Irak | La economía del Kurdistán de Irak al borde de la fallida.

La situación en Bashur (Kurdistán de Irak) continúa empeorando. A las casi dos millones de personas acogidas como refugiadas, sin mucho apoyo internacional, se añade una economía en claro declive.

Un modelo inviable en el contexto actual

El gobierno autónomo probó de levantar una estructura económica no dependiente del petróleo y, desde el año 2003, cuando cayó el régimen de Saddam Hussein, buscaron inversiones extranjeras de todo tipo, por ejemplo del turismo. Atraer turismo a sólo unos pocos kilómetros del frente de guerra ha resultado una utopía. El Estado Islámico está situado justo al sur del Kurdistán. Con ataques constantes sobre Kirkuk, Maxmur, Gevers o Sinjar. Incluso la capital, Erbil, está amenazada. Levantar infraestructuras ha resultado inútil y la tasa de pobreza ha pasado del 3% en 2013 a 12% en 2014. Las inversiones han pasado de 12.000 millones de dólares hace dos años a menos de 1.000 millones en la actualidad.

 


Deslealtad del gobierno central iraquí

A este factor se ha añadido la constante irresponsabilidad del gobierno central iraquí. 680.000 funcionarios, incluyendo decenas de miles de militares peshmerga, hace más de un año que no cobran regularmente sus sueldos. Un tercer factor han sido las personas refugiadas. La situación deviene paradójica pues es el gobierno de Bagdad quien recibe las ayudas para acoger refugiados sirios cuando en realidad es el gobierno kurdo quien los acoge. Y a menudo el primero no transfiere los fondos al segundo como medida de presión política.

Ola de refugiados internos

El Kurdistán iraquí no ha cerrado las fronteras a nadie. Ha acogido un espesor inmenso de población fugitiva, principalmente árabe, pero también a los cristianos asirios que hoy en día viven acogidos en el Kurdistán. La inmensa mayoría de refugiados sirios en Irak, un 95%, viven precisamente en la región kurda. El gobierno presidido por Masud Barzani, acoge los desplazados internos iraquíes que suman 1.910.000 millones personas. Teniendo en cuenta que la población del Kurdistán autónomo es de unos cinco millones de personas, esto significa que uno de cada cuatro habitantes de la región es, en realidad, una persona refugiada o desplazada.

El petróleo

El motivo principal de la crisis es la caída del precio del petróleo, el producto principal de la economía del sur de Kurdistán. Bagdad ha intentado bloquear por todos los medios la venta de petróleo kurdo en el exterior, en Turquía, Israel, Estados Unidos o el mercado báltico. Los esfuerzos del gobierno kurdo para vender este recurso natural que equilibraría la balanza de pagos se han convertido cada vez más en inútiles pues en poco menos de dos años el barril ha pasado de más de 120 $, a principios de 2012, a los 30 $ actuales. El aumento de producción ha empeorado un escenario catastrófico. El año 2014, con un enorme esfuerzo, se aumentó la producción en más de 600.000 barriles por día (bpd), pero a precios corrientes la región se encuentra con un déficit mensual de 700 millones de dólares.

Por si fuera poco, el acuerdo del año pasado por el que el Gobierno Regional del Kurdistán lograba exportar 550.000 bpd a través de la empresa estatal SOMO de Irak nunca se aplicó por parte del gobierno de Bagdad que resto claramente influido por Irán. Este estado observa el Kurdistán como una competencia por su propio petróleo.

La bomba de los funcionarios 

Con la economía al borde de la quiebra el gobierno, acusado de corrupto y nepotismo, ha decidido recortar los sueldos de los funcionarios. Si en Cataluña, un recorte de las pagas extras supuso, supone, aún, protestas constantes, en el Kurdistánel recorte ha sido desde diciembre del 50% de los salarios del funcionariado, incluidos los ministros. Ello está provocando una situación cada vez más tensa.

La deuda del Kurdistán es creciente y se cifra en 16.000 millones de dólares. Los funcionarios, aparte de ver rebajados sus sueldos, se encuentran en que ya acumulan cuatro meses de atrasos. Occidente envía armas y alguna ayuda humanitaria pero con esto cuesta mantener más que una, literalmente, economía de guerra. Qubad Talabani, viceprimer ministro del gobierno kurdo, advierte que empiezan a sufrir deserciones militares pues muchos kurdos se están jugando la vida contra el IS y no pueden ni enviar dinero a su familia.

Al borde de la fallida

 Talabani ha sido claro: la Región del Kurdistán de Irak está en peligro de ser ahogada por un «tsunami» económico ya que los precios mundiales del petróleo se desploman y deben mantener un esfuerzo inmenso de la guerra contra el Estado Islámico. Los recursos que se destinan a la guerra no permiten estabilizar la situación social. «El mundo se centra en la guerra contra el Estado Islámico, pero nadie gana una guerra en quiebra». «No estamos en quiebra, pero si no promulgamos reformas estructurales y reales de la situación actual no es sostenible», afirma Talabani.

Las reformas se centrarán en tres áreas: los subsidios a los combustibles, el sector de energía y la nómina pública. El coste mensual total asciende a 800 millones de dólares al mes. El Gobierno ya ha abierto el mercado de combustible a empresas privadas y considera la venta de partes del sector eléctrico. Difícilmente, todo ello, puede levantar una economía atrapada entre la guerra y el precio del petróleo.

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