmente con nosotros para programar comités de trabajo y demás actividades a lo largo de nuestro recorrido. También ha habido jornadas en las que se han constituido plataformas incluso con otros actores regionales con los que hemos podido trabajar conjuntamente en otras acciones concretas, como, por ejemplo, en las realizadas a nuestro paso por Burdeos, Toulouse y Perpiñán en un momento en que la presidenta de la región de Occitania, Carole Delga, del Partido Socialista, anunció, a su regreso de Rabat, que estaba preparando la firma de un acuerdo de cooperación entre su región y otra del Sáhara Occidental ocupado, lo cual, por supuesto, es un acuerdo ilegal. Así que, con las personas que nos recibieron aquellos días allí, pudimos realizar conjuntamente actos de protesta y publicar comunicados de prensa para intentar evitar la firma de este tratado.
Concretamente, ¿qué pide con la Marcha por la Liberación de los Presos Políticos Saharauis?
Después de la declaración del señor Macron del 30 de julio de 2024, en la cual reconocía la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, y después de su viaje triunfal a Marruecos con todos sus colaboradores más o menos importantes, todas las firmas corporativas y todos sus amigos corruptos que ya se han estado beneficiando de la liberalización de la corrupción de Marruecos, empresas francesas están firmando nuevos contratos con empresas marroquíes y, especialmente, en el Sáhara Occidental. Además, hay un cierto número de alcaldes que se sienten atraídos por el mismo interés que tiene el señor Macron por Marruecos, como el alcalde de Montpellier, el señor Michaël Delafosse, que viajó a Dajla para sellar un acuerdo de hermanamiento de esta ciudad con la suya. Es sorprendente porque Montpellier ya está hermanada con una ciudad marroquí, que es Fez. Así que, ¿por qué hacer un segundo hermanamiento? Pero todo esto es fruto de las visitas de alto nivel que organizan delegaciones marroquíes con los consejos locales de cada lugar de Francia. Por ejemplo, hemos estado hablando con diferentes representantes políticos locales franceses y nos dicen que delegaciones marroquíes les hacen peticiones para este tipo de viajes al Sáhara Occidental y alguno nos explica que el comportamiento de estas delegaciones es totalmente irrespetuoso e inapropiado.
Marruecos ha realizado una gran ofensiva enviando sus delegaciones a Francia coincidiendo con nuestra marcha. Tal vez sea una reacción a lo que proponemos. Y ha ocurrido lo mismo durante nuestro recorrido español, donde los alcaldes han recibido cartas de aviso enviadas por el cónsul local marroquí. De hecho, más allá de todas las actividades realizadas para dar a conocer al pueblo saharaui en las ciudades de Francia, donde la cuestión del Sáhara Occidental siempre ha sido invisible porque los franceses “somos amigos de Marruecos”, y más allá de todas las actividades que realizamos durante la marcha en nuestro recorrido español, nos damos cuenta de que los españoles no han sido informados en absoluto sobre la violación de los derechos humanos de los presos políticos saharauis en estos últimos quince años, o desde la intifada de 2005, ni de la gran concentración de protesta pacífica que fue el campamento de Gdeim Izik. Por eso es muy importante que esta marcha recorra también España. La verdad es que aquí no esperaba tantas asociaciones solidarias con el pueblo saharaui, pero no se alcanza para que los partidos políticos en el poder ni el presidente del Gobierno reclamen al Consejo de Seguridad de la ONU que organice el referéndum prometido en 1991 y exija la liberación de los presos políticos saharauis.
