La agenda global de género

Por Manuel López Arrabal

Quede bien claro para empezar, mi mayor respeto y consideración hacia cualquier persona que no se sienta hombre o mujer en relación al cuerpo y a los genitales con los que ha nacido. Su tendencia sexual puede diferir totalmente de la mía o de la mayoría, mereciendo no solo mi respeto y comprensión, sino también el de toda la sociedad, pues libremente cada cual puede aceptar o no su cuerpo, construyendo su identidad sexual como desee. No obstante, quiero desentrañar y analizar, en la medida de mis posibilidades, qué hay detrás de todo esto. ¿Por qué tanta confusión, malestar y sufrimiento en torno a este asunto de la ideología de género que no para de crecer en todo el mundo? ¿Quiénes la promueven y para qué? Trataré de dar respuesta a estas difíciles cuestiones, que deseo sacar a relucir, principalmente para arrojar luz y esperanza a quienes directa o indirectamente sufren sus consecuencias.

Como acabo de decir, hay personas que no se identifican sexualmente con el género que generalmente se asocia a su genitalidad, dando esto lugar a muy diversos tipos de identidades y roles de género y, por tanto, a múltiples formas de orientación sexual entre seres humanos. A esto habría que añadir, otras modalidades de sexualidad entre personas que sí aceptan su propio cuerpo y genitales, pero no así la tradicional heterosexualidad (monogámica o poligámica, según sea la cultura del lugar), por considerarla un constructo social que históricamente se impuso a través de las religiones y/o del poder hegemónico vigente. Esto ha dado lugar a un maremágnum de identidades de género con sus múltiples variantes de orientación sexual que terminan confundiendo principalmente a los más jóvenes.

La ideología de género es uno de los instrumentos de control mental más poderosos que se está utilizando actualmente a nivel global con el fin de manipular y dirigir a la población en determinada dirección. Todo esto se enmarca dentro de una agenda de intereses globalistas, auspiciada por una élite de personas pertenecientes a distintos grupos o círculos de poder de ámbito supranacional. Y, entre otros objetivos, tengo muy claro que esta agenda elitista pretende acabar con la familia tal y como se entendía ésta hasta no hace muchos años, transformándola en otra cosa muy distinta. Para ello, en primer lugar, voy a considerar el concepto de familia como lo que siempre ha sido desde hace milenios, es decir, como el pilar fundamental de la sociedad humana sobre el que ésta ha podido crecer y desarrollarse. Se podría decir que la familia (tradicional o no) es el ámbito esencial de convivencia sobre el que se construyen hoy día las pequeñas comunidades, pero también las actuales y complejas sociedades, naciones y civilizaciones. Sin la dinámica familiar, que también se puede observar en los animales, la humanidad no habría alcanzado el nivel de población y desarrollo que hoy día manifiesta.

La ideología de género establece una cuádruple disociación en el ser humano: el sexo biológico , la identidad de género, el rol de género y la orientación sexual.

Desde ahora, más que familia tradicional, voy a usar el concepto de familia natural para definirla básicamente como aquella unidad de convivencia conformada por los progenitores y sus hijos, pudiendo ésta ser ampliada con otros miembros consanguíneos o no. Más específicamente, por un lado, voy a hablar de familia nuclear cuando se trate de una pareja hombre-mujer, o bien, de uno o dos progenitores (madre y/o padre) además de uno o varios hijos (biológicos o no), es decir, al menos dos miembros son necesarios para componer una familia nuclear. Por otro lado, hablaré de la familia extendida, como aquella que crece a partir de la familia nuclear y que se extiende en número de miembros, principalmente ascendientes de la pareja hombre-mujer o del/de los progenitor/es y, en su caso, los descendientes de los hijos, aunque también se podrían sumar otros familiares y/o acogidos, conviviendo normalmente en tales familias extendidas más de dos generaciones (tradicionalmente abuelos-hijos-nietos).

