Economía | La Economía del Bien Común: en busca de un nuevo paradigma económico

Por Joan Ramón Sanchis 

El fracaso del sistema comunista, al menos en su implantación en los llamados países del socialismo real, y el desengaño del sistema capitalista con sus crisis económicas y excesos de poder de mercado, abren la vía a nuevos sistemas alternativos. La Socialdemocracia europea y la Tercera Vía han sido intentos por buscar un nuevo paradigma económico y social alternativo al comunismo y al capitalismo que han acabado en fracaso o que no han tenido el impacto suficiente. Por otra parte, dentro del propio sistema capitalista han surgido modelos que han intentado suavizar o paliar parte de los efectos devastadores del capitalismo como la Economía Social, el Tercer Sector, la Economía Solidaria, la Economía Sostenible, la Teoría del Decrecimiento o la Responsabilidad Social Empresarial, entre otros. Los efectos de todos estos modelos han sido parciales y locales, de manera que no han resuelto las graves contradicciones que genera el sistema capitalista y las desigualdades económicas y sociales han seguido aumentando de manera constante a lo largo del tiempo. El Estado del Bienestar, uno de los mayores logros sociales en Europa, se está desmantelando a pasos agigantados, mientras las grandes corporaciones financieras internacionales siguen ganando poder de mercado y también político.

Ante el panorama descrito, se hace necesario encontrar un nuevo modelo económico y social alternativo al capitalismo, que a la vez sea capaz de garantizar la democracia y la libertad. “Quien está contra el capitalismo, no ha de estar necesariamente a favor del comunismo”. La crisis del 2008 ha tenido de positivo que ha abierto nuevas posibilidades de economía crítica y alternativa en la sociedad, rompiendo así el modelo neoliberal de pensamiento único. Los movimientos de protesta como el 15M han favorecido cambios sociales y económicos, de manera que la sociedad civil está ofreciendo alternativas viables a los problemas del capitalismo. El uso de las redes sociales y de las tecnologías de la información y la comunicación ha ayudado a implementar nuevas formas económicas más justas, equitativas y solidarias como la economía colaborativa, la economía circular y la banca ética y social, entre otras. Hay, por tanto, un movimiento de protesta anticapitalista que se está traduciendo en acciones reales concretas y viables, pero que a la vez están en peligro de ser absorbidas por el capitalismo corporativo y financiero, como ya ha sucedido en otros momentos históricos. La economía colaborativa puede acabar en manos de las grandes empresas tecnológicas y las finanzas éticas y solidarias en manos de los grandes grupos bancarios internacionales.

Para impedir que esto suceda, sería necesario consolidar un modelo económico y social alternativo sólido y aglutinador de todas estas tendencias. El sociólogo y activista político austríaco Christian Felber publica en el año 2008 el libro Nuevos valores para la economía, en el que plantea las bases para un sistema alternativo al capitalismo y al comunismo; y con el apoyo de un grupo de empresarios austríacos es capaz de describir un nuevo modelo económico y social denominado Economía del Bien Común (EBC) y que publica en un libro en el año 2010. El movimiento comienza a andar el 1 de octubre de 2010 y un año después (el 5 de octubre de 2011), se presentan los resultados correspondientes a los balances del bien común de las primeras 100 empresas pioneras. Los principios legales de la EBC residen en las Constituciones o leyes básicas de los Estados, donde se destaca que la actividad económica ha de servir los intereses generales y el bien común o bien público. Esto significa que el fin último de la EBC es el de hacer que se cumpla el principio del bien común y el interés general recogido en la Constitución. En la actualidad, el movimiento de la EBC está implantado en Europa, América del Norte y Latinoamérica y en cerca de 2 mil empresas de unos 30 países.

