Por PabloMM | Ilustración de El Último Mono
La familia de uno de los acusados por la violación múltiple ocurrida durante los Sanfermines de 2016 contrató a un detective privado para que siguiera los pasos de la víctima en los días y meses posteriores al execrable episodio.
Se trata de una forma, otra más, de poner el foco sobre la mujer para escudriñar si su reacción ha estado dentro de los estándares que una sociedad enferma de patriarcado considera apropiados para la víctima de una violación. Se analiza el antes (¿Cómo iba vestida?, ¿bebió demasiado?, ¿habló con los acusados?, ¿flirteó con ellos?), el durante (¿Se resistió?, ¿se defendió?, ¿pataleó?, ¿por qué no gritó?) y el después (¿Por qué no fue a denunciar inmediatamente?, ¿por qué volvió a la universidad?, ¿por qué se fue de viaje con las amigas?, ¿por qué aparece sonriendo en una foto de Facebook?).
Se logra así relegar a los acusados a un segundo plano, sembrando en la opinión pública la duda sobre un comportamiento que sólo con los hechos probados (grabaron a la víctima sin su consentimiento y distribuyeron el video, la dejaron desnuda en un portal y le robaron el teléfono móvil) ya es merecedor de la condena unánime y sin fisuras.
Deshonor especial para los medios de comunicación que han jugado un papel infame en el proceso de revictimización de la víctima. Horas de televisión donde tertulianos sin ninguna formación en violencias machistas han hecho escarnio público de la vida privada de una chica de 18 años, abogados convertidos en opinadores profesionales que han trasladado la defensa de sus clientes a los platós y espectadores que han consumido de buena gana su ración diaria de carnaza y vísceras. Entre todos hemos convertido un caso de abuso sexual en un espectáculo circense, dejando a la víctima, de nuevo, a merced de los leones.
Si la tan cacareada presunción de inocencia es fundamental en el sistema judicial de un estado de derecho, más importante es aún para una sociedad saludable la presunción de verdad y el acompañamiento de la víctima. Lo contrario supone enviar un peligroso mensaje disuasorio para las mujeres que en un futuro se verán forzadas a atravesar por un trance similar. ¿Cuántas se plantearán no denunciar tras saber que la víctima de ‘la manada’ fue perseguida por un detective, se hicieron postulados en las redes sociales trivializando su agresión, fue tratada como la acusada en el juicio y los medios exhibieron su vida?
Deshonor especial para los medios de comunicación que han jugado un papel infame en el proceso de revictimización de la víctima
No sé quién eres, ni siquiera sé cómo te llamas o qué ha sido de tu vida. Podría mandarte un mensaje de ánimo pero prefiero pedirte perdón. Lo siento, porque tras soportar el aliento jadeante de cinco salvajes ahora debes estar sintiendo que entre todos hemos vuelto a abusar de ti. Lo siento, porque ahora la manada somos nosotros.
La fiscal, como es lógico, da su versión, es su trabajo. Y para que esto tenga un mínimo de objetividad, a continuación hay que dar la versión de la defensa, que también hace su trabajo. Y finalmente serán los jueces quienes valorarán las dos versiones, y las pruebas o indicios presentados por cada una, y sabremos. Así funciona.
El primer comentario se refiere a un caso muy similar en algunos hechos a este, ocurridos en la Fería de Málaga. Pone el enlace de la noticia al principio. También fueron 5 los presuntos violadores, también lo grabaron y también le robaron el móvil. La chica los denunció. Siguiendo el buenismo del artículista habría que haberlos declarado ya culpables. El caso es que la denuncia fue falsa, porque la chica los denunció en falso, por venganza o resentimiento, cuando le robaron el móvil y se enteró de que la habían grabado. El artículista no debe de olvidar la presunción de inocencia, el derecho a un juicio justo y a la libertad de defensa. Son los medios y el feminismo radical los que han sacado el asunto a la prensa, con sensacionalismo y populismo. La gente no debería de hablar y especular tanto sobre lo que no sabe. ¿Según el artículista no debería de haber juicio?. ¿Si ya la víctima ha dicho que la violoaron, para qué gastar dos semanas en él? Ahora resulta que los hechos no son como denunció, que se estuvo besando con uno antes, en la denuncia pone que los intento esquivar, que le taparon la boca y la introdujeron al portal, ahora que no, antes estuvieron buscando una habitación en un hotel. Muchos cambios en la versión original y pocas cosas claras. Y ante eso parece que lo más sensato es la absolución.
http://www.diariosur.es/malaga-capital/201409/22/condenan-meses-prision-joven-20140922140134.html
Una joven violada por cinco chicos en la feria, la graban y le roban el móvil. No hay que cuestionar a la victima porque eso es una doble victimización, todos debemos estar con ella y contra los agresores desde el primer momento, presunción de veracidad de su testimonio porque no se puede dudar de una pobre chica violada, eso sería cultura de la violación, y disuadiría a otras mujeres de denunciar. Pues al final resulta que era mentira, las relaciones fueron consentidas y después les denunció en falso. 5 chicos inocentes han estado a punto de pasarse toda su juventud en prisión por algo que no habían hecho, mientras, ella ni pasa por la cárcel. Si los jueces e investigadores hubieran tenido tu misma mentalidad y respeto por la presunción de inocencia, ya estaban los 5 en la cárcel.
Pues no sé dónde te informas. La fiscal del juicio a ‘la manada’ concluye que no hubo consentimiento y confirma la petición de 22 años de cárcel. Considera las pruebas «absolutamente contundentes» y estima «perfectamente acreditado el delito de agresión sexual».
Cambia tus fuentes, esperamos verte por aquí.