La ideología de género establece una cuádruple disociación en el ser humano: el sexo biológico (con el que se nace), la identidad de género (es psicológica y puede o no coincidir con el sexo biológico), el rol de género (pautas de conductas determinadas por la sociedad) y la orientación sexual (hacia quién se siente atraída la  persona). Pues bien, a partir de esta ideología, la diferenciación sexual biológica entre hombres y mujeres ya no se tiene en cuenta, pues lo que importa, para quienes tratan de imponerla, es la denominada división de géneros. Recordad aquella famosa frase de  “divide y vencerás”, que tan buen resultado siempre ha dado a quienes querían alcanzar o mantener el poder, reinado o imperio. Pues bien, de eso se trata hoy día también. Lentamente están logrando dividirnos en este asunto de las familias, tan crucial para nuestra especie. Nada más hay que echar la mirada atrás y ver, al menos en nuestro mundo occidental, como cada vez hay menos familias nucleares con hijos biológicos y/o adoptados y, menos aún, familias extendidas o clanes familiares conviviendo todos en un mismo lugar. Más bien, lo que podemos ver es que cada vez hay más familias monoparentales o personas que viven solas. En España, según el INE, en el año 2015 uno de cada cuatro hogares es unipersonal, creciendo este nuevo modo de vida en mayor proporción entre los jóvenes y adultos menores de 65 años.

Por otro lado, y para dilucidar más este asunto, debemos saber que desde la séptima u octava semana de embarazo, hoy día se puede saber por métodos científicos si la madre tendrá un niño o una niña. Posteriormente, esta diferenciación sexual humana se podrá observar fácilmente en el momento del nacimiento para saber si la criatura recién nacida es varón o hembra. Desde el punto de vista biológico no hay lugar a dudas de si al nacer somos hombres o mujeres (salvo muy raras excepciones de intersexualidad o hermafroditismo), estando esto determinado genéticamente al igual que ocurre con las demás especies. Y está tan determinado biológicamente que, si a un hombre o a una mujer se le proporciona hormonas contrarias a su sexualidad biológica y/o se les extirpan sus genitales para cambiarlos por los del sexo opuesto, seguirán siendo genéticamente lo que eran antes de tales tratamientos o intervenciones quirúrgicas. La formación cromosómica masculina “XY” o femenina “XX” no cambia de ningún modo durante toda la vida. El mencionado par cromosómico (concretamente el par nº 23) siempre permanecerá inalterable en las personas que cambien de sexo o se identifiquen con otro distinto, ejerciendo por tanto una inestimable influencia fisiológica y psicológica durante toda la vida. Esto provoca en muchos casos, que niños y adolescentes que no aceptaban su biología sexual de nacimiento, terminen aceptándola años más tarde o en la edad adulta.

Sin embargo, la ideología de género sostiene que no somos hombres y mujeres por razón de la biología, sino que la sociedad nos construye como tales. Según Beatriz Preciado, una de las ideólogas de género más conocidas en Europa, “los hombres y las mujeres son construcciones del sistema heterosexual de producción y reproducción que autoriza el sometimiento de las mujeres como fuerza de trabajo sexual y como medio de reproducción”. Asimismo, en su manifiesto de contrasexualidad afirma que debemos sustituir el contrato social que denominamos Naturaleza por otro llamado contrato sexual, donde los cuerpos humanos no tienen que reconocerse como hombres o mujeres sino como “cuerpos parlantes”. Esto, para mí, es un disparate colosal, puesto que no hay ningún período de la historia de la humanidad en el que en determinado momento se imponga a las mujeres que ellas serán las que deban parir y amamantar a los hijos en lugar de los hombres y que éstos serán los que tendrán mayor fuerza física para que puedan realizar las tareas más duras y exigentes. Esto, como todos sabemos, no es fruto de una decisión nuestra ni tampoco es una tradición o costumbre social, simplemente nos viene dado por naturaleza. Cosa distinta, es que el hombre, por lo general más robusto y más fuerte físicamente, se haya aprovechado históricamente de ello para discriminar o someter a la mujer. Y, por supuesto, dar a luz no está dentro de la biología masculina.

Además, según la ideología de género, como los roles masculinos y femeninos son constructos sociales así como también lo es el hecho de sentirse hombre y/o mujer, es perfectamente posible identificarse con cualquiera de ellos, con ambos o con ninguno, introduciéndose incluso múltiples variantes tanto en la identidad de género (al menos ya existen 37 etiquetas de género), así como en las tipologías de sexualidad (al menos 20 modalidades). Curiosamente, he encontrado publicado en el periódico La Vanguardia un artículo donde se relacionan 15 formas de entender la sexualidad y que, curiosamente, no menciona las conocidas hetero, homo o bisexualidad (ni tampoco la ecosexualidad y la vegasexualidad, de las que hablé en mi artículo anterior). Esto hace que hoy día decenas de millones (quizás cientos de millones) de personas en el mundo se sientan atraídos por cualquiera de las variantes de género diferentes a hombre y mujer o practiquen cualquier otra forma de relación sexual distinta a la heterosexual. Y si a este “cóctel” le sumamos el ingrediente del poliamor, que promueve la posibilidad de que cualquier persona podría mantener relaciones íntimas y duraderas de manera simultánea con varias personas que se conocen entre sí y lo consienten, entonces el “caos” está servido. Y esto, queridos lectores, tiene mucho que ver con la ingeniería social (ideas sobre control y dirección de las masas humanas mediante ideologías) y con la cultura mediática (formas de hacer llegar e influenciar a la población mundial con tales ideologías a través de los medios de comunicación).

