La huelga tranquila: una revolución a través del consumo consciente

Por Manuel López Arrabal

En los días finales del año 2017, la población mundial ha quedado muy cerca de los 7.600 millones de habitantes. Cuando escribí el manifiesto de la Huelga Tranquila en el año 2008, la población humana superaba los 6.700 millones, lo que significa que en tan solo 9 años hemos aumentado en casi 900 millones el número de habitantes en el planeta. Y según la ONU se estima que para el año 2050 se alcanzarán los 9.800 millones de personas en el mundo. Con estos datos y con un poco de sentido común, podemos comprender que no vamos por buen camino si la mayoría seguimos viviendo y consumiendo bajo el paradigma del sistema económico capitalista neoliberal que impera en el mundo.

Desde la Revolución Industrial, a finales del siglo XVIII y principios del XIX en que se superó los 1.000 millones de habitantes en el planeta, conforme fue aumentando la población mundial también fueron desapareciendo millones de kilómetros cuadrados de masas forestales, extinguiéndose cientos de especies animales y mermándose miles de ellas. En definitiva, hemos perdido posiblemente más de la mitad de los bosques que antaño cubrían el planeta. Además, y sobre todo en las últimas décadas, las actividades industriales altamente contaminantes, principalmente petrolíferas, químicas, ganaderas y la megaminería, hacen que el nivel de contaminación del aire y de los océanos, ríos, lagos y acuíferos junto a la erosión y desertificación de las tierras, sean cada vez mayor y, por tanto, se han convertido en actividades insostenibles para la vida que conocemos que no pueden prolongarse por mucho más tiempo. Está claro que la Tierra se está quedando cada vez más pequeña para el creciente nivel de demanda de la mayoría de consumidores del mundo. Una simple toma de consciencia que genere un cambio de actitud en muchos de nosotros, los consumidores, puede hacer cambiar el rumbo de colisión que actualmente llevamos. El planeta Tierra puede generar recursos abundantes para más de 10.000 millones de seres humanos, si la gestión de los mismos se realiza de manera sostenible y la relación entre nosotros y los demás seres vivos se torna más respetuosa.

En el año 2008, coincidiendo con los inicios de la gran crisis económica mundial, mi hijo cumplió los 4 años de edad y yo pasaba por otra gran crisis personal, lo que me hizo reflexionar profundamente durante algún tiempo acerca de mi futuro y el de mi familia. Durante algunos meses estuve recopilando información acerca de los orígenes de dicha crisis mundial a la par que realizaba una profunda introspección para valorar cómo me estaba afectando emocionalmente toda esa información. Evidentemente, si solo ponía oídos y atención a lo que me iba llegando a través de los medios de comunicación yde las personas de mi entorno acerca de los motivos de la gran recesión económica, me daba cuenta que mi preocupación y miedos aumentaban al tiempo que mi estado anímico me empujaba hacia la depresión. Solo bastaba con mirar a mi alrededor y reconocer que, efectivamente, algo muy decisivo sobre la Tierra y la Humanidad estaba ocurriendo en esos momentos, pero para llegar a esa conclusión antes tuve que mirar también muy adentro de mí.

Por tanto, no podía mirar para otro lado ni quedarme con los brazos cruzados y fue entonces, cuando tomé consciencia de que debía y podía hacer algo para mejorar mi situación y, por supuesto, la de mi familia. Entonces emergió desde lo más profundo de mi ser una gran idea que tenía que plasmar por escrito para compartirla con el mundo y ponerla en práctica en mi vida diaria. Con esa convicción interna empecé a escribir, a sabiendas de que mi mensaje de esperanza debía hacerlo llegar al mayor número de personas, redactándolo con gran esmero para que pudiese calar en el corazón de quienes lo leyeran. Así nació la Huelga Tranquila, que empecé a divulgar a partir de enero de 2009 y que terminó por convertirse en un libro en septiembre de 2010. Sin embargo, he de decir que cuando empecé a escribir lo que resumidamente voy a compartir con vosotros, fue principalmente para mí. Lo convertí en una auto-terapia, que a la postre resultaría muy efectiva.

