La Iglesia Católica, los beneficios de la fe

Por Roberto Santos  | Ilustración de JRMora

Llega la Navidad, esa fecha “tan especial” y automáticamente se me viene a la mente la Iglesia Católica y sin duda creo que es el momento de hablar de ellos. Me vais a perdonar, porque normalmente trato de no dar demasiado mi opinión personal en los artículos que escribo, pero en este caso, he decidido quedarme bien a gusto.

Estos días siempre me pregunto las mismas cosas, ¿qué celebramos los ateos? ¿Por qué acepto entrar en el juego consumista de estas fechas? ¿Por qué es la fecha en la que nos reunimos las familias? Sinceramente no podría contestar a esto sin herir sensibilidades, por lo que aquí mejor que cada cual se dé sus propias respuestas, si es que tiene estos mismos dilemas.

Pero vayamos al tema, que tampoco pretendo hacer una disertación sobre tan “entrañables fechas”. La Iglesia Católica, esa institución tan presente, todavía hoy, en nuestras vidas y en nuestra política.

¿Cuánto nos cuesta la Iglesia?

Hace unos años, ya escribí sobre esto y entonces hablaba de más de 10.000 millones de euros, pues bien, hoy podemos decir que a la Iglesia no le ha ido mal en tiempos de crisis porque lejos de recibir menos, han aumentado sus ingresos en más de mil millones de euros.

Exactamente 11.110 millones de euros al año es la cifra constatada, aunque se estima que podría ser un poco más alta debido a que hay partidas sin calcular, por la ausencia de contabilidad, que podrían rondar los 30 millones de euros a mayores.

Pero vayamos por partes, porque esta cifra no sale de una sola partida, sino de varias. Y es que la Iglesia Católica tiene el negocio muy bien montado.

-¿De dónde sale ese dinero?

Pues bien, las partidas cuantificables, que son varias, corresponden a:

IRPF: 350 millones de euros de asignación directa.
Enseñanza Concertada y profesorado de Religión: 4.900 millones de euros.
Mantenimiento de patrimonio artístico e inmobiliario: 600 millones de euros.
Subvenciones a eventos religiosos: 300 millones de euros.
Obra social: 2.000 millones de euros.
Capellanes en el ejercito, cárceles y hospitales: 50 millones de euros.
Obra Pía de los Santos Lugares: 10 millones de euros.
Exenciones fiscales: 2.900 millones de euros.

Patrimonio

Aquí entramos en terreno desconocido, ¿a cuánto asciende el patrimonio de la Iglesia Católica en España?

Sabemos que el patrimonio es la principal riqueza adquirida de la Iglesia en nuestro país, vía inmatriculaciones, pero es prácticamente imposible cuantificarlo. Para poder hacerlo sería necesario que ayuntamientos y comunidades autónomas proporcionasen información transparente de todo lo inamtriculado por la Iglesia: datos identificativos, valor catastral y su uso.

Por otro lado, no olvidemos que además la Iglesia esta exenta de pagar IBI, según la ley hipotecaria de 1998, que modificaba a la anterior de 1946 y que promovió José María Aznar, la Iglesia Católica podía inscribir por primera vez, (inmatricular), lugares de culto y no de culto, sin necesitar más acreditación que una certificación del obispo. Así se llegaron a inmatricular hasta 4.500 propiedades. En 2014, Gallardón cambió la ley eliminando ese privilegio. Pero ojo, porque la eliminación era a su vez una garantía para la Iglesia ya que no tenía carácter retroactivo.

Además de quedarse propiedades por la cara, esas propiedades no pagan IBI, por la Ley de Mecenazgo, pero tampoco impuestos de otro tipo en el caso de que la propiedad no fuese dedicada al culto, y deberían. Por ejemplo, una propiedad que sea puesta en alquiler o sea explotada económicamente de cualquier otra forma. Es decir, la Iglesia se apropia de patrimonio vía inmatriculación, cobra por su explotación y no paga impuestos de ningún tipo. Mientras tanto, el Estado, es decir, todos nosotros, paga el mantenimiento de todo ese patrimonio. Negocio redondo, ¿no?

