La banca ética, la banca del pueblo y los bancos sin intereses

Por Manuel López Arrabal


Hace más de 10 años, cuando me interesé por conocer la banca ética, descubrí que en toda Andalucía sólo existía una oficina, precisamente en Sevilla. La entidad se llamaba y sigue llamándose Triodos Bank. Actualmente, en la comunidad autónoma andaluza, hay dos oficinas más de esta entidad, una en Granada y otra en Málaga, pero ahora también existe otra banca ética de fácil acceso a través de internet o telefónicamente: se trata de Fiare Banca Ética (con sede en casi todas las comunidades autónomas españolas y en Italia), cuyos inicios se remontan al año 2003 a través de la Fundación Fiare del País Vasco y que en el año 2005 se fusionó con la Banca Popolare Ética de Italia, dando lugar a la actual Fiare Banca Ética, siendo actualmente un magnífico referente europeo para la financiación de proyectos sociales y actividades económicas que supongan un impacto social positivo y transformador.

Tras informarme, vía internet, a principios del año 2009 sobre Triodos Bank acerca de la misión, transparencia, políticas de inversión y productos financieros que ofrecía a sus clientes, fui a su oficina sevillana para abrir dos cuentas e informarme al mismo tiempo de todos sus productos, de los proyectos que financian y de las ONGs con las que tienen convenio de colaboración. Precisamente, las tres ONGs (Intermón Oxfam, Ideas y Setem) que entonces estaban adheridas al convenio de Triodos Bank (actualmente son muchas más), son punteras en el importantísimo sector del Comercio Justo. En cuanto a su trayectoria como entidad, es un banco europeo independiente con casi 40 años de experiencia en banca ética y sostenible. Según afirman, sólo financian proyectos a empresas y organizaciones cuyas actividades respeten y preserven el medio ambiente, fomenten la cultura y mejoren la justicia social. Además, se comprometen desde su política de transparencia a informar a sus clientes sobre el destino de sus ahorros.

La banca ética, como modelo alternativo a la banca tradicional, afortunadamente sigue creciendo en todo el mundo, además de en España. Pero lo realmente alternativo y, a mi modo de ver, mucho más interesante y conveniente para los tiempos que corren, son los bancos creados por los propios ciudadanos. Las cooperativas de crédito o banca del pueblo, a las que también se conoce por banca social y ciudadana, existen en España (concretamente en Andalucía, Madrid, Cataluña y País Vasco) desde hace más 12 años en el caso de Oikocredit, una cooperativa de crédito democrática y participativa cuya sede central está en Holanda, con presencia en más de 60 países y que financia proyectos que favorecen a los más necesitados, principalmente, a través de los microcréditos. De hecho, las microfinanzas éticas de Oikocredit, funcionan principalmente en los países del Sur concediéndose mayoritariamente a mujeres. Por otro lado, y desde hace más de 30 años, en España también tenemos la cooperativa de crédito COOP57 que se define como una entidad de servicios financieros éticos y solidarios, nacida en el año 1986 cuando 57 trabajadores de la editorial Bruguera en Barcelona fueron despedidos. Todos ellos decidieron unir sus indemnizaciones y comenzar la maravillosa aventura que a día de hoy han podido extender por Cataluña, Aragón, Madrid, Galicia, País Vasco y Andalucía.

Un modelo de financiación solidaria y humanitaria que también está funcionando muy bien, desde que se crearon en el año 2004, es el de las comunidades autofinanciadas (CAF). Se crea, simplemente, cuando un grupo de personas (generalmente entre 10 y 30) deciden poner un bote de dinero entre todos para poder financiar las necesidades más urgentes de quién lo necesite, mediante pequeños préstamos. Actualmente en España, según datos obtenidos a través de internet, hay más de 70 CAF funcionando con más de 1.200 socios de muchos países del mundo, formando parte de alguna CAF. Los grupos se suelen reunir periódicamente y, generalmente, sus miembros añaden mensualmente dinero al bote. También se devuelve todo o parte del dinero aportado cuando alguien del grupo lo solicita. Cada cierto tiempo también se reparten entre todos, los intereses generados por los préstamos devueltos. La idea la impulsó un barcelonés, Jean Claude Rodriguez Ferrara, que ha fomentado la creación de más de 80 CAF en España, Portugal y Senegal. La idea viene heredada de zonas de América Latina o África, donde el préstamo es una herramienta social, más que financiera. El trabajo de Rodriguez Ferrara ha recibido el reconocimiento y la ayuda de la red de emprendedores sociales Ashoka, que lo ha destacado como una de las iniciativas internacionales más prometedoras, habiendo sido premiado por ello en varias ocasiones. Las CAF han dejado de ser un refugio solo para inmigrantes, “invisibles” para los bancos, porque no tienen papeles o no tienen trabajo. Aunque la mayoría de los miembros de las CAF son extranjeros, la actual dificultad para conseguir un crédito está haciendo que se extienda esta práctica.

