Por Sara Outeiral
Luego de este histórico 8 de marzo, debemos analizar los triunfos, los avances y los errores.
Es evidente que fuimos muchas las mujeres que gritamos en las calles que lo queríamos todo, bajo una consigna clara: ¡“Todos los derechos son nuestros”!
Con estas palabras lo que quiero es dignificar a las mujeres silenciadas que, muchas con el empuje de sus compañeras en esta jornada, encontraron la herramienta necesaria para seguir adelante. Compañeras conseguiremos la emancipación colectivamente.
No soy un caso aislado ni un referente para nadie, pero puedo analizar con vosotrxs los aciertos y los errores para así, ayudar a más compañeras, a esas silenciadas.
Fui una mujer maltratada física y psicológicamente, una mujer silenciada que por todas las trabas que el patriarcado y el capitalismo nos impone socialmente y jurídicamente no fue quien de dar pasos adelante con cierta rapidez y audacia. Pasó un año hasta que psicológicamente luego de la ayuda de especialistas y amigxs conseguí dar el paso y denunciar al maltratador. No fue una decisión fácil, nunca lo es, menos cuando socialmente seguramente muchxs no te crean o te juzguen, hay que obviar eso. Lo correcto es que si con mi caso no se hace justicia, pueda hacerse de una forma más fácil si vuelve a ocurrir.
Como dije, nunca es fácil tomar la decisión y menos cuando te consideras una mujer politizada y entregada al mundo del activismo feminista. ¿Cómo me ocurrió a mí? Compañeras, no es culpa vuestra, puede pasarle
a cualquiera. Hacen falta dar pasos adelante para visibilizar que no debes avergonzarte y puedas recorrer el camino que necesites para recuperarte.
Son muchas las situaciones, en la mía, el denunciado es un personaje público, lo cual complica más todo lo que significa y las consecuencias para una mujer que milita políticamente en una sociedad patrialcalizada. Hasta en los espacios denominados feministas luchas con esta lacra y siendo consciente que seguramente tú quedes “marcada”. Entonces, ¿qué es el correcto?: ¿Dejarlo pasar?, o ¿enfrentarte a la situación?
Otra traba y no menos importante es el sistema judicial, la falta de educación en género por parte de lxs profesionales es alarmante. Ya no digamos si no eres solvente económicamente, la diferencia de capital para una buena defensa es esperpéntica.
Durante todo el proceso judicial dan ganas de echarse atrás, pero no lo hagáis, es un camino amargo pero debemos visibilizar la situación del sistema y ayudarnos unas a otras en momentos como este. O tienes en tu mano una evidencia 100% clara u olvida que crean tus palabras y la penuria por la que pasaste y por supuesto, estás reviviendo. De todas formas, no dudaría en volver a hacerlo. Debemos cambiar el sistema que nos juzga.
Lo más fácil es que corra el tiempo, pero no podemos caer en esa cueva. Debemos organizarnos y formar redes de apoyo.
Mujer maltratada, mujer marcada, mujer impotente… Sí, soy todo eso. Estas características no dejarán que siga saliendo a las calles a luchar con vosotras y que si contar mi experiencia ayuda a una sola mujer ya quedo completamente satisfecha.
Con todo esto pido más sororidad, Casas de la Mujer en todos los Ayuntamientos, ayuda y asistencia con rapidez, educación en género para el sistema, mayor inversión económica en violencia de género…
Hermanas me abro por vosotras, no me avergüenzo. Acabemos con la violencia machista.
No seré una mujer libre mientras sigan existiendo mujeres sometidas.
Audre Lorde
Se el primero en comentar