La contaminación de los suelos

Por Javier F. Ferrero

Somos responsables de los suelos que nos proporcionan alimentos, agua y aire, y tenemos que tomar medidas hoy para asegurar que haya suelos sanos para un futuro sostenible. El suelo sano es un recurso no renovable y que se ve cada vez más amenazado por comportamientos humanos destructivos. Se calcula que el 95% de nuestros alimentos se producen directa o indirectamente en los suelos, por lo que su contaminación afecta a los alimentos que comemos, al agua que bebemos, al aire que respiramos, a nuestra salud y la de todos los organismos del planeta.

La pérdida y degradación de los suelos no es recuperable en el transcurso de una vida humana. La contaminación del suelo altera la biodiversidad, reduciendo la materia orgánica que contiene y su capacidad para actuar como filtro para los contaminantes. El potencial del suelo para hacer frente a esta presión es finito, si se supera la capacidad del suelo para protegernos, los contaminantes se filtrarán a otros elementos del entorno, como nuestra cadena alimentaria, contaminando el agua almacenada en el suelo y el agua subterránea. La presencia de contaminantes en el suelo se refleja de forma directa sobre la vegetación llevándola a su degradación, a la reducción de las especies presentes, y también a la acumulación de contaminantes en las plantas.​

Un suelo contaminado dificulta el desarrollo de la vida de la fauna, sin existir alimento ni agua limpia, las especies migran o sufren daños irremediables en su cadena de procreación. Con este proceso se sufre entonces lo que se llama «degradación paisajística» y por ende una «perdida en el valor del suelo», las actividades agropecuarias se detienen, la fauna desaparece y la tierra queda inútil.

Entre los contaminantes del suelo más comunes se encuentran los plásticos arrojados sin control, vertidos incontrolados de materia orgánica proveniente de depuradoras o actividades agropecuarias, aplicación de plaguicidas (insecticidas, herbicidas, fungicidas) sin seguir las instrucciones de seguridad o sustancias radioactivas provenientes de ensayos nucleares o de instalaciones industriales que contaminan el suelo natural o artificial.

Principales Causas de contaminación de los suelos

Agricultura insostenible

Las prácticas agrícolas insostenibles reducen la materia orgánica del suelo y pueden facilitar la transferencia de contaminantes a la cadena alimentaria. La población mundial se proyecta que supere los 9 000 millones en 2050, por lo que nuestra seguridad alimentaria actual y futura dependerá de nuestra capacidad para proteger nuestros suelos de nosotros mismos. 

Según la FAO, un tercio de nuestros suelos están moderadamente o muy degradados debido a la erosión, la pérdida de carbono orgánico, la salinización, compactación, acidificación y la contaminación química. Se necesitan aproximadamente 1 000 años para formar 1 cm de capa arable superficial, por lo que el suelo que vemos es todo el que hay disponible.

En muchos países, la producción agrícola intensiva ha agotado los suelos, poniendo en peligro nuestra capacidad para mantener la producción en estas áreas en el futuro.

Plaguicidas y pesticidas

Plaguicidas

Se usan para exterminar plagas de insectos. Actúan sobre larvas, huevos o insectos adultos. Uno de los insecticidas más usado fue el DDT, que se caracteriza por ser muy rápido, pero como el resto de insecticidas pueden mantenerse por 10 años o más en los suelos y no se descompone. Los insecticidas organoclorados, como es el caso del DDT, se introducen en las cadenas alimenticias y se concentran en el tejido graso de los animales. Cuanto más alto se encuentre en la cadena más concentrados estará el insecticida. En todos los eslabones de la cadena, existirán dosis de insecticida en sus tejidos.

El problema de la contaminación por plaguicidas es cada vez más grave tanto por la cantidad y diversidad como por la resistencia a ellos que adquieren algunas especies, lo que ocasiona que se requiera cada vez mayor cantidad del plaguicida para obtener el efecto deseado en las plagas. Sin embargo, la flora y fauna oriundas es afectada cada vez más destruyendo la diversidad natural de las regiones en que se usan.

Herbicidas

Son un tipo de compuesto químico que destruye la vegetación, ya que impiden el crecimiento de los vegetales en su etapa juvenil o bien ejercen una acción sobre el metabolismo de los vegetales adultos. Los herbicidas son potenciales contaminantes del suelo. Pueden ser movilizados del suelo donde se aplicaron mediante las lluvias y aparecer en las aguas superficiales o subterráneas y, además, los residuos que quedan en el suelo, si son excesivos, pueden ocasionar que las plantas de próximos cultivos se vean afectadas también y tengan dificultades para germinar o desarrollarse.

Fungicidas

Son plaguicidas que se usan para poder combatir el desarrollo de los hongos (fitoparásitos) y en su composición encontramos los metales azufre y cobre. Son usados para reducir la actividad fúngica del suelo. Los fungicidas empleados en la agricultura por lo general no son persistentes, pero algunos, como los organomercuriales y el benomilo, se degradan en el suelo y dan lugar a productos muy tóxicos.

La actividad minera

Las labores mineras, tanto subterráneas, como superficiales generan varias afecciones, entre ellas el agua. Las cortas y galerías mineras interceptan los acuíferos y modifican los niveles freáticos, al tiempo que contaminan las corrientes subterráneas y superficiales.

Las minas en activo extraen el agua subterránea que inunda sus galerías y, tras el cese de la actividad, las explotaciones se inundan de forma espontánea. Las aguas que fluyen al exterior pueden contener altos niveles de fosfatos, sulfatos, nitratos, metales (plomo, cobre, plata, manganeso, cadmio, hierro, cinc…) y radionucléidos. A esto se añaden los productos empleados en el tratamiento del mineral (cianuros, mercurio, tensoactivos…).

La protección y conservación del suelo comienza con nosotros mismos. Elegir alimentos sostenibles, reciclar adecuadamente desechos peligrosos o hacer compostaje en casa para reducir la cantidad de desechos que se llevan a los vertederos, son solo algunos ejemplos de cómo podemos, individualmente, ser parte de la solución. 

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