Pero la etapa más importante de la marcha es la de Algeciras, ciudad a la que llegaremos el próximo 30 de mayo, es decir, en unos pocos días. Invitamos a todos los franceses y españoles y a toda la comunidad saharaui a unirse a nosotros para una gran concentración el sábado 31 de mayo, a las 12h, en la Plaza Alta de Algeciras. También queremos invitar a diputados, senadores y concejales municipales franceses y españoles y a personalidades de la sociedad civil para tomar el ferry con nosotros ese mismo sábado por la tarde con el fin de cruzar el Estrecho de Gibraltar y llegar a Tánger. ¿Qué harán las autoridades marroquíes frente a esta multitud de europeos con pasaporte? Normalmente, si vienes en solidaridad con el pueblo saharaui, te expulsan. Pero, con tanta gente, no sabemos qué va a pasar. Además, estarán allí la prensa y las televisiones francesas, españolas e internacionales. Será un poco complicado devolver al mar a todas estas personas europeas y por eso creo que habrá negociaciones entre el señor Macron, el señor Sánchez y el Majzén para ver cómo podemos pasar.
Esperemos que dos meses de marcha permitan a Marruecos reflexionar y acatar las decisiones de la ONU sobre mi derecho de visita y sobre la liberación de los presos políticos saharauis.

¿Cómo describiría los juicios con los que se ha procesado a los presos de Gdeim Izik y, por extensión, al resto de presos políticos saharauis?
De los 33 presos políticos saharauis que están en prisión, todos han tenido juicios farsa con pruebas inculpatorias que fueron obtenidas con confesiones bajo tortura. Y todos han sido condenados con penas muy severas, incluido el último joven estudiante que todavía está en El Aaiún y que le ha caído ahora una condena de 15 años, lo cual es realmente disuasorio. En cuanto a los presos de Gdeim Izik, que fueron condenados en un primer juicio farsa ante el Tribunal Militar de Rabat, nueve de ellos están condenados a cadena perpetua. Quien quiera mostrar que el Sáhara Occidental existe y que es una cuestión de descolonización paga con toda su vida en las cárceles de Marruecos.
Además, la ira que el presidente del tribunal de turno acumula contra los presos políticos saharauis se descarga también sobre los abogados defensores, como ocurrió con el del juicio del 15 de mayo de 2017, que ordenó a los gendarmes entrar en la sala de audiencia para que expulsaran a los abogados franceses que defendían a los presos políticos saharauis. Lo hicieron con tanta violencia que uno de los abogados estuvo ocho días de baja laboral. ¿Esta es la imagen que la justicia marroquí quiere mostrar? El 15 de junio siguiente, en París, nosotros denunciamos en la prensa todas las irregularidades de este juicio farsa, pero obviamente todo el mundo lo olvidó todo rápido.
¿Cómo son las condiciones de los presos políticos saharauis en las cárceles marroquíes?
Las condiciones en la prisión son extremadamente difíciles para la mayoría de los presos. Al principio, y hasta 2017, los presos de Gdeim Izik estaban todos juntos en la cárcel de Salé, en Rabat, donde se practica la tortura de manera sistemática. Estamos hablando, por ejemplo, de golpes, descargas eléctricas, simulaciones de ahogamiento y todo tipo de vejaciones contra los presos. Pero después del segundo proceso judicial, los dispersaron en ocho cárceles diferentes por todo Marruecos, lo cual constituye también una ilegalidad ya que, según el derecho internacional, deberían estar encarcelados en territorio ocupado y no en territorio del país ocupante lejos de sus familias. Mi marido está, concretamente, en Kenitra con otros seis compañeros más en una celda de una zona separada de los demás con un pequeño patio en el que no da el sol. No reciben atención médica ni alimentación adecuadas y las cartas que consiguen escribir o recibir son siempre revisadas.
Hay varios presos que están solos en su prisión, lo que ciertamente constituye una situación por sí misma muy compleja y difícil. En la prisión de Tiflet 2, por ejemplo, tenemos el caso del periodista Mohamed Lamin Haddi, que fue condenado a una celda de aislamiento durante años y privado de las visitas de su madre o de otros familiares, algo que, según los psiquiatras, es la peor tortura.
Concretamente, ¿de qué se le acusa a su marido?