Los valores de la EBC son los principios básicos y universales de los derechos humanos:  la dignidad humana, la solidaridad, la sostenibilidad ecológica, la justicia social, la transparencia y la participación democrática. Según este modelo, la economía ha de estar al servicio de las personas y el dinero y el capital no han de ser un fin en sí mismo si no un instrumento. Para ello, las reglas de juego básicas del capitalismo, esto es, el afán de lucro y la competencia, se han de sustituir por la contribución al bien común y la cooperación. El fin último ha de ser la felicidad de las personas, por lo que los indicadores clásicos de la economía, el Producto Interior Bruto (PIB) de los Estados y el Balance financiero de las empresas, ya no son útiles. La EBC propone como indicadores adecuados el Producto del Bien Común (PBC) y el Balance del Bien Común (BBC). El PBC sirve para medir el crecimiento de un país, incluyendo dentro del mismo aspectos como la cohesión social, la solidaridad, la participación, la calidad de la democracia, la política medioambiental, el justo reparto de los beneficios, la igualdad de género, la igualdad salarial, etc., valores que no recoge el PIB A nivel macroeconómico. La EBC propone que el crecimiento económico no sea un fin en sí mismo si no un medio para alcanzar los fines del bien común, que son reducir la huella ecológica y conseguir la sostenibilidad del territorio. Se proponen como medidas concretas la reducción de la jornada laboral (entre 30 y 33 horas semanales), una cooperación monetaria global para el comercio mundial, el uso de monedas regionales como complemento de la moneda nacional (para evitar la especulación del dinero), la creación de una zona del comercio justo (Zona del Bien Común), la creación de un Banco Central Democrático controlado por la ciudadanía, el establecimiento de límites a los ingresos (máximo de 10 veces el salario mínimo) y los patrimonios y la aprobación de ventajas legales para todas aquellas empresas que cumplan con los criterios del  Balance del Bien Común, entre otros aspectos. También se propone completar la democracia representativa con la democracia directa y participativa, de manera que la ciudadanía pueda participar de forma directa en las decisiones que les afectan y controlar también directamente a sus representantes políticos.

A nivel microeconómico, la EBC propone el Balance del Bien Común (BBC) como el instrumento adecuado para medir el éxito de una empresa. En este sentido, el éxito empresarial ya no depende de su capacidad para generar beneficios económicos y financieros, si no de su impacto social, esto es, del beneficio que la empresa puede generar en la sociedad y en general en sus grupos de interés. Para dar un paso más allá de la Responsabilidad Social Empresarial clásica, el movimiento de la EBC propone que el BBC cumpla con ocho metacriterios: universal, medible en puntos neutrales, comparable entre empresas, comprensible para todas las partes interesadas, público, auditado de forma externa, obligatorio y con consecuencias legales. Cuanto mejor el resultado, más bajos los impuestos, aranceles, intereses, etc. según el lema “con ética al éxito”. El balance financiero de la empresa será un instrumento para conseguir el beneficio social. La herramienta adecuada y necesaria para la realización del Balance del Bien Común será la Matriz del Bien Común,  a través de la cual se consigue interrelacionar los valores universales de la dignidad humana, solidaridad, sostenibilidad ecológica, justicia social y democracia con los grupos de interés o de contacto (empleados, proveedores, clientes, financiadores, soberanía, generaciones futuras y naturaleza). Esto genera 17 valores de intersección que a través de su cuantificación numérica (puntos obtenidos) permite medir el grado de aporte de la empresa al Bien Común. Los 17 indicadores que incluye la Matriz son: gestión ética de los suministros, gestión ética de las finanzas, calidad del puesto de trabajo e igualdad, reparto justo del volumen de trabajo, promoción del comportamiento ecológico de las personas empleadas, reparto justo de la renta, democracia interna y transparencia, venta ética, solidaridad con otras empresas, concepción ecológica de productos y servicios, concepción social de productos y servicios, aumento de los estándares ecológicos y sociales sectoriales, efecto social y significado del producto/servicio, aportación a la comunidad, reducción de efectos ecológicos, minimización del reparto de ganancias a externos y transparencia social y participación en la toma de decisiones. Además, se valoran también una serie de criterios negativos, que lo que hacen es restar puntos, como el quebrantamiento o incumplimiento de las normas de trabajo de la OIT y de los derechos de las personas, productos indignos para el ser humano (armas, centrales nucleares, tecnologías genéticas y bienes de lujo), suministro y cooperación con empresas que lastiman la dignidad humana, compra hostil, patente defensiva, precio dumping, gran impacto medioambiental a ecosistemas, incumplimiento grave de especificaciones medioambientales, obsolescencia programada, remuneración desigual a hombres y mujeres, reducción de los puestos de trabajo o desplazamiento de la ubicación pese a tener ganancias, filiales en paraísos fiscales, interés de capital propio superior al 10%, no revelación de todas las participaciones o filiales, impedimento de un comité de empresa y no publicación de los flujos de filiales a lobbies.

