Cabe reseñar que el conflicto se vio atravesado también por la lucha anticomunista de la OTAN y la búsqueda por parte de Washington de un compromiso entre sus dos aliados. Durante los años 50 la OTAN todavía tenía muy presente la Guerra Civil Griega.
Por Guillermo di Marco / Guillermo de Marco
Durante los días más clareados pueden verse las últimas elevaciones de Anatolia desde la cadena montañosa de Kyrenia, que corre paralela a la costa norte de la isla de Chipre. Girando 180º para encarar al sur, desde muchas de sus cimas puede verse la ciudad de Nicosia, situada en una gran llanura que, al suroeste, se rompe para formar el Macizo montañoso de Troodos. Desde el sur de Nicosia también se ven las montañas de Kyrenia, que se hallan más allá de la Línea Verde que parte Chipre en dos y están controladas por la República Turca del Norte de Chipre, un Estado reconocido sólo por Turquía. En la falda sur de aquellas montañas yace una enorme bandera turcochipriota, visible a decenas de kilómetros de distancia, construida como ostentación nacionalista, de cara a los suyos, y para recordar a sus vecinos del sur quien ganó la guerra hace 47 años. De noche puede verse cómo la gigantesca bandera cambia de colores para formar, alternativamente, la de la República de Turquía y la de la República Turca del Norte de Chipre.
La independencia de Chipre y los conflictos internos
Como bien señala la gran bandera de las montañas de Kyrenia, Chipre tiene un pasado muy complejo.
La isla empezó a formar parte del Imperio Otomano desde que este lo conquistara a la República de Venecia 1570. En 1878 fue transferida a Gran Bretaña, que la convirtió en Colonia de la Corona durante la Primera Guerra Mundial, al posicionarse el Imperio Otomano junto a las Potencias Centrales. En el tratado de Lausana, en 1923, Turquía perdía definitivamente todo derecho sobre la isla.
Los conflictos étnicos entre las dos comunidades empezaron a cobrar importancia con la difusión de las ideas nacionalistas en la isla y se agravaron progresivamente a lo largo de la primera mitad del siglo XX. El Estado griego había tenido en mente la anexión de Chipre desde hacía mucho tiempo, y había animado a la migración de profesionales liberales a la isla desde finales del siglo XIX. Lo que galvanizó el conflicto fue, sin embargo, la administración colonial británica, por acción y omisión. La comunidad grecochipriota utilizaba un sistema educativo proprio inspirado en los planes de estudios de Grecia y los turcochipriotas hacían lo mismo con el sistema educativo turco. Ambos estaban cargados de narrativa nacionalista y llevaban al extremo un discurso chovinista de choque inevitable y de enemistad irreconciliable que en muchos casos deshumanizaba al otro. A esto se añade que los disturbios y la lucha contra la metrópolis los protagonizaron principalmente los grecochipriotas: los turcochipriotas, sabiéndose minoría, fueron mucho menos partisanos de la autodeterminación. Los británicos reclutaron una fuerza policial, llamada Fuerza Auxiliar, compuesta exclusivamente por turcochipriotas para combatir las movilizaciones de la otra comunidad, exacerbando las divisiones comunitarias y favoreciendo choques violentos entre las dos etnias.
En 1950 la Iglesia Ortodoxa de Chipre llevó a cabo un referéndum sobre el futuro de la isla al que no dejaron participar a los turcochipriotas. El referéndum se saldó con un 95% de los votos a favor de la ENOSIS, la anexión a Grecia, pero la comunidad turcochipriota se negó a reconocer los resultados. Las ambiciones de ambas comunidades no podían ser más distintas: entre los grecochipriotas la gran mayoría quería la ENOSIS, mientras que los turcochipriotas estaban divididos en cuanto a la exigencia de independencia, que les convertiría en una minoría vulnerable, o defender el dominio británico. Finalmente, la mayoría se decantó por el Taksim, la partición de la isla, especialmente tras la violencia de la que fueron objeto durante los años 60´. Esta opción era la favorita de Turquía por lo menos desde las negociaciones por la independencia de la isla.