La Iglesia y la política

Como se ve que no tienen bastante con todos sus beneficios económicos y fiscales, la Iglesia en nuestro país ejerce una gran influencia en la política y además de cuando en cuando se manifiestan de forma explicita en contra de una buena parte de la población española que eso si, quieran o no, contribuyen a que ellos mantengan inalterable su negocio.

Vayamos atrás en el tiempo, en la segunda república, 1914, se reconoce que “El Estado español no tiene religión oficial”, pero la guerra civil y posteriormente los largos y tristes años de dictadura, borran estas reformas y la Iglesia vuelve a apoyar oficialmente al Estado y a recuperar su poder y hegemonía.

Desde la transición y la Constitución del 78, podemos convenir que la Iglesia en España ha ido perdiendo poder y también fieles a marchas forzadas. La Constitución reconoce la libertad religiosa pero, a la vez le otorga a la Iglesia un trato especial frente a otras religiones, estando claramente protegida en aspectos como la financiación y la enseñanza.

No debemos olvidar que durante la transición la enseñanza fue el principal tema de conflicto entre la Iglesia y los partidos de izquierda. Tampoco que tras el intento de golpe de Estado en febrero de 1981, la Iglesia publicó un comunicado de apoyo a la democracia, cosa que ni tan mal si tenemos en cuenta su gran apoyo a la dictadura franquista. No olvidemos que todavía hoy se le celebran misas al dictador.

Ojo, porque pese a eso, la Iglesia publicó varios comunicados sobre su legitimidad para intervenir en asuntos públicos y criticar al poder político, lo que les llevo a protestar fuertemente contra el divorcio o más recientemente el matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo y el aborto. Ya ni hablemos de eutanasia, un debate que parece que no podremos tener hasta que a la Iglesia no se le pase el disgusto de lo anterior.

Pero vamos, que no hace falta retroceder mucho en el tiempo porque cada pocos meses aparece un nuestras vidas algún antipático y nada entrañable obispo soltando mala baba y haciendo apología de la homofobia o/y el machismo, entre otras cosas maravillosas.

Justamente esa mala baba nos ha traído términos tan delirantes como “el imperio gay” del que hablaba hace unos meses el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, que no es precisamente nuevo cargando contra el colectivo LGTBI al que claramente odia y ataca sin cortarse un pelo, diciendo cosas de tan buena gente como estás:
“En defensa del bien precioso de la familia cristiana es necesario denunciar la importante escalada contra la familia cristiana por parte de dirigentes políticos, ayudados por otros poderes como el ‘imperio gay’ y ciertas ideologías feministas”
Pero no ha sido la primera vez que este señor ataca con todo y se permite el lujo no solo de hacer apología del odio, sino de dar opiniones políticas, que más que simples opiniones son claras imposiciones. Otra cosa es que se le haga o no caso, pero ojo, porque sus palabras pueden haber motivado a muchos a atacar al colectivo LGTBI que no en vano ha visto como aumentaban las agresiones homófobas en ciudades como Madrid de forma altamente preocupante.

Pero no es el único irresponsable que utiliza el púlpito para dar golpes a todo un colectivo o graznar contra el feminismo. El año pasado pudimos ver al obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, arremetiendo en pleno Viernes Santo y ante toda España, ya que fue retransmitido por La 2 de TVE, contra la homosexualidad.

Exactamente este simpático obispo asoció la homosexualidad con prostitución y con determinadas ideologías que «corrompen a las personas».

«Quisiera decir una palabra a aquellas personas que hoy, llevados por tantas ideologías, acaban por no orientar bien lo que es la sexualidad humana, piensan ya desde niños que tienen atracción hacia las parejas del mismo sexo”, analizó. “Y a veces para comprobarlo se corrompen y se prostituyen. O van a clubes de hombres. Os aseguro que encuentran el infierno”, apostilló.

Cabe recordar que Reig Pla es el autor de un curso sobre «cómo curar la homosexualidad» y «hablar de sexualidad como Dios manda». Ahí es nada, una joyita este hombre que también tuvo para Mariano Rajoy al que acusó de “insentatez” en sus políticas y de estar “infectado por el lobby gay”.

