La izquierda Mexicana rompe el Muro

Andrés Manuel López Obrador es el nuevo presidente electo de México tras arrasar en las comicios del pasado domingo con la coalición en la cual hay partidos como el Partido del Trabajo o Morena. Por primera vez en muchos años, la izquierda del país gana unas presidenciales. El hecho es que no lo hace por pocos votos, el izquierdista logró el 53.3%, llevando a su partido un resultado próximo a la mayoría absoluta en el Congreso mexicano, con el 44% de los votos.

Un buen análisis sería pensar cómo ha pasado esto y cómo ha influido la situación social en este cambio en el país. Lo veo bastante claro: La campaña anti Trump ha estado más presente en la elección que la del miedo hablando de Venezuela. Puedo confirmarlo, ya que, siguiendo por redes el conteo, me fijé que una mujer puso un tweet donde se decía que uno de los ataques más recurrentes hacia la candidatura obrera es la del miedo diciendo que querían un México igual que Venezuela.

Eso es normal, pasa en todos lados, y en cada país influye de una manera u otra. Lo que esta claro es que en México ha sido muy diferente, ya que como digo, antes hay otro factor. Un factor que no tiene nada que ver con el país que tiene como capital Caracas, sino que viene de un gigante situado al norte del estado. Ese factor lleva como nombre “Donald Trump”.

Es evidente que el Presidente de Estados Unidos ha sido uno de los Responsables de los resultados, sobretodo por una medida muy conocida: El Muro. Trump ganó unas elecciones gracias al Muro entre otras cosas. Pero ahora, su arma se le ha vuelto en su contra y en México gana un señor izquierdista con ganas de decirle «basta» al Republicano. Y la verdad, eso hace abrir un nuevo tiempo en el país Centro Americano.

Un nuevo tiempo, pero a la vez una nueva oportunidad. Tengo miedo dentro de esta euforia. No quiero que la volvamos a cagar. Personalmente cada victoria de la gente la siento también mía. En cualquier país, en cualquier situación y con cualquier nombre. Cada una de ellas es un hecho en el cual con menor o mayor medida me siento responsable ya que la lucha obrera es internacional y no entiende de banderas más allá de esa que representa a las personas corrientes. Pero también cada error lo siento mío. Pasó en Grecia, por ejemplo, cuando tuvimos una oportunidad y no se aprovechó. Pasó en Venezuela, donde hubo un inicio muy bueno pero que con el tiempo se devaluó. Muchas veces pasa eso de que los Partidos que nos emocionan cuando llegan al poder se sientan en él. Y como decía Anguita, «llegar al poder no sirve de nada si después no te pones a trabajar para tus gentes».

Así que siempre tendríamos que trabajar en esta tesis y tener una cuestión clara: ¿por qué queremos el poder? Hay muchas respuestas, pero estas tienen que perdurar y seguir en pié cuando llegas a él.  No sería la primera vez que nos desilusionan, así que el trabajo también en parte es nuestro. Evidentemente que desde España no podemos hacer demasiado para que México construya, pero podemos hacerlo en nuestros barrios y ayuntamientos, y si vemos que nuestro candidato va por el camino de desilusionar, protestemos. Tenemos que trabajar para no quedar como esos que hablamos en la oposición pero que después no hacemos.

En fin, nunca habíamos arrasado de esta manera como hoy en México desde la época dorada del Chavismo. Ver estados donde la cuenta está en más de 60% es bonito. Una vez aprendí una cosa que creo que tenemos que tener todos en mente: llegar es difícil pero mantenerse lo es aún más. Eso sí, prometer es muy fácil pero cumplir esas promesas muchas veces se complica. Creo que si hacemos nuestra política y trabajamos al lado del pueblo, cumpliendo nuestras promesas y dejando de lado los populismos, si hacemos eso, somos imparables.

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