La deriva de Ciudadanos y su auténtico rostro

Por Rafael Silva Martínez

“La jugada está casi resuelta. A Ciudadanos le han camuflado bajo una falsa apariencia de partido descafeinado aunque, en realidad, cabe ubicarle, según terminología clásica, en la extrema derecha, dispuesto a seguir defendiendo los mismos intereses que los otros grupos que se han alternado hasta la fecha, es decir, los del gran capital”

(Antonio José Gil Padilla)

Es la formación política que lidera Albert Rivera un magnífico ejemplo de la política llevada al terreno de la manipulación. Ciudadanos es, sin más, un partido de derechas. Un partido que incluso supera al mismísimo Partido Popular por su derecha en muchos aspectos. Pero sin embargo, lidera actualmente las encuestas de intención de voto para unas próximas elecciones, según la mayoría de medios de comunicación dominantes. Y aparte de la mayor o menor «cocina mediática» a la que estas encuestas puedan estar sometidas, el «mérito» de Ciudadanos está simplemente en engañar, en ocultar su auténtico rostro, en no desvelar sus verdaderas intenciones. Ciudadanos se fundó por un grupo de intelectuales de ideología de derechas en el ámbito catalán, como respuesta al creciente nacionalismo que se daba en dicha comunidad. Con el tiempo, a base de engaños y manipulaciones, de disfraces y medias verdades, de barata demagogia y de ocultar sus intenciones, fueron absorbiendo el antiguo espacio político que ocupaba la ya extinta UPyD de Rosa Díez, y pasaron al ámbito nacional, en el cual han propugnado la regeneración política y el «cambio tranquilo» (otro de sus falaces eslóganes), practicando un enfrentamiento feroz con Unidos Podemos y todas sus confluencias, y superando en casposidad, demagogia y manipulación tanto al PSOE como al PP, que como decimos, se le queda incluso corto por la derecha en algunos aspectos. Y por otra parte, son bien conocidos los lobbies y foros políticos y económicos que apoyan a Ciudadanos, que han sido muy bien descritos por Marc Font para el medio catalán elcritic.cat (artículo traducido para el medio Viento Sur por Ángels Varó).

En efecto, tanto gran parte de la banca privada y el mundo empresarial, como los foros económicos más poderosos y conservadores, apoyan al partido de Albert Rivera. Gracias a ellos, sus líderes han multiplicado su proyección mediática y política, ampliando a su vez la cartera de contactos económicos por todo el Estado. Es el motivo por el cual la formación naranja es ya la preferida por gran parte de los pertenecientes a estos foros. Por su parte, espacios ideológicos tradicionalmente ligados al PP han ido migrando al partido naranja como una mejor alternativa de derechas. De hecho, Albert Rivera fue el único líder de los cuatro grandes partidos estatales que participó en el último encuentro del Club Bildelberg. Pero sin duda fue el impulso del proceso soberanista catalán, a partir del año 2012, el que constituiría la rampa de despegue para Ciudadanos. El sociólogo Rubén Juste, autor de «Ibex 35. Una historia herética del poder en España», lo explica en los siguientes términos: «La relación de Ciudadanos con el poder económico parte de dos aspectos: hay un espacio político que estaba vacío, porque hay grandes empresarios que ya no están dispuestos a pagar por el PP y dejarse dirigir, y además, en vez de pagar este peaje quieren tener una relación más directa con el Estado y tener más influencia. Y consideran que C’s les puede servir». Comienza entonces una gran escalada de poder político de la formación naranja, que llega hasta nuestros días. Y esto ocurre de forma directamente proporcional a la relación de Ciudadanos con los grandes foros económicos, tales como FEDEA, el Consejo Español para la Competitividad (CEC), el Círculo Ecuestre, la Fundación FAES (ahora más ligada a Ciudadanos que al mismo PP, de quien reniega), el Instituto Atlántico de Gobierno, el Foro Pont Aeri, el Club Siglo XXI, el Círculo del Liceo, la Fundación España Constitucional, el Círculo de Economía, etc.

El mundo de los negocios, sobre todo internacionales, se viene abriendo al partido naranja a marchas forzadas, lo cual da idea del peligroso ideario que los de Rivera profesan. Ciudadanos ha defendido y defiende medidas de carácter económico impulsadas desde la más estricta ortodoxia neoliberal, tales como el copago sanitario, el contrato único (que en la práctica abarata el despido), o el complemento salarial para las nóminas más pequeñas. De hecho, un ex Consejero de Liberbank y el ex Presidente de la CNMV son los responsables del programa económico de Ciudadanos. Pero además de todas estas pistas, como decíamos al comienzo, la herramienta fundamental del partido naranja es su habilidad para manipular, para cambiar de opinión, para cultivar la demagogia. Antonio José Gil Padilla nos lo explica muy bien en este artículo para el medio Iniciativa Debate. Retomo sus palabras iniciales: «En el marco de un modelo político desgastado, la aparición de Ciudadanos en el panorama político de este país supone un tremendo peligro para la clase trabajadora, aunque su éxito (…) se deba, en gran medida, al apoyo de amplios sectores del pueblo llano. Sectores sociales sin ideales, sin conciencia de clase, víctimas de la indiferencia, y por lo general, con débil dotación intelectual, así que la mentira y la falsedad encuentran fácil encaje en un terreno fértil, a la vista del posible aumento electoral de este nuevo grupo. Son aquéllas y aquéllos que, por la creencia en la «maldad» de las ideologías, se sienten neutrales en sus decisiones políticas y se ubican en una posición de un centro inexistente. De ello se aprovechan esos grupos antipopulares que se esconden tras una máscara sin dejar ver sus verdaderas intenciones. Qué dirán aquéllos que les apoyen, después, si alguna vez ganan, cuando se vean, nos veamos todos, sometidos a un mayor deterioro de lo público, al incremento de la desigualdad, a la más acusada pérdida de algunas conquistas conseguidas a lo largo de tantos años».