Al iniciar la redacción del proyecto, sentí la necesidad de hacerlo como si fuese un simple portavoz de un colectivo a favor de los derechos humanos, como si la idea manase de un grupo cualquiera de seres humanos (tal y como se refleja en la firma al final del documento), para que de esta manera se asumiera mejor por cualquiera que lo leyera, empezando por mí. Por este motivo, al principio de los agradecimientos del libro “La Huelga Tranquila” escribo lo siguiente:

“Sé que este proyecto no me pertenece, pues muchísimas personas, en lo esencial, ya lo iniciaron mucho antes que yo. Esta obra es de todos y para todos, pues lo que en ella se expresa proviene del conocimiento, del anhelo y de la esperanza de toda la Humanidad. Por ello, agradezco enormemente a todos los seres humanos por igual, la importante contribución que hacia el bien común hayan podido realizar, realicen y a buen seguro realizarán en los años venideros.”

Con esa confianza, de que las contribuciones hacia el bien común irán prevaleciendo y ganando terreno a las que se siguen haciendo consciente o inconscientemente en el lado opuesto, paso a copiaros la esencia de esteideal de Revolución Tranquila a través del Consumo Consciente, con datos actualizados:

LOS RECURSOS DE LA TIERRA SON LIMITADOS

Nuestro planeta tiene unos recursos limitados, sin embargo, el actual sistema capitalista neoliberal tiende hacia el infinito de explotación de tales recursos. Actualmente somos más de 7.500 millones de seres humanos sobre la Tierra, con un incremento aproximado de 90 millones de personas más por cada año. La conclusión a la que inexorablemente podemos llegar es que este sistema económico que nos rige y en el que actualmente nos basamos es totalmente inviable. Nos guste o no, el camino por el que vamos no es el adecuado, y cuanto antes seamos conscientes de ello y en consecuencia así actuemos, menos heridas irreversibles le haremos al planeta y por ende a nosotros mismos.

¿Te has parado a pensar alguna vez qué mundo vamos a dejar a nuestros hijos y nietos?  Al igual que, cuando un amigo nos presta su vivienda por unos días y posteriormente se la devolvemos en las mismas o mejores condiciones que la recibimos, ¿porqué no deberíamos hacer lo mismo con nuestro Hogar-Tierra?  Deberíamos saber, que la Tierra no se nos ha dado, sólo se nos ha prestado durante un breve intervalo de tiempo para habitarla y disfrutarla junto con el resto de sus ocupantes, para después entregarla limpia y sana a las siguientes generaciones. En este sentido, los indios Hopi creen que, en cualquier decisión los intereses de la séptima generación han de tenerse en cuenta al igual que los propios intereses de los que toman dicha decisión.

El cambio del sistema económico actual es posible

Verdaderamente, si nos paramos a reflexionar, vivimos en una sociedad alienante que nos condiciona y manipula. Pero como sabemos que la sociedad capitalista en la que vivimos se nutre principalmente del consumo indiscriminado, sería necesario empezar cambiando nuestro punto de mira a la hora de consumir, haciéndolo de una forma más selectiva. A nuestro modo de ver, deberíamos aplicar en la medida de lo posible, eficaces criterios de consumo responsable que más adelante detallaremos.

Una vez hayamos adoptado de forma paulatina, estos nuevos criterios de consumo inteligente, notaremos que al principio dedicamos algo más de tiempo en consumir lo necesario, pero que es de sobra compensado con el ahorro de tiempo no invertido en compras prescindibles. Por otra parte, si evitamos los gastos innecesarios, ahorraremos dinero y seremos cada vez más libres, liberándonos poco a poco del esclavizador círculo vicioso al que continuamente nos invita este sistema capitalista: “vivo para trabajar, trabajo para consumir y consumo para vivir”.

Podríamos decir que, el consumo con consciencia, nos permitirá romper ese círculo vicioso del trabajo que nos genera estrés, que a su vez nos genera impulsos hacia compras de compensación y que, asimismo, nos obliga a aceptar trabajos o mantener el que tenemos, en condiciones de precariedad, para poder continuar pagando una cantidad creciente de gastos: hipotecas que en muchos casos son más altas de lo que una economía familiar puede soportar, créditos a veces innecesarios y otros muchos gastos superfluos e inútiles de productos y servicios que consumimos porque están rebajados o por el simple “placer” de consumir.

Básicamente, como consumidores conscientes, podemos participar activamente en un gran proyecto global que ya está en marcha, sobre la corrección del sistema económico actual y que posibilitará su evolución hacia uno nuevo. Esta nueva alternativa de economía global ya está naciendo, siendo necesario que la apoyemos mediante la búsqueda de fórmulas de financiación éticas, que nos permitan cubrir necesidades y cumplir proyectos, sin necesidad de caer en las redes del sistema financiero. Todos sabemos que las entidades financieras nos facilitan dinero a corto plazo mediante préstamos, que a veces pedimos para poder pagar o cancelar préstamos anteriores. Con ello, lo único que conseguimos es perpetuarnos como eternos deudores de un sistema económico y financiero controlado y dirigido por élites de poder de ámbito supranacional.

