La cinta de Moebius en política

Situando en ambos extremos del ancho de la cinta de Moebius, en la parte “inferior” o “superior” el discurso del gobierno y el de la oposición, ambos circulando infinitamente nunca llegarán a encontrarse.

Por Puño en Alto

La llamada banda, cinta o anillo de Moebius, descubierta por los matemáticos alemanes August Ferdinand Moebius y Johann Benedict Listing (cada uno por su lado) en 1858, es una superficie con una sola cara y un solo borde. Tiene la propiedad matemática de ser un objeto no orientable, de tal manera que, al desplazarse paralelamente a lo largo de la cinta, se llegaría al punto de partida pero con la orientación invertida. Se trata de una figura que subvierte el modo euclideano de representar el espacio, ya que parece tener dos lados, pero en realidad tiene sólo uno. Esos dos lados sólo quedan diferenciados por la dimensión temporal, por el tiempo que se emplea en recorrer la banda completa. Dado que sus dos lados son continuos, se puede pasar del interior al exterior, o al revés, aunque resulta imposible decir en qué punto preciso se ha realizado dicho pasaje.

Este descubrimiento de los citados matemáticos alemanes tuvo y tiene mucha repercusión no solo en lo tecnológico (cintas transportadoras), en la ciencia (Einstein utilizó este modelo para explicar la estructura de los agujeros negros), sino también en el pensamiento filosófico, el psicoanálisis en psicología, la literatura y la pintura en el arte (Cortázar y Escher son buenos ejemplos de ello), hasta en el cine.

En el aspecto más trascendental, la cinta de Moebius nos enseña que debemos pensar fuera del espacio en el que estamos cómodos. Así, en política, hay quien podría recalcar la elegancia del liberalismo, o quien subrayara el realismo de los conservadores, o quien enfatizara la irrefutabilidad del punto medio socialdemócrata, y quien acentuará la claridad del análisis marxista. La verdad de la política es que está localizada en el espacio y el tiempo y lo que aquí y ahora nos parece progresista mañana puede ser reaccionario. Y al revés.

En las superficies no orientables, como la cinta de Moebius, el bajo y el arriba no están nunca en el mismo lugar sino que, caminando bastante rato por el supuesto lado claro, llega un punto en el que te encuentras inevitablemente en el pretendido lado oscuro.

Situando en ambos extremos del ancho de la cinta de Moebius, en la parte “inferior” o “superior” el discurso del gobierno y el de la oposición, ambos circulando infinitamente nunca llegarán a encontrarse, ya que no hay ni principio ni final, no hay arriba ni hay abajo, con ello, permite que unos y otros, encuentren su razón de ser en la confrontación permanente, realimentándose uno de otro. En este caso, la cinta de Moebius será delgada si el discurso del gobierno como de la oposición sean de énfasis apagado o pueden ser de tono encendido si la banda es muy ancha; no olvidemos que están ubicados ambos discursos en los extremos del ancho de la cinta. Y que, si unos están ahora “arriba”, en otro momento estarán “abajo”, si unos están “afuera”, más tarde estarán “adentro”.

La cinta de Moebius en que circula el discurso político en nuestro país se nutre de ambos discursos, lo que empobrece el debate público, lastra a la democracia.

Pero esta inutilidad no significa que sea intrascendente puesto que ambos discursos nutren las redes sociales en las que la disputa política adquiere tintes de riña callejera, abundando los insultos, las descalificaciones, los golpes bajos, la cerrazón argumentativa, el fanatismo, etc.

Huelga decir que esta explicación de la política, en cuanto al debate entre gobierno-oposición mediante la cinta de Moebius, también sirve para explicar algunas circunstancias que se pueden dar en el interno de cualquier colectivo de la índole que sea cuando el inmovilismo, la sinrazón en los planteamientos, los egos, los personalismos, los intereses creados, las inquinas personales y el “conmigo o contra mi” se contraponen a falta de argumentación racional y a la actitud propositiva, piezas fundamentales en las relaciones personales en toda organización.

Esta pretendida interpretación de los derroteros de la política actual y, en general, de las relaciones personales en el interno de cualquier colectivo o movimiento social de la índole que sea mediante las propiedades de la cinta de Moebius es tan solo una invitación a una necesaria reflexión en los tiempos actuales y que de no emprenderse podría abundar más en la desafectación y en la huida de dichas organizaciones de quienes solo están en ellas en pro de unos objetivos o ideales y, en consecuencia, en el inicio del declive de cualquier proyecto.

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