Los ejemplos de obispos contra el colectivo, LGTBI son tantos que si siguiese citándolos acabaría escribiendo un libro, pero como os decía no son los únicos que les obsesionan, también el feminismo les trae de cabeza.

Justamente al mismo obispo de Alcalá, para que buscar otro si este nos ha dado tantos momentos vomitivos, llego a cargar contra el aborto y lo que calificó de “feminismo ideológico y radical”. “Conviene indicar que el feminismo ideológico no es más que un paso en el proceso de deconstrucción de la persona. De hecho, los argumentos que sustentan el pensamiento feminista, en sucesivas evoluciones, han propiciado la ideología de género y las teorías Queer y Cyborg”.
Según él además, “el feminismo radical es más conocido por sus pretensiones políticas y por sus vinculaciones con los movimientos que promueven el aborto, el ataque al matrimonio monógamo e indisoluble y a la maternidad”. Eso sí, terminó diciendo que no hay que darles la espalda a las “feministas radicales” sino “desde la verdad, respeto y amor proponerles, con caridad, la verdad y orar por ellas”.

Educación

El año pasado, el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil Tamayo, en declaraciones en la COPE, aseguró que “La Iglesia tiene un peso importante en la educación española”.

Por desgracia para muchos, fortuna imagino para otros, esto es así. Gracias a la LOMCE, por primera vez en 20 años, la asignatura de Religión cuenta para la media final de curso y servirá para pedir ayudas y becas.

Y ojo porque aunque nos libremos de la LOMCE, hace menos de un mes, José María Gil Tamayo se mostró partidario de aprobar un pacto para que la Educación “no esté supeditada al vaivén de las ideologías, en el que la religión debe estar dentro del currículum escolar”. Añadió además que “la Iglesia quiere tener una voz única en este proceso de pacto educativo. Queremos que la clase de religión esté en el marco educativo y con plena integración en el currículum”.

Para no intervenir en política, no se cortan un pelo. Ahora bien, ¿cuántos pondrían el grito en el cielo si estas declaraciones en vez de ser de un representante de la Iglesia Católica fuesen de un rabino judío o un imán musulmán? Pues eso.

Es lógico que la Iglesia quiera seguir presente en la educación española, porque es la mejor forma de adoctrinar en su fe y además mantener el chiringuito, que claramente le reporta importantes beneficios.

En fin, respeto todas las creencias y religiones, pero no comprendo y no puedo aceptar que como ciudadano de un país que se define en su Constitución como aconfesional en su artículo 16.3, la Iglesia siga teniendo los privilegios y cuotas de poder que actualmente mantiene.

En mi opinión uno de los artículos de la Constitución que deberían ser reformados es justamente este, donde en vez de declararnos un Estado aconfesional, deberíamos declararnos como Estado laico y en aplicación de la propia constitución acabar con todos los privilegios de los que hoy gozan en nuestro país.

No puedo evitar preguntarme, ¿cuántos recortes se podían haber evitado si esos más de 11.000 millones de euros que se han ido a la Iglesia se hubieran quedado en las arcas públicas? No olvidar que es un ingreso anual y que no han dejado de recibirlo en los peores años de la crisis. Tampoco, que aún siendo cierto que la Iglesia desempeña una labor social importante, la misma solo destina del total de sus ingresos un mísero 2% a Caritas, procediendo el resto de financiación de Caritas de donaciones privadas (70%) y de fondos públicos (28%).

No sé si lo verán mis ojos, pero espero que llegue el día en el que la Iglesia Católica y también el resto de religiones se autofinancien y no dispongan de ningún tipo de privilegio más allá de la defensa clara del derecho a la libertad religiosa y a procesar cada cual la religión que crea conveniente. Y que nadie se confunda, no defiendo acabar con las religiones, todo el mundo es libre de creer y tener fe en lo que quiera, pero que cada cual financie su fe y que el dinero público se destine a lo público, a lo que es de todos y en beneficio de todos y cada uno, sin importar sus creencias o ideas políticas.

1 Comment

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo no será publicada.




 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.