Por otra parte, cuando tenemos dinero ahorrado y lo confiamos a un banco para que nos proporcione una buena rentabilidad, estamos provocando dos consecuencias. En primer lugar, del beneficio total que obtengan los brokers del banco o caja de ahorros, una pequeña parte revertirá sobre nosotros y la mayor parte irá a parar a las arcas de dichas entidades, que asimismo podrán reinvertir de nuevo en el mercado especulativo, esta vez para su exclusiva rentabilidad. En segundo lugar, nuestra inversión y las que realice la propia entidad financiera con el beneficio que obtienen de nuestro dinero, cotizarán directamente en bolsa o en cualquier otro mercado especulativo según sea el riesgo de la inversión. Esto alimenta enormemente al sistema capitalista, porque detrás de la mayoría de valores que cotizan en las bolsas mundiales están las empresas transnacionales o multinacionales, que harán todo lo posible por maximizar beneficios y minimizar costes para que sus acciones coticen al alza.

El capitalismo salvaje está en grave crisis y ello, en esta era de globalización tecnológica, propiciará que al fin podamos abordar con éxito este ambicioso proyecto de cambio global. Pronto, empezaremos a comprender que el verdadero poder y la Soberanía no está en los gobiernos-estado, ni siquiera en el pueblo (este término es demasiado genérico y ambiguo). En última instancia, la verdadera Soberanía reside en cada uno de nosotros, siendo nuestra gran responsabilidad ejercitarla en mutuo respeto y apoyo hacia los demás, sin necesidad de intermediarios, pero bien enfocada, coordinada y dirigida hacia el más preciado objetivo común que todos deseamos: vivir en un mundo donde reine para todos el Amor, la Justicia, la Paz, la Libertad, la Prosperidad, la Igualdad, la Solidaridad, el Compartir,…

Por fin ha llegado el momento del cambio. Por fin ha llegado el momento de empezar a gobernarnos a nosotros mismos. Por fin llegó la hora de empezar a ejercitar libremente nuestra Soberanía individual.

¿CÓMO PODEMOS MEJORAR NUESTRO MUNDO?

La transición de un sistema económico caduco y viejo hacia otro nuevo, no será nada fácil, pero si mantenemos la Visión del Mundo que Queremos, todos los esfuerzos que hagamos habrán merecido la pena. Tendremos el privilegio de vivir grandes momentos históricos: veremos como la brecha entre ricos y pobres irá disminuyendo y como la distribución de la riqueza, por fin será un hecho que podremos contemplar; al mismo tiempo veremos cómo desaparecerán progresivamente la pobreza y el hambre sobre la Tierra. Todo ello lo podemos conseguir a través de la revolución del consumo consciente. En esta revolución podemos participar todos, mediante la instauración en nuestras vidas de unos nuevos hábitos de consumo responsable. Al mismo tiempo, podemos mostrar nuestro cambio de actitud consumista mediante un sencillo símbolo que nos identificará como participantes en la Huelga Tranquila.

La huelga tranquila consiste en participar activamente en una, dos o tres de las siguientes huelgas y, asimismo, darlas a conocer a los demás:

La huelga de publicidad: Cuando vemos televisión y cada vez que salga publicidad, cortaremos el sonido o cambiaremos de canal. Con este simple acto, impediremos que los mensajes publicitarios no logren su objetivo sobre nosotros ni sobre nuestra familia. Aunque no prestemos atención a los anuncios, éstos de forma inconsciente ocupan un espacio en nuestro cerebro y, en la mayoría de las ocasiones, terminan condicionándonos inconscientemente en muchas de las elecciones de consumo que hacemos. Por otra parte, privaremos a las grandes empresas de su poder de incitación al consumo y pondremos fin a su capacidad de manipulación de nuestros deseos y necesidades.

Paralelamente, intentaremos no dar audiencia a los programas de TV basura ni a los noticiarios que difundan principalmente calamidades, atentados y crímenes. Tampoco nos ayuda ver películas cuya trama se desarrolla con escenas violentas y sangrientas. En la mayoría de los casos, el exceso de noticias sobre violencia, robos, asesinatos, tragedias y destrucción que nos muestran los programas informativos nos producen desasosiego, indignación e impotencia, pues generalmente nada podemos hacer y de poco nos sirve conocerlos; más bien, nos suelen generar miedos y preocupaciones.