Me casé con mi marido en octubre de 2003 y, ya en 2006, fue encarcelado por primera vez. La segunda vez que lo encarcelaron fue en 2008, y la tercera en 2009 durante 4 meses por llevar un llavero con la bandera saharaui. Después estuvo conmigo un tiempo en París. Pero el 7 de noviembre de 2010, concretamente la tarde anterior al desmantelamiento del campamento de Gdeim Izik, él se encontraba en El Aaiún visitando a un amigo. Fue entonces cuando la policía secreta marroquí fue a por él. Fue trasladado a una localización desconocida donde estuvo con los ojos vendados y las manos atadas. Más de 27 meses después, tras estar encarcelado durante todo ese tiempo en la cárcel de Salé 2, el Tribunal Militar de Rabat lo condenó a 30 años de cárcel acusándolo de asesinato.
¿Ha hablado usted con algún representante del Gobierno francés? Si es así, ¿qué le ha dicho? ¿Espera algo de su Gobierno?
Ha pasado mucho tiempo desde que hablé con un representante del Gobierno francés. Me evitan. Primero fue por la COVID-19 y, después, cuando, con mi abogado, pedí una cita en el Ministerio de Asuntos Exteriores explicando cómo todos mis derechos habían sido pisoteados en toda esta historia, nos recibieron al nivel más bajo. Tuve un trato muy humillante y tuve que empezar de nuevo otra vez. Después de esta época, cambiamos de ministro de Asuntos Exteriores, pero entonces fue como la primera vez…, y como la quinta y la sexta. Así que podemos decir que no he hablado con el Gobierno francés. Pero hicimos suficiente publicidad sobre esta marcha y, a su vez, los marroquíes nos dieron también publicidad en Francia con manifestaciones franco-marroquíes. Pero tanto da con este nuevo primer ministro que con el anterior: tenemos contramanifestaciones continuamente para evitar que nos manifestemos nosotros. Las prefecturas autorizan sus manifestaciones al mismo tiempo y en el mismo lugar que las nuestras y, en ciertos lugares, no podemos desarrollar nuestras actividades con normalidad porque vienen los marroquíes a boicotearlas. Tratamos de que no haya incidentes, pero ellos los buscan. Estoy muy enfadada con esta situación porque yo solo he podido ir a Marruecos una vez en nueve años para ver a mi marido, pero los marroquíes sí pueden impedir en Francia actos en los que participo. Y cada vez que tengo la oportunidad de explicar esta situación a diputados y senadores franceses o a representantes del Gobierno, me responden que Marruecos es soberano. Pero Francia también es soberana y yo no tengo derecho a manifestarme en Francia, ni el pueblo saharaui tampoco, lo cual es bastante desagradable. Pero lo que es cierto también es que el pueblo saharaui es una pequeña comunidad en Francia, una pequeña diáspora, y, en cambio, hay millones de franco-marroquíes que tienen derecho a voto. Y eso cuenta para la clase política, aparte de que buena parte de diputados y senadores están corrompidos por el régimen marroquí. Todo esto hace daño a las aspiraciones de todos aquellos que luchamos por la descolonización del Sáhara Occidental.
No espero mucho del Gobierno francés, pero sí quiero que se respete el derecho internacional y que se aplique en Marruecos. Pero, obviamente, toda la política actual del Gobierno francés va contra el derecho internacional. Es por eso que esta marcha pretende visibilizar la causa saharaui a las poblaciones francesa y española, que viven en países supuestamente democráticos, y no detendremos nuestra lucha hasta que hayamos conseguido, en primer lugar, la liberación de los presos políticos saharauis y, luego, en una segunda etapa, el referéndum de autodeterminación para el pueblo saharaui.
