“La madre”, de Máximo Gorki. Literatura y compromiso antifranquista en El Bierzo

La obra de Gorki contribuyó a despertar la conciencia de clase y que una generación nuevos militantes se incorporaran a la lucha obrera y democrática en El Bierzo y Laciana

Por Alejandro Martínez

“Leo libros prohibidos. Se prohíbe leerlos porque dicen la verdad sobre nuestra vida de obreros… Se imprimen en secreto, y si los encuentran aquí, me llevarán a la cárcel…, a la cárcel, porque quiero saber la verdad. ¿Comprendes?”

Estas palabras se las dirige Pavel, coprotagonista de la novela “La Madre” de Máximo Gorki, a su madre Pelagia. La obra nos habla de la toma de conciencia de una familia obrera en un contexto de organización obrera y represión en la Rusia Zarista de 1905.

El libro tuvo una influencia destacada en muchos militantes antifranquistas de El Bierzo y Laciana. Son numerosos los testimonios que nos hemos encontrado en diferentes pueblos, y procedentes de activistas católicos y comunistas.

La obra de Gorki invita a la acción. Es una novela obrera que no idealiza a la clase trabajadora, recoge el alcoholismo, el embrutecimiento y la alienación que se vive en las barriadas donde viven. Tampoco esconde el machismo y la violencia de género del padre de Pável hacia Pelagia. Realidades que no distan mucho de la que se vivía en las cuencas mineras de El Bierzo y Laciana durante los años de la dictadura franquista y que es lo que hace que muchas de las personas que lo leen se identificasen con los protagonistas.

El autor narra cómo al entrar en contacto con el movimiento revolucionario el papel reservado para el joven Pavel cambia, se vuelve más limpio, comienza a leer y cambia en el trato con su madre. Pelagia también cambiará. Pasa de la observación (temerosa) de las labores militantes de su hijo, a la comprensión y de ahí a la implicación activa en labores de propaganda y de solidaridad hasta convertirse en una militante revolucionaria y acabar en la cárcel también.

La literatura, al igual que el cine, la televisión o la música contribuyen a divulgar ideas de forma mucho más sencilla que sesudos manifiestos o en el caso de la historia, que ensayos académicos. Y esto, aunque no fue lo único, contribuyó a despertar la conciencia de clase y que una generación nuevos militantes se incorporaran a la lucha obrera y democrática en El Bierzo y Laciana.

Pavel es un joven de 14 años, curiosamente la misma edad que Octavio Quiroga, tiene cuando lee la novela. Así cuenta su experiencia:

“Me cayó el libro de La madre de Gorki (…) Nada más que lo leí… Era estar mirando el libro y ver que estábamos viviendo exactamente lo mismo. Y cómo eso te daba alternativas y los riesgos a mí no me importaban…” decidió ir implicándose política y sindicalmente en el PCE y las Comisiones Obreras. La novela obviamente no le cayó del cielo, se la dio otro vecino de Lillo del Bierzo, Valerio de la Sierra, el líder de los comunistas de la cuenca de Fabero.

Tiempo después, cuando ya es un joven sindicalista Quiroga, al igual que sucede en el relato de Gorki, será consciente de la importancia de “movilizar a las mujeres”.

Otra enseñanza que nos trasmiten quienes leyeron entonces el libro es que antes de actuar hay que discutir y planificar, organizar el descontento, darle una canalización a través de la militancia organizada, en el PCE o en la HOAC, según los casos.

En la cuenca del Sil, el movimiento católico antifranquista nucleado en torno al párroco Javier Rodríguez Sotuela es el más importante. En Matarrosa los libros se mueven en torno al centro parroquial y “La Madre” tiene una influencia destacada en la toma de conciencia e implicación de la juventud.

“Más de veintitantos libros corrían por allí”, según Sotuela. La novela de Gorki era ampliamente difundida para que las mujeres se involucren en la lucha. Una de esas adolescentes es María Luisa Picado que explica así su relación con la obra:

“yo leía mucho relacionado con la lucha obrera, la huelga de Bandas… y todos los libros de la Editorial ZYX que eran libros todos relacionados con la lucha obrera y entonces de alguna manera el libro de Máximo Gorki, La Madre, era reafirmar que estaba en el buen camino. Y yo me sentía orgullosa de una mujer tan humilde y tan limitada en tantas cosas fue capaz de convertirse en una luchadora”.

La joven matarrosiense compara la situación de la autocracia de la Rusia Zarista con la de la España franquista y cómo ese ambiente represivo estimulaba a la acción: “De alguna manera nosotras nos sentíamos identificadas porque luchábamos contra Franco y contra la dictadura (…) la influencia fue dar soporte a otras muchas cosas que yo leía”.

La llegada de los libros de la Editorial ZYX a Matarrosa “cambio el pueblo” explica Javier Rodríguez que identifica episodios cómo las reclamaciones al Gobernador Civil durante su visita a la localidad o cuando varias jóvenes tiran cebada a los esquiroles durante la huelga del 68 con el compromiso al que apela “La Madre”.

La influencia de esta novela es un testimonio que se repite entre militantes antifranquistas de toda España. Un libro lleno de paradojas. El que es “considerado la Biblia emocional” de generaciones de comunistas fue escrito en EEUU. Uno de sus primeros lectores es Lenin, pero no es un análisis sociopolítico de Rusia sino una apelación a los sentimientos revolucionarios y a la acción clandestina y acaba constituyéndose en una referencia para los movimientos del catolicismo social en España. Javier Rodríguez lo explica así: “Para nosotros era como si fuera el catecismo”.

En un pasaje el fogonero de nombre Rybine, le dice a Pavel:

“-¡Ayúdame! Dame libros que no dejen reposar más a quien los lea. Hay que meterles un erizo bajo el cráneo, un erizo que pinche bien. Di a esa gente de la ciudad que escribe para vosotros, que deben escribir también para los campesinos. ¡Que nos preparen una salsa con tantas especias, que vuelva de arriba a abajo las aldeas, para que nuestros mujiks [campesinos sin tierra] combatan a muerte!”,

Por lo que hemos constatado en estos testimonios, libros cómo “La Madre”, no dejaron reposar más a quien los leyó y muchos emprendieron el camino de la acción y volvieron de arriba a abajo las aldeas y pueblos de estas comarcas.

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