Veamos principalmente emisiones televisivas o a través de internet que nos aporten conocimientos útiles, que nos hagan más despiertos y nos estimulen interna y espiritualmente. Sigamos las publicaciones que nos transmitan esperanza, y a las que nos den conocimientos que nos sirvan para entender y solucionar los problemas de actualidad. Prestemos atención a la información verdaderamente importante para nosotros a través de la TV y radio cultural, magazines científicos, reuniones, cursos, conferencias, libros, charlas entre amigos, Internet, teatro, cine, etc. Todo ello nos presentará la realidad que sí nos interesa conocer y que además nos estimulará a participar en la creación de un mundo mejor y más justo como, por ejemplo, haciéndonos ver la raíz de los graves problemas que aquejan a la humanidad, para así poder tomar las decisiones más certeras a la hora de actuar.

La huelga verdeVer “La Guía Verde”

La huelga de consumo:  Haremos lo posible por aplicar los siguientes criterios de consumo responsable:

  1. Comprar productos locales o regionales elaborados en pequeñas o medianas empresas. Nunca consumir productos procedentes de grandes compañías o multinacionales que generalmente compran materia prima y elaborada sin criterios de comercio justo e incluso, la mayoría de las veces, con abuso de mano de obra infantil o muy barata procedente del injustamente llamado “tercer mundo”. Comprando así, empezaremos a evitar que se continúe explotando laboralmente a millones de seres humanos.
  2. Comprar productos que se comercialicen bajo criterios de “comercio justo”, siendo éste un sistema de comercio alternativo que favorece el desarrollo sostenible. El comercio justo se puede definir como un movimiento social, integrado por productores, comerciantes y consumidores que trabajan por un modelo más justo de intercambio comercial, con pocos o ningún intermediario, posibilitando el acceso al mercado de los productores más desfavorecidos.
  3. Consumir productos de alimentación ecológicos, o en su defecto, aquellos que sepamos de alguna forma que proceden de cultivos no manipulados genéticamente. En este sentido, Greenpeace edita regularmente una guía sobre alimentos comercializados no transgénicos.
  4. En cosmética, comprar sólo productos que lleven el símbolo de certificación de no testado con animales o, al menos, que estén certificados como cosmética natural o ecológica producidos dentro de la Unión Europea, donde la legislación prohíbe que se prueben los agentes químicos de dichos productos con animales.
  5. Comprar sólo lo estrictamente necesario.
  6. No comprar con tarjetas bancarias. Usarlas sólo en los cajeros automáticos para sacar dinero y para consultas.
  7. Confiar nuestros ahorros a la banca ciudadana (cooperativas de crédito) o a instituciones solidarias que favorezcan el desarrollo de países subdesarrollados y/o de grupos sociales desfavorecidos, como por ejemplo a través de la “banca ética”. Estos bancos apoyan el comercio justo, cooperan con proyectos de desarrollo sostenible y suelen participar en “los países del SUR” mediante sistemas de microcréditos.
  8. En la medida de lo posible, donar parte de nuestros ahorros a personas o familias necesitadas de nuestro entorno, o bien a causas solidarias que podamos seguir y supervisar.

Al mismo tiempo, intentaremos sanear nuestras economías domésticas simplificando nuestro estilo de vida, reduciendo gastos y unificando o cancelando préstamos. En cuanto a los bienes materiales que ya no sean útiles para nosotros, los venderemos en el mercado de segunda mano, los cambiaremos mediante trueques o simplemente los donaremos.

De las tres huelgas, la huelga de consumo es posiblemente la más difícil de practicar, sin embargo, quizás sea la más efectiva. El efecto colateral que seguramente llevaría aparejado de manera temporal sería el desempleo estructural, siendo entonces necesario apoyar todas las iniciativas y proyectos empresariales que respeten los criterios de justicia social (comercio justo) y sostenibilidad ambiental (productos artesanos y ecológicos locales). Apoyaremos a todas las pequeñas y medianas empresas que surjan como consecuencia del mercado disponible que dejarán las multinacionales cuando comiencen a cerrar sus factorías y establecimientos.

Como último apunte importante para la huelga de consumo, en España desde hace más de 30 años existen iniciativas de ciudadanos que reúnen sus ahorros, con la forma jurídica de cooperativas de crédito, para financiar y ayudar a otros ciudadanos con dificultades económicas y necesidades de financiación para proyectos solidarios y sostenibles. Los grandes medios de comunicación lo ocultan porque no interesa que la ciudadanía lo sepa. La gran mayoría de los medios de comunicación del planeta están en manos deunas pocas y poderosas multinacionales que dominan el mundo editorial, producción de programas y series televisivas, películas, prensa y por supuesto radio y televisión. A su vez estas multinacionales son controladas y dirigidas por influyentes magnates de la banca y las finanzas. Por tanto, es obvio que de tales proyectos de banca ciudadana nada se diga, puesto que no interesa que los ciudadanos de a pie se puedan convertir en banqueros y se autofinancien entre ellos.