Pasando del banco, el banco lo montamos entre amigos”. Así se titula un artículo sobre CAF que he encontrado en internet. Bárbara Cvitan, una chica croata de 28 años que vive en Barcelona, llegó a España con una beca de intercambio laboral y se quedó. Está haciendo un máster de Desarrollo Internacional y trabaja en una empresa textil. No pasa penurias, pero su bajo sueldo, al igual que el de muchos de sus amigos españoles, también la hace “invisible” a los bancos. A ella sólo le prestarían dinero sus amigos. Y de hecho lo hacen. Bárbara configuró con 13 personas más una comunidad autofinanciada: “Nos reunimos una vez al mes, ponemos 10 euros cada uno en una caja y discutimos los créditos solicitados”, dice Bárbara. Gracias a uno de esos créditos pudo pagar una fianza para el alquiler de una vivienda. La media de los préstamos puede ser de unos 300 euros. Cada grupo decide el interés a pagar, que en el caso de Bárbara es del 1%. Finalmente, el beneficio común generado por los intereses se reparte o “nos lo gastamos en cenar juntos”, confiesa Bárbara entre risas. Hay personas que gracias a esto pueden comprar libros para el colegio de los niños, un frigorífico, o bien, pagar una deuda financiera antes de un embargo. En muchos grupos, también se suele depositar en un bote aparte una pequeña cantidad para un fondo de emergencia. En casos especiales se entrega dinero de este fondo a personas muy necesitadas, sin que tengan que devolverlo. “El fondo de emergencia nos cuesta a cada uno solo cinco euros al mes”, termina diciendo Bárbara.

Y para el final del este artículo he querido dejar una sencilla, pero a la vez, genial idea, que funciona desde hace años en al menos 6 países europeos. Se trata del magnífico proyecto de la  Banca YAK  o YAK Bank, que hoy día sigue en proceso de formación en España pero que funciona en Suecia, Alemania, Italia, Finlandia, Dinamarca y Holanda. Se trata de la banca libre de intereses. Sí, préstamos sin intereses (incluso hipotecas) que, aunque suene extraño, son posibles de conceder o conseguir sin necesidad de pagar un solo céntimo de intereses. Su funcionamiento es muy sencillo. Veamos, pues. Si necesitamos por ejemplo 10.000€ y se lo pedimos a la Banca YAK para devolvérselo en el plazo de 3 años a razón de 277,77€/mes, en cuanto lo hayamos devuelto en su totalidad comenzará otro periodo de tres años de ahorro donde tendremos que depositar mes a mes la misma cantidad, es decir, 277,77€ x 36 = 10.000€. Por tanto, tras el primer periodo de devolución y el segundo de ahorro, es decir, tras 6 años, no solo habremos devuelto lo prestado sin intereses, sino que también habremos recuperado íntegramente nuestros 10.000€ ahorrados. Así de sencillo. De esta manera, con el compromiso del depósito del ahorro en YAK, tras la devolución del préstamo, este tipo de banca puede seguir concediendo más préstamos.

Al parecer, la fórmula YAK Bank se inició en Suecia en 1970 a través de una asociación de personas que querían promover la financiación sin intereses. Pero sería en 1998 cuando YAK Suecia empezaría a crecer a gran velocidad por todo el país, tras conseguir el apoyo del gobierno sueco que garantizaba los ahorros de los ciudadanos a través de la misma garantía de depósito que aplicaba al resto de entidades financieras. Y aunque esta garantía no es necesaria ni se aplica en otros países, ha conseguido que YAK Suecia tenga actualmente casi 40.000 miembros.

De todos modos, para mí, la idea de la banca sin intereses me hace pensar en la posibilidad de aplicarla en los bancos locales que pudieran crearse en las localidades y regiones que apuesten por fomentar las economías locales, mediante la creación de monedas locales intercambiables por monedas de curso oficial (esto último ya se hace en muchos lugares del mundo mediante las monedas sociales complementarias, no así las monedas sociales alternativas). Conceder préstamos sin intereses en moneda local e intercambiar este tipo de monedas por las de curso legal, serían las principales funciones de la banca local. Banca que encajaría perfectamente en el proyecto global multilocal de Glocalismo y que, aunque pueda parecer utópico, está a nuestro alcance.

3 Comments

  1. olvidasteis la banca publica , creo que es la mas importante
    Banca que no desahucia : Triodos, caja ingenieros y ibercaja
    Banca etica que presta para proyectos eticos y no hace inversiones contaminantes ni en armas ni especuladoreas ni en paraisos fescales

  2. Hola. Simplemente quería aclarar unos conceptos. La Banca ética, como cualquier otro tipo de banco, está sometida a la regulación europea y nacional, que, entre otras cuestiones, garantiza los depósitos hasta los 100.000 €. No obstante, a diferencia de Triodos que, siendo banca ética, es un banco comercial que busca obtener beneficios, Fiare Banca Ética es una cooperativa sin ánimo de lucro, formada desde un inicio por la ciudadanía, si bien para poder operar como banco, se unió a Banca Populare Étcia de Italia. No obtante, como cooperativa que es, todos los socios participamos en la gestión de la cooperativa, incluso evaluando los proyectos a finaciar a nivel ético y social, una vez han sido evaluados económicamente.

    Esta es la mayor diferencia con las otras entidades mencionadas, que son cooperativas de crédito y que, al no estar sometidas a la legislación bancaria, tienen la ventaja de discrutar de una mayor flexibilidad a la hora de dar los créditos, pero no dan los típicos servicios bancarios de disposición de dinero, domiciliaciones, etc. Ambos servicios financieros son totalmente complementarios, de hecho tando Coop57 como Oikocredit han ayudado a la creación de Fiare.

    Finalizar agradeciendo el artículo y esperando que se despierte en nosotros la conciencia de que también nuestro dinero trabaje por mejorar la sociedad en lugar de buscar el interés financiero que genera la explotación de los recursos naturales y de nuestros congéneres.

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