Evidentemente, la propaganda de Ciudadanos llega al conjunto de la ciudadanía de forma amplificada a través de los altavoces de los medios de comunicación dominantes y de las subvenciones de los bancos y demás entidades financieras. Todas ellas tienen mucho poder. Y están empeñadas en que el partido de Albert Rivera, Inés Arrimadas, Juan Carlos Girauta (que citaremos a continuación) y demás líderes naranjas se vea reforzado y fortalecido, y represente una muy buena opción (si puede ser, la mejor) de cara a futuras citas electorales. Sus relaciones con las otras tres grandes fuerzas políticas nos dan más pistas, ya que mientras se enfrentan ferozmente a Unidos Podemos en todas sus propuestas, mantienen un vínculo de protección y concertación con el bipartidismo al que critica en sus mítines, pero que a la hora de la verdad, blinda en sus políticas. La formación política del color naranja es, pues, un puro producto de márketing, como ya avanzábamos en el primer artículo que le dedicamos hace ya algún tiempo. En este sentido, Gil Padilla concluye: «Ciudadanos no tiene ideología, ni proyecto programático, ni criterio propio. Son una máquina descaradamente manejada desde el poder real. No son en absoluto fiables. Son capaces de cambiar en un solo día su posición política. Sus declaraciones son poco creíbles para mentes sólidas y limpias». Más que a regenerar la política, por tanto, Ciudadanos ha venido a intoxicarla más todavía, a degradarla aún más, y a ponerla al mejor servicio, si cabe, del capitalismo neoliberal más desalmado. En muchos asuntos, como también hemos mencionado, superan al PP en fanatismo ultraderechista, como es el caso de la feroz lucha contra los nacionalismos (expresado fundamentalmente hoy día por partidos políticos vascos y catalanes), o la posible mercantilización de algunos aspectos aún no regulados de nuestros sectores económicos.

Un líder concreto del partido, diputado en el Congreso y portavoz del mismo para algunos asuntos, es digno de mención especial. Se trata de Juan Carlos Girauta, que por ejemplo, tal como nos recuerda Rafael Almazán en un artículo de su propio Blog, escribió en 2006 el libro titulado «La República de Azaña», donde acusa a la II República Española de ser la responsable y causante de la Guerra Civil, olvidando que fue el Frente Popular quien ganó las elecciones. Los prologuistas de sus libros también nos dan muchas pistas de por dónde van los tiros, porque tenemos a Pío Moa (un historiador franquista), o a Federico Jiménez Losantos, que creo no necesita presentación. Pero no acaban aquí las lindezas del tal Girauta, porque también hemos conocido su profunda admiración hacia el Estado genocida de Israel, que hace pocos días celebraba su 70 Aniversario. Y en este sentido, algunos medios se hicieron eco del tuit original difundido por Girauta, y de las masivas respuestas que generaron por las redes sociales. Como recordarán los lectores y lectoras, este Aniversario coincidió con el traslado de la sede de la Embajada estadounidense desde Tel-aviv hasta Jerusalén, lo cual generó masivas protestas de los palestinos, que lo consideraron casi una declaración de guerra por parte de la perversa Administración Trump. Dichas protestas causaron decenas de muertes de palestinos, y justo en ese estado de cosas, a Juan Carlos Girauta no se le ocurrió otra cosa que enviar un tuit con el siguiente mensaje: «Israel, luz para las naciones, cumple 70 años como Estado moderno». En vez de un Estado «moderno», como lo califica Girauta, mencionar a Israel es mencionar a un Estado fascista, sionista y genocida, que lleva perpetrando la mayor y más continuada masacre mundial de todos los tiempos hacia la comunidad palestina, con el auspicio de los Estados Unidos, y bajo la vergonzosa complicidad de eso que se ha dado en llamar la «comunidad internacional». Es otra prueba más de la sumisión de este partido y de sus líderes a los poderes económicos, y al pensamiento dominante más reaccionario. He aquí las principales características del partido que sube más en las encuestas de intención de voto, pero creo que hay que pensárselo bien antes de otorgarles más confianza.

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