¿CÓMO PRACTICO LA HUELGA TRANQUILA Y HASTA CUANDO?

La Huelga Tranquila podemos expresarla en la calle a través de un sencillo símbolo y de colores. El símbolo es el círculo y los colores son el azul para la huelga de publicidad, el verde para la huelga verde y el amarillo para la huelga de consumo. Todos los que participemos podemos llevar en un lugar visible de nuestro vestuario o indumentaria, el círculo del color correspondiente a la huelga que practiquemos en ese momento. También sería positivo mostrar el círculo de color, en nuestro vehículo, en el exterior de nuestra vivienda, y en complementos como bolsos, mochilas o carpetas. El tamaño y material con el que se haga será de nuestra elección. Si sólo participamos en una de las tres huelgas, llevaremos un circulo con el color que corresponda y si participamos en todas el circulo será blanco.

Evidentemente, las personas que se identifiquen con este proyecto de cambio, pero no deseen mostrarse a los demás con el símbolo correspondiente, participarán de una forma más discreta, pero sin lugar a dudas, su cambio de consciencia a la hora de consumir, hará que sirvan de referencia a las personas de su entorno. No obstante, llevar la simbología de la Huelga Tranquila visible, acelerará el proceso concienciación debido a que muchas personas nos preguntarán por su significado. Asimismo, sería extraordinario poder ver por la calle, un número creciente de personas portando los círculos de colores, puesto que de esta forma nos sentiríamos identificados con la misma causa, sabríamos que no estamos solos y nos permitiría intercambiar ideas, experiencias e información relevante sobre consumo responsable y comercio justo, además de conocer otros estilos de vida saludables y respetuosos con el medio ambiente.

Como hay muchas personas que ya practican el consumo responsable, éstas solo tendrán que mostrar el círculo correspondiente a la huelga que practican. No obstante, pensamos que el orden lógico de adhesión a las huelgas de consumo sería: empezar por la más fácil de practicar, y terminar con la que posiblemente será la más complicada, es decir, primero la huelga de publicidad, después la huelga verde y por último la huelga de consumo.

Una vez que nos comprometamos a secundar una de las tres huelgas o las tres a la vez, trataremos de tomar más consciencia a la hora de consumir y, también, cuando apliquemos los criterios ecológicos de la guía verde. Evidentemente, si casi nunca hemos practicado el consumo consciente, al principio sólo bastará con aplicar algunos criterios de consumo responsable para ir aumentando poco a poco la aplicación del resto, siempre que estén dentro de nuestras posibilidades. Cuando hayamos integrado en nuestros hábitos y conductas la mayor parte de los criterios de la primera huelga, pasaremos a practicar la segunda, mostrando entonces el círculo de color correspondiente, pero sin olvidarnos de la primera. Por último, pasaremos al círculo blanco cuando hayamos integrado la mayoría de los criterios de las dos primeras huelgas y comencemos a practicar la tercera.

Si vemos, que por las circunstancias en las que vivimos, no podemos progresar hasta llegar al círculo blanco, persistiremos en seguir mostrando el que corresponda a la huelga que estemos apoyando y así, permitir que continúe su difusión dentro del entorno social en el que nos movemos. El proceso de aprendizaje será diferente para cada persona. Habrá quienes en pocas semanas habrán integrado en su estilo de vida la mayoría de los criterios de consumo responsable, sin embargo, habrá quienes tardarán meses o años, dependiendo de factores tan diversos como la motivación, la educación, el entorno laboral y social, o simplemente, según el tiempo que le dediquen a la búsqueda y estudio de las múltiples alternativas al consumo indiscriminado e irresponsable.

Como pensamos que este proyecto de cambio debe ser global, los que tengamos el privilegio de iniciar la huelga tranquila, deberemos secundarla indefinidamente apoyándonos los unos a los otros, hasta conocer fehacientemente que esta revolución social que ahora se inicia, se extiende a la mayor parte de los pueblos de nuestro Hogar-Tierra.

Firmado: UN GRUPO CUALQUIERA DE SERES HUMANOS

“La imaginación lo es todo,es el avance de lo siguiente que atraerá la vida”

– Albert Einstein –

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