Con toda esta información hemos querido dar a conocer un nuevo modelo económico y social que surge al albor de la última crisis económica (la iniciada en 2008) y que mediante una visión holística, intenta integrar las diferentes acciones que desde una visión crítica y alternativa han ido surgiendo desde la propia sociedad civil (de abajo hacia arriba) durante los últimos años y como respuesta a los efectos de la crisis. La EBC representa un nuevo modelo alternativo al capitalismo que podría convertirse en el nuevo paradigma económico a seguir. Sus principios, valores y normas no son nuevos, no inventa nada, si no que lo que hace es aprovechar los valores surgidos de la revolución industrial del Siglo XIX y que durante más de 100 años han regido el funcionamiento de las empresas de la Economía Social y de las Cooperativas. Sin embargo, su aportación, su valor añadido, es que lo hace desde un planteamiento global, que incluye tanto el ámbito macro como micro de la economía, y desde un enfoque universal (mundial), por lo que se suma a los procesos de globalización pero desde una perspectiva positiva en favor de las personas y no del capital. Por tanto, la EBC puede ser la verdadera palanca del cambio económico y social que tanto necesitamos.

No obstante, hemos de ser conscientes que se trata de un movimiento aún incipiente, de apenas seis años de vida, y de una implantación todavía muy limitada, lo que hace muy difícil una valoración real de su grado de impacto y de repercusión. Además, las dimensiones y variables que se proponen cuantificar tanto en el Producto del Bien Común como en el Balance del Bien Común son de muy difícil medición. De hecho, el principal inconveniente de la EBC es la falta de indicadores sistemáticos y contrastados para medir las variables que se proponen. Precisamente, esta es una de las principales preocupaciones de sus seguidores y de hecho el propio movimiento reconoce que se trata de un proceso abierto y dinámico, de manera que éste se irá concretando en la medida en que vaya avanzando. También hemos de ser conscientes de que la EBC no plantea una revolución en sí mismo, si no que de hecho es un modelo que se implanta dentro de la economía de mercado, que no cuestiona el mercado, si no las reglas con que se rige el mercado (competencia y afán de lucro). Desde mi punto de vista, una de sus aportaciones más destacadas es querer trasladar a las empresas de capitales los valores que rigen el comportamiento de las empresas sociales, premiando dicho comportamiento con ventajas legales. En este sentido, con la implantación de la EBC se consigue que las empresas aumenten su compromiso con la sociedad en general y con cada uno de sus grupos de interés en particular. Por tanto, aunque no supone una revolución en sentido global, sí que plantea las bases para una revolución a través de pequeños pasos y avances, lo que puede ser precisamente una garantía para su éxito. Valoremos pues en sus justos términos este nuevo modelo y démosle una oportunidad. No tenemos nada que perder pero sí mucho que ganar.