Acabo de enterarme, por cierto, que la Agencia Francesa de Desarrollo destinará 150 millones al Sáhara Occidental para garantizar acuerdos ilegales que perpetúan la ocupación de Marruecos y suponen un estímulo a su política sistemática de violaciones de los derechos humanos y de represión en los territorios ocupados. Nosotros seguiremos luchando contra esta financiación porque no hay razón para que el señor Macron utilice la Agencia Francesa de Desarrollo para potenciar la ocupación marroquí y también es totalmente ilegal usar nuestros impuestos para garantizar unos acuerdos que permiten un comercio con empresas francesas contrario a derecho. Por ejemplo, hay 18 trenes TGV que van a ser adquiridos por Marruecos cuando este país está en quiebra, no tiene un euro. Pero es que, además, Marruecos recibe ayudas también de todas las monarquías del Golfo. ¿Qué hay que pensar del hecho de que, con nuestros impuestos, financiemos a Alstom para hacer los TGV y los metros de Marruecos? Una forma bastante desagradable de gastar el dinero de Francia.
Hay que recordar que, el 4 de octubre de 2024, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea emitió un dictamen final ejecutivo con el que anulaba los acuerdos agrícolas y pesqueros entre la Unión Europea y Marruecos porque se aplicaban al Sáhara Occidental sin el consentimiento explícito del pueblo saharaui ni de su representante único y legítimo, que es el Frente Polisario. Con este dictamen, no solo la parte saharaui obtuvo una gran victoria, sino que, a partir de ahora, podemos revisar, empresa por empresa, todos los contratos que se hayan firmado con el Sáhara Occidental de fondo y recuperar todo el dinero que Marruecos ha estado obteniendo con el expolio de los recursos naturales del territorio durante 50 años, sin olvidar tampoco las diferencias de precio que existen en los productos vendidos a precio marroquí cuando vienen de los territorios ocupados con otro precio.
Y del Gobierno español, ¿espera algo, dado su apoyo público y explícito a la ocupación del Sáhara Occidental por parte de Marruecos?
Desde el inicio, los diferentes gobiernos españoles, ya sean del PSOE o del PP, han traicionado al pueblo saharaui. La traición ya empezó en 1975 con la firma de los ilegales Acuerdos Tripartitos de Madrid, con los que España entregaba el Sáhara Occidental a Marruecos y Mauritania bajo los auspicios de los Estados Unidos, y la traición ha continuado hasta ahora en tanto que España es la primera responsable por ser la potencia administradora del territorio según las Naciones Unidas. Además, el Gobierno español acaba de reafirmar que España permite vuelos directos entre Madrid y Dajla pese a la falta de soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, algo prohibido por un derecho internacional que el señor Sánchez también está obligado a cumplir. Así que poco espero también del Gobierno español.
A usted se le ha expulsado varias veces de Marruecos. ¿Qué explicación le dan para expulsarla del país y cómo se procede a ello?
El proceso de expulsión es diferente cada vez, pero mi peor recuerdo es el de la expulsión de febrero de 2017. Yo venía de presentar en Suiza la película documental Dis-leur que j’existe, une histoire sahraouie, de 2016, que cuenta la historia del campamento de Gdeim Izik y la búsqueda de justicia de Naâma y sus compañeros. Llegué el domingo a las tres de la tarde a Rabat en un vuelo procedente de París. Pero, nada más llegar, la policía marroquí me prohibió la entrada al país y me notificó que pesaba sobre mí una «prohibición de residencia» en Marruecos vigente desde octubre de 2016. Yo me negué a subir otra vez en el avión y pasé la noche allí, en el aeropuerto, entre dos gendarmes y con un frío glacial de unos cinco grados. A la mañana siguiente, insistieron otra vez en que subiera a un avión, algo a lo que me volví a negar. Lo que sí hice fue poner en conocimiento de lo ocurrido a la embajada francesa en Rabat. Pero poco caso me hicieron allí a pesar de que tenía amigos en Francia que estuvieron llamando al Ministerio de Asuntos Exteriores. Esta era la segunda vez que me expulsaban de Marruecos. Al final, acepté subir a un avión porque cada vez tenía más policías vestidos de paisano a mi alrededor y sus maneras eran cada vez más amenazadoras. En ese momento, pensé que ya no tenía sentido esperar más. Estas expulsiones siempre son muy humillantes y desagradables.