En 1951 se produjeron los primeros ataques de EOKA (Ethniki Organosis Kyprion Agoniston, la “Organización Nacional de los Luchadores Chipriotas”). El grupo guerrillero se fundó bajo la influencia de Atenas y entre sus objetivos no se encontraban los civiles turcochipriotas. En 1954 empezó a recibir armas desde Grecia y ese mismo año llegó Georgios Grivas, antiguo oficial del ejército griego, para instruir a los paramilitares. En 1955 la animosidad entre las comunidades ya era enorme y marcó decisivamente la política interna de Grecia y Turquía. La situación escaló hasta el punto en que en Estambul se llevó a cabo un pogromo que destruyó miles de tiendas de ciudadanos griegos y generó otros miles de refugiados. El evento terminó con un intercambio poblacional entre Grecia y Turquía que marcó el fin de la presencia de las grandes minorías griegas en el Egeo turco y en la propria Estambul.
En 1956 se fundó la TMT (Türk Mukavemet Teşkilatı, Organización de Resistencia Turca). Su objetivo no eran solo los grecochipriotas, sino también turcochipriotas que estaban favor de la paz o de la independencia de la isla, llegando incluso a planear atentados de falsa bandera. Igual que la EOKA estaba al menos parcialmente controlada y armada desde Atenas, la TMT lo estaba desde Ankara.
Cabe reseñar que el conflicto se vio atravesado también por la lucha anticomunista de la OTAN y la búsqueda por parte de Washington de un compromiso entre sus dos aliados. Durante los años 50 la OTAN todavía tenía muy presente la Guerra Civil Griega. Mientras en el continente los comunistas griegos habían sido eliminados físicamente, en Chipre no se había dado un proceso represivo de esa envergadura. Así, los interlocutores nativos que prosperaron cuando se negociaba la descolonización de la isla y se generaba a la clase política que gobernaría Chipre durante las siguientes décadas fueron los más fervientes anticomunistas. Esta clase política era extraída de las élites locales y ganó consensos a través del uso de un discurso marcadamente nacionalista.
En 1960 se hizo efectiva la independencia de Chipre, negociada por el que sería su primer presidente, el Arzobispo Makarios III. La independencia se produjo a través de una serie de tratados internacionales -entre los que se encontraba el Tratado de Garantía- en los que participaron tanto los líderes de ambas comunidades como Turquía y Grecia, además de Gran Bretaña. Así, se creó un Estado a través del ejercicio del Derecho a la Autodeterminación de dos pueblos que se unían en una federación.
El sistema político chipriota tardó tres años en colapsar. Una serie de conflictos relacionados con cuotas étnicas y vetos paralizó el Estado, y una propuesta de Makarios de reformar la constitución para “hacerla más funcional”, acabó por romper el compromiso de 1960. El gobierno de la República de Chipre decidió proceder con un plan que implicaba una reforma constitucional que permitiría proceder a la ENOSIS. Para ello decidió armar a fuerzas paramilitares, previendo la oposición de la población turcochipriota.
Siguió una campaña de acoso que puede calificarse como de Limpieza Étnica. En una cuestión de meses la comunidad turcochipriota fue expulsada de sus tierras -se calcula que habitaban un 31% de la isla- hacia enclaves que apenas si conformaban un 4% del territorio chipriota. Si bien es cierto que se produjeron agresiones entre ambas comunidades, las masacres contra la población turca fueron de tal magnitud que distintos medios internacionales alertaron sobre la posibilidad de que se estuviera llevando a cabo un genocidio. La violencia y los combates se concentraron sobre todo en Limassol y Nicosia, donde el pistolero grecochipriota Nikos Sampson y su milicia asesinaron a numerosos civiles.
En 1964 Turquía amenazó con invadir la isla para proteger a la población turcochipriota. Sin embargo, una carta del presidente estadounidense Lyndon B. Johnson en la cual amenazaba al presidente turco Inönü con no defender a su país en caso de invasión soviética acabó disuadiendo a Ankara de desembarcar en Chipre. Dos meses después, una operación militar grecochipriota contra cinco pueblos turcochipriotas en los que se habían desembarcado armas turcas estuvo a punto de escalar aún más la situación.
