Una cantidad ingente de armas, entre ellas Black Hawks, fueron entregados a las fuerzas del gobierno afgano y ahora están en manos de los talibán tras la huida de Estados Unidos.
La huida a toda prisa de Estados Unidos de Afganistán, además de dejar atrás al pueblo afgano, dejó algo más material: almacenes llenos de armas. La Casa Blanca reconoció este martes que los talibanes disponen ahora de una cantidad ingente de equipo militar estadounidense tras tomar el control de Afganistán.
«No tenemos una idea completa de a dónde ha ido cada artículo de material de defensa, pero ciertamente, una cantidad importante ha caído en manos de los talibanes», ha reconocido Jake Sullivan, el asesor de seguridad nacional del presidente de Estados Unidos, Joe Biden.
«No parece que nos los vayan a devolver voluntariamente», añadió Sullivan, pletórico de inocencia, durante una rueda de prensa en la Casa Blanca
Fotos y videos muestran a los talibanes con armas de fuego y vehículos que usaron las tropas del Pentágono o que proveyeron a las fuerzas de seguridad nacional afganas, así como con avanzados helicóptero UH-60 Black Hawk y otros equipos en el aeropuerto de Kandahar.
La huida dejó atrás almacenes llenos de armas
Sullivan dijo que perder el control de suministros militares de millones de dólares a manos del enemigo es un ejemplo de «la difícil decisión que enfrenta el presidente (…) en el contexto del fin de una guerra de 20 años».
Anotó que los Black Hawks fueron entregados a las fuerzas del gobierno afgano para ayudar en la lucha contra la insurgencia talibana. Pero las fuerzas gubernamentales sucumbieron ante la insurgencia islamista rápidamente, y cedieron el control de grandes almacenes de armamento y sus helicópteros.
Ahora, las armas estadounidenses serán usadas para instaurar un estado represivo en el que el pueblo afgano sufrirá las consecuencias.
Negociaciones con terroristas
Sullivan también aseguró en la rueda de prensa que Estados Unidos ha recibido garantías de los talibanes de que permitirán el paso seguro al aeropuerto de Kabul de los civiles que quieran abandonar Afganistán. El Pentágono confirmó que sus comandantes en Kabul estaban en comunicación con los jefes talibanes para garantizar la seguridad del aeropuerto de la capital afgana, donde se vivieron escenas de caos los días 15 y 16, mientras comenzaban las evacuaciones.
La Casa Blanca cree que esa garantía podrá mantenerse al menos «hasta el 31 de agosto», cuando Washington planeaba culminar el proceso de retirada de sus tropas, pero todavía negocia con los talibanes sobre el «calendario exacto» para «sacar al mayor número de gente» del país «de la forma más eficiente», añadió Sullivan.
Si los talibanes no cumplen con ese compromiso, Estados Unidos se reserva el derecho de responder con «el peso completo de la fuerza militar estadounidense», ha advertido después la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, en declaraciones a la prensa. Algo tan increíble como ilógico tras la huida con el rabo entre las piernas de Estados Unidos del país.
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