Si le han expulsado ya varias veces de Marruecos, ¿cómo pretende que dejen pasar hacia Marruecos la Marcha por la Liberación de los Presos Políticos Saharauis?
En realidad, podría esperar no poder pasar a Tánger, pero voy allí con varios cientos de personas. Habrá testigos y se evidenciará que no soy bienvenida a Marruecos. Allí veremos qué pasa. Quizá a mí no me dejen entrar, pero, ¿qué van a hacer con los demás?
¿Cómo debería actuar la ONU en este caso? ¿Qué más deberían hacer las Naciones Unidas más allá de pedir a Marruecos para que cumpla con las resoluciones de la propia ONU y exhortarle para que libere a los presos políticos saharauis?
Como sabes, la ONU es una colección de los gobiernos de todos los países del mundo y el Consejo de Seguridad surgió de la II Guerra Mundial para evitar que se produjera de nuevo un conflicto como ese. En cuanto a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, son todos Estados que actualmente tienen una mentalidad infantil en lo que respecta al derecho internacional. Pero los funcionarios de la ONU tienen medios para, en nombre de la seguridad, hacer cumplir la ley. Por eso espero que la ONU haga eso: obligar a Marruecos a cumplir con las resoluciones de la propia ONU y liberar a los presos políticos saharauis. Pero como sabes, Marruecos es una excepción, como se dice siempre, y ni Human Rights Watch, ni Amnistía Internacional, ni Front Line Defenders, ni el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) han podido visitar un “prisionero de guerra”, que es así como son considerados los presos de Gdeim Izik. Y nuestros abogados ya han sido expulsados dos veces, por lo que, desde 2017, ningún abogado ha visitado más a estos presos, sin contar que, desde 2014, nadie que haya mostrado su solidaridad con ellos ha podido entrar en esta gran prisión a cielo abierto que es el Sáhara Occidental.
¿Qué diría a aquellos que dicen que la ONU y la comunidad internacional están negando al pueblo saharaui la senda del diálogo y la paz y que le están empujando a la otra opción que le queda, que es la de las armas?
Tras el alto el fuego de 1991, Marruecos aprovechó todos los años del proceso de paz para seguir incumpliendo lo acordado. Ahora hay otra guerra desde noviembre de 2020, momento en el que Marruecos rompió, en El Guerguerat, ese alto el fuego que estaba vigente desde hacía 29 años. Pero el Frente Polisario siempre ha tenido la sabiduría de firmar acuerdos y respetarlos y estoy convencida que ahora tiene la razón de utilizar la vía armada, ya que el derecho internacional avala que cualquier pueblo en situación de ocupación o colonización tiene el derecho a defenderse por todos los medios, incluso con las armas.
Lluís Rodríguez Capdevila (Barcelona, 1974) es director del documental “Saharauis, entre la ocupación y el exilio” (2010) y autor de la exposición fotográfica itinerante “Saharauis, imágenes de un pueblo en el olvido”. Con “Una vida junto al Polisario” (2022), ha decidido adentrarse en el ámbito literario para descubrir las principales claves que explican el conflicto del Sáhara Occidental desde que España abandonó el territorio entre 1975 y 1976.
Gracias Claude por la marcha y tu lucha desde hace tiempo
El 31 estaremos en Algeciras con vosotrxs.
Viva la lucha del pueblo Saharaui, Sahara libertad , Polisario vencerá!!! Así le gritábamos en las calles de España que atravesamos en 2021 en la marcha que hicimos con el frente Polisario y nos llevo hasta Madrid un mes más tarde .
Sigamos denunciando Marruecos y el satrapa M6,a Israel y sus drones que dejan cientos de hermanxs heridos en el muro, a EEUU y la UE que apoyan a Marruecos,las hermanas torturadas y violadas en los campamentos por la secreta de Marruecos,…..
Y un recuerdo para el padre muerto del satrapa, que hemos coreado durante días
» Chicayu,chicayu,udmalik yaharag bayu !!»
Salud y anarkia