En abril de 1967 se produjo un Golpe de Estado en Grecia, cuyo gobierno fue asumido por una Junta militar. Sus relaciones con Makarios, al que consideraban demasiado moderado, fueron siempre tensas. Pocos meses después del golpe y tras cerrarse en falso las últimas negociaciones entre Ankara y Atenas, el general Grivas asedió de nuevo varios pueblos turcochipriotas. Turquía respondió movilizando a sus tropas y exigiendo, entre otras cosas, que Grecia retirara a sus hombres y al propio Grivas de Chipre. La mediación de Estados Unidos propició la llegada de un acuerdo que implicaba la aceptación por Atenas de parte de las exigencias turcas, y Grivas y varios miles de militares griegos fueron repatriados.
Con Makarios cada vez más enfrentado con la Junta militar griega -y por lo tanto con la ENOSIS cada vez más lejos-, Atenas aumentó su apoyo a las milicias grecochipriotas y mandó a Grivas de vuelta a la isla. El general creó EOKA-B, una organización terrorista que tras la muerte de Grivas pasó a estar controlada directamente por la Junta.
Golpe de Estado en Chipre e invasión turca
En 1973 se produjo un nuevo golpe de estado en Grecia, dirigido por una facción militar contra la junta anterior, y en la que destacaba el General de Brigada Ioannides. Durante la primavera del año siguiente la inteligencia chipriota descubrió que EOKA-B estaba planeando un Golpe con el apoyo de Atenas. El 2 de julio Makarios remitió una carta al presidente griego lamentando el apoyo de Grecia a la organización, a la que calificaba de terrorista, y exigiendo el fin de la interferencia del gobierno griego en los asuntos internos de Chipre. La respuesta de la Junta militar griega fue ordenar la ejecución inmediata del Golpe, que se produjo el día 15. Makarios escapó indemne, huyendo de Nicosia en taxi y siendo evacuado por los británicos a Malta. La Junta encargó al periodista Nikos Sampson asumir la presidencia. El nuevo presidente anunció la muerte de Makarios, que poco después fue desmentida por el ya expresidente a través de un mensaje radiofónico.
Tras haber intentado de manera infructuosa obtener el apoyo de los británicos, el ejército turco puso en marcha la Operación Atila y desembarcó en la isla durante la madrugada del día 20 de julio de 1974. Turquía justificaba la acción militar en el Tratado de Garantía, que obligaba a británicos, turcos y griegos a defender la independencia de Chipre, y encontró la simpatía de la prensa y los gobiernos de la mayor parte del mundo. Los combates fueron muy encarnizados alrededor de la ciudad de Kyrenia, una ciudad costera al norte de Nicosia donde se concentraba una parte importante de la población turcochipriota. La carretera que conectaba ambas ciudades llevaba diez años controlada por el ejército turco, lo que facilitó al ejército de Ankara la entrada a los suburbios de la capital. El Consejo de Seguridad obtuvo un compromiso de Alto el Fuego el día 22, que Turquía incumplió durante varios días aumentando sus posiciones. El día 23 Sampson fue forzado a dimitir, y el 24 colapsó la Junta militar griega por los sucesos de Chipre. En el momento de empezar las negociaciones de paz, Turquía controlaba un 4% de la isla.
El 14 de agosto, durante las conversaciones de paz, Turquía propuso la creación de un Estado Federal, que se hiciera una transferencia de población y la cesión de un 34% de la isla para la población turcochipriota. Cuando el nuevo presidente de Chipre pidió dos días para consultar la propuesta, Turquía se lo negó. Hora y media después el ejército turco iniciaba una segunda ofensiva contra el gobierno de Nicosia. En cuestión de horas, y ante la condena unánime de la comunidad internacional, Turquía ocupó casi un 37% de la isla, expulsando a los grecochipriotas que no habían huido de su avance. Así, el 82% de la población del norte de Chipre -unas 200.000 personas- perdió sus hogares y fue obligada a refugiarse en el sur. Durante aquellos días también se produjeron ataques contra la población turcochipriota residente en el sur. Los más graves se dieron en Limassol, donde testigos grecochipriotas han confirmado que un grupo de ultras mató a decenas de personas y violó a numerosas mujeres, y que 1300 ciudadanos turcochipriotas fueron enviados a campos de prisioneros.