8 Comments

  1. Creo que no es tan difícil de entender como sería un modelo de EBC, e incluso no es difícil de abordar si hubiera voluntad de hacerlo. Pero la cuestión es esa, no hay voluntad de hacerlo, porque si tengo un gran capital e invierto en diamantes gano mucho dinero, pero si resulta que el trigo me lo quitan de las manos y ganó aún más, a lo mejor no querría oír hablar de bien común, y esto se puede aplicar a electricidad, medicinas y todos los productos que son precisamente los que tendría que garantizar una EBC.
    Así que el camino sería garantizar el cumplimiento de los derechos humanos, techo, educación, salud y comida, e incluso empleo, y a partir de ahí dejar trabajar al capitalismo, porque aunque se diga que garantizar la supervivencia fomentaría el inmovilismo, yo creo que conformistas habrá, pero la mayoría de nosotros, si puede, prefiere tener piscina.
    Pero hay demasiados intereses que implantan en las mentes de gran parte de la sociedad la falacia de el abstencionismo y en cierto modo, la convicción de que el pobre se lo merece, por eso puedes oir a acomodados decir que los servicios se los tiene que pagar cada uno, sobretodo porque nunca se han pagado un tratamiento de cáncer completo en una sociedad sin sanidad pública.
    Y sobre el empleo, ya va siendo hora de abordar el desfase entre crecimiento tecnológico con el consiguiente crecimiento de beneficios frente al precarización laboral, es decir si decrece el empleo por la alta mecanización habrá que restar horas a las jornadas, pero sin perder poder adquisitivo. De esa manera se compensaría el decrecimiento, pero el reparto de riqueza se equilibraría, además de beneficios derivados, como conciliciación, igualdad de género, etc.

  2. El articulo es muy bueno, y presenta la vision general del cambio en el modelo económico financiero, que necesita la sociedad ante la demanda de la nueva realidad social. Y preguntamos: ¿es la EBC un modelo económico financiero completo?. si el articulo comienza expresando el problema del «exceso poder del mercado» en el sistema capitalista y termina diciendo «no cuestiona el mercado, si no las reglas con que se rige el mercado (competencia y afán de lucro)» ¿la EBC busca eliminar la competencia y el afán de lucro? o quiso decir ¿la EBC busca solucionar con nuevas reglas un problema egoista de los seres humanos?. ¿es posible solucionar un problema educativo, de formacion del ser humano, con nuevas reglas?. Y lo resalta claramente el escritor al afirmar que el problema actual de la EBC es su dificil medicion.
    Para responder todas estas preguntas, necesitamos primero aclarar algunos puntos basicos.
    1- Las leyes fundamentales de la economía: https://bienestarmutuo.org/las-leyes-fundamentales-de-la-economia/
    2- Aprender que es el dinero, la economia y las finanzas: https://bienestarmutuo.org/dinero-economia-y-finanzas/
    3- Reconocer el problema milenario de tratar de solucionar un problema educativo con reglas: https://bienestarmutuo.org/problema-supervisor-error-comun-relaciones-sociales/

    Para responder rapidamente, la EBC son un excelente grupo de indicadores sociales necesarios para un nuevo modelo social, pero que fracasa y fracasara si intenta usarse como reemplazo a un nuevo modelo educativo. (https://bienestarmutuo.org/diez-principios-de-la-nueva-educacion/). es decir la EBC necesita a gritos un nuevo modelo educativo.

    Cuando hablamos de los «excesos del mercado» en verdad el autor se refiere es a la falta de cumplimiento de las 2 leyes de la economía, tal como lo describimos en el punto 1. Ha de notarse, que esto es independiente de la EBC y de sus indicadores.

    Como punto final: Puede la EBC promover la igualdad de generos total, si fisicamente y mentalmente los hombres son diferentes a las mujeres. Y aqui, solo puedo hablar cientificamente tal como lo hace el cientifico Desmond Morris, es su aclamada obra «el mono desnudo». Esta sociedad decadente, actualmente ha generado cerca de 60 diversidades sexuales (https://www.youtube.com/watch?v=yGk0ldCXJQA).