En cuanto a la violencia sexual, fue empleada extensivamente por el ejército turco y sus milicias aliadas. No se trató exclusivamente de acciones individuales de los soldados, sino que tenían como objetivo generar el terror en la población local y empujarla a huir. El empleo de este tipo de arma contra las civiles grecochipriotas fue tan amplio que Chipre legalizó temporalmente el aborto durante unos meses para que las víctimas pudieran interrumpir sus embarazos.
Las negociaciones posteriores asumieron los hechos consumados de la ocupación turca de la isla y de la limpieza étnica llevada a cabo en el norte de la misma. Cuando en 1975 se ofreció a los 51.000 turcochipriotas que quedaban en el sur ser trasladados al norte, se selló la creación de dos espacios mononacionales separados.
En cuanto a los desaparecidos, se calcula que sumaban 1587 grecochipriotas y 500 turcochipriotas. La cuestión de las exhumaciones también ha sido fuente de fricción entre los distintos gobiernos a lo largo del tiempo. Además, Turquía ha recibido una condena en Europa por aplicar la jurisdicción militar a civiles turcochipriotas y Chipre otra por violar los derechos al sufragio activo de al menos un ciudadano turcochipriota. Por otro lado, el robo y contrabando de patrimonio cultural de diversa procedencia tras la invasión turca de la isla ha llevado a la detención de varias personas y la incautación de mosaicos, frescos e iconos de muchos siglos de antigüedad.
El Plan IPHESTOS
Las fuentes turcas aseguran que el gobierno de Sampson planeaba acabar con toda la población turcochipriota de manera violenta. Una serie de informes recuperados por las fuerzas turcas tras la invasión parecían confirmar que EOKA-B y el estado chipriota tenían ya avanzado un plan de exterminio. La existencia de un plan como IPHESTOS -volcán- ha sido confirmada por Makarios, que afirmó haber recibido en 1963 tanto a Sampson como al general Ioannides, que le propusieron acabar con “todos ellos, hasta el último”, a lo que él se había negado. El proprio Sampson reconoció posteriormente que “si Turquía no hubiera intervenido no sólo habría proclamado la ENOSIS, sino que habría aniquilado a los turcos de Chipre”.
Un conflicto no resuelto
A partir de la segunda invasión turca las negociaciones siempre han sido infructuosas en lo sustancial. En 1975 Turquía proclamó, ante el rechazo internacional, el Estado Federado Turco en el norte de la isla, y en 1983 la República Turca del Norte de Chipre, reconocida solo por Ankara. El hostigamiento constante a los grecochipriotas que quedaban en el norte -unos 20.000- ha forzado a la gran mayoría de ellos a emigrar, según ha constatado el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos.
El no reconocimiento de la República Turca del Norte de Chipre por ningún país del mundo salvo Turquía ha llevado a un aislamiento del territorio que ha provocado la emigración de 70.000 turcochipriotas a Turquía. Por otro lado, con el objetivo de alterar artificialmente la demografía de la isla el gobierno de Ankara ha mandado hasta 120.000 colonos al norte de la isla.
Hasta 2002 se consideraba que la mayor dificultad a una solución del conflicto a través de la creación de un Estado único en la isla era la negativa turcochipriota. Sin embargo, un referéndum celebrado ese mismo año en ambas comunidades aprobó en el norte el Plan Annan de reunificación de la isla, mientras más de un 70% de los grecochipriotas votaba en contra. 20 años después, parece que la situación ha vuelto a revertirse. El presidente turco Erdogan ha declarado en público en varias ocasiones que está comprometido con la solución de los dos estados, lo cual parece alejar la posibilidad de una hipotética reunificación de Chipre, al menos en el corto plazo. En 2004 la República de Chipre entró a hacer parte de la Unión Europea, consiguiendo un notable éxito diplomático frente a Turquía, cuyo acceso a la Unión permanece paralizado en parte por la ocupación del norte de la isla.
Por todo ello, parece que el barrio de Varosha, en Famaugusta, declarado zona militar por el ejército turco y deshabitado desde la invasión, permanecerá vacío todavía por un tiempo. La anomalía, absurda desde un punto de vista externo a la polarización de la isla, de que un ciudadano turcochipriota del norte de Nicosia no pueda visitar el sur de su ciudad va a seguir dándose de manera indefinida: La Línea Verde establecida por los Cascos Azules seguirá siendo una frontera impasable para muchos.
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