  3. Muy interesante, no a lo que me apuntaría con mi mayor entusiasmo, en absoluto, pero algo habrá que hacer, en efecto, al menos a la espera de soluciones más ilusionantes. Aún habré de hacer una segunda lectura mucho más exigente para constatar, o al menos intuir o desentrañar quiénes serán los que se ocupen de valorar la bondad de los resultados, los controles que se establezcan o incluso los correctivos al funcionamiento del modelo o sistema; es de suponer que no se espera una especie de autocontrol, autocorrección o control depositado en manos de la ciudadanía, que premiará a los buenos y castigará a los malos en función del grado de cumplimiento de las exigencias de diversas cartas magnas o derechos humanos. Una sola cosa, para finalizar, y ya que acabo de leer en el comentario de quien parece el autor del artículo esta lamentación, que comparto, cómo no: «Me preocupa enormemente la falta de cultura económica que existe en este país». Tiene más razón que un santo y además me siento concernida, pero, al menos a mí, me preocupa todavía más -es cuestión de jerarquías- que este país no alcance el grado medio de expresión escrita de otros, y así, aparezca en un texto redactado por un profesor universitario -me ha parecido entender- sobre media docena de «si no» en lugar de «sino» en fórmulas lingüísticas tan sencillitas como: NO esto SINO lo otro. En una palabra, tratemos de hacerlo todos lo mejor posible. ¿No constituye acaso la medula del artículo el buen hacer y la exigencia por parte de todos para superar carencias y malas prácticas? Me estoy limitando, pues, a extrapolarlas a todo campo.

    • Agradezco a Hanna, entiendo que ese es su nombre, las correcciones gramaticales. Y aunque lo que realmente me interesa es la comprensión del contenido del artículo, reconozco la importancia que ha de tener también la corrección en la expresión escrita y, en este sentido, aún siendo Catedrático de Economía y no de Filología, y sin ánimo de justificar mi error, prometo esforzarme más en escribir correctamente. Solo espero que la intención del comentario no sea la de quitar valor al contenido del artículo por haber cometido algún error gramatical en el mismo. Entrando en las valoraciones de fondo del artículo, he de señalar que las empresas que utilizan las herramientas de la EBC han de someterse a auditorías externas, las cuales serán realizadas por expertos auditores en EBC. Por otra parte, las empresas de la EBC han de crear mecanismos propios de autocontrol y estar sometidas también al control ciudadano, como también deberían estarlo las propias Administraciones Públicas. En todo caso, no se trata de premiar o de castigar ni tampoco de clasificar a las empresas entre buenas y malas; se trata de ofrecer ventajas legales a aquellas empresas que mantengan un mayor compromiso con el medio ambiente, con la sociedad y con sus diferentes grupos de interés. Creo que en este caso es usted, Hanna, quien debería cuidar las palabras y utilizarlas con propiedad. Espero no haber cometido demasiados errores gramaticales en este escrito de respuesta.

  4. Después del paso del artículo por Menéame, he observado numerosos comentarios despectivos contra la EBC e incluso en algunos casos contra mi. Es un riesgo que has de correr cuando sometes tus trabajos a la crítica masiva. Pero al margen de eso me preocupa enormemente la falta de cultura económica que existe en este país. El pensamiento neoliberal sigue predominando casi como pensamiento único entre una gran cantidad de ciudadanos y esto es muy preocupante. Más motivo para seguir difundiendo nuevas ideas alternativas y críticas. Os animo a difundir las ideas y planteamientos de la Economía del Bien Común.

  5. Porque es por todos y para todos. Hace falta mas concienciación y más difusión.. el objetivo, al fin y al cabo, es el que todos deseamos, «la felicidad», por ello, vale la pena educar por el bien común, a grandes y pequeños, con una filosofía ecologista tanto material como emocionalmente… desde un espíritu saludable y con corazón. Gracias por su aportación. Saludos. Cristina Giménez

    • Gracias a Cristina Giménez por su visión positiva. Lo cierto es que en situaciones de crisis económica con miles de ciudadanos pasándolo mal, sin trabajo y sin prestación por desempleo, hacen falta soluciones reales. No podemos aceptar una reforma laboral que nos condena a empleos precarios y bajos salarios. Las empresas tienen que entender que lo mejor para todos, incluidas ellas, es diponer de empleos de calidad y salarios apropiados. Solo así podemos construir un modelo productivo sostenible. La EBC puede ayudar a ello.

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