La volubilidad del género humano, es uno de los mejores instrumentos de manipulación de masas del que se sirve una reducida élite global, mediante sus mass media, para provocar crisis individuales y sociales a nivel mundial, consiguiendo de esta forma dividir y debilitar a la sociedad.

Hasta aquí, espero haber dejado claro que la ideología de género no es fruto de la casualidad, sino de la causalidad (causa-efecto). Espero también haber podido responder mínimamente acerca del porqué de tanta confusión en torno a la ideología de género, así como de su fulgurante expansión a nivel mundial, sobre todo en las últimas décadas. Y, asimismo, he dejado entrever quiénes están detrás de todo esto. Ahora toca responder a la última pregunta: ¿para qué se quiere imponer esta ignominiosa ideología?

Como ya he mencionado anteriormente, este ideario sobre la volubilidad del género humano, es uno de los mejores instrumentos de manipulación de masas del que se sirve una reducida élite global, mediante sus mass media, para provocar crisis individuales y sociales a nivel mundial, consiguiendo de esta forma dividir y debilitar a la sociedad. Así, este reducido grupo de poder planetario (llámese familias dinásticas supermillonarias, magnates del sector financiero, grandes accionistas de poderosas multinacionales, propietarios del conglomerado mediático mundial,…), consigue no solo preservar su status quo, sino obtener cada vez más poder y riqueza. Y, para ello, qué mejor forma de conseguirlo que a través del control y la mercantilización de la natalidad, para tratar de reducir o frenar el crecimiento de la población mundial allí donde más interese, induciendo a las naciones del mundo a que legislen sobre igualdad jurídica, servicios y prestaciones, para poder gestionar adecuadamente las múltiples problemáticas y necesidades que van surgiendo en relación a la ideología de género. La estrategia es “redonda”. Primero crean el problema y luego nos dan la solución.

Una de las numerosas pruebas que se puede encontrar por internet acerca de quienes promueven esta conspiración eugenésica, la tenemos en el Memorando de Estudio de Seguridad Nacional 200 realizado bajo la dirección del entonces Secretario de Estado de EEUU, Henry Kissinger, a petición del Consejo de Seguridad Nacional y titulado “Implicaciones del Crecimiento de la Población Mundial para la Seguridad de EEUU e Intereses de Ultramar”. Otra prueba sobre el deseo de reducción y control de la población mundial la tenemos en el famoso magnate de la informática, Bill Gates que, a través de su Fundación Bill & Melinda Gates, promueve el “cuidado de la salud” y la vacunación masiva de la población mundial para conseguir reducirla en un 10 a 15%, según declaró en dos conferencias TED, una en el año 2013 y la otra en el 2010. Asimismo, el contenido de la agenda global de género está muy bien documentada en las instituciones nacionales de la mayoría de países del mundo, que las han adoptado a propuesta de organismos internacionales como son UNICEF, UNESCO, el Banco Mundial, El Fondo de Población de las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud. Sencillamente, esto significa que, mientras más personas dejen de aceptar su naturaleza biológica y se identifiquen con un género distinto al que le viene dado por su genética, más difícil será la reproducción humana al disminuir de manera alarmante el número de familias naturales (nucleares o extendidas). Más bien, al contrario, se tratará de mercantilizar la reproducción asistida tanto en vientres de mujer como en el de hombres (esto último será posible en muy pocos años), así como las adopciones de niños huérfanos, abandonados o maltratados e, incluso, otros de dudosa procedencia de países donde la extorsión a familias, así como el robo y el secuestro de bebés no deberían sorprendernos, puesto que aquí en España fue una práctica habitual durante la Guerra Civil y el franquismo (más de  30.000 niños desaparecieron entre 1944 y 1954 y que, según declaró el Juez Baltazar Garzón en el año 2008, tales desapariciones son crímenes contra la Humanidad que aún no han prescrito, puesto que muchos de ellos aún viven sin saber realmente quiénes son sus verdaderos padres).

La maternidad subrogada está prohibida en España, permitiéndose sin embargo la legalización del menor procedente de un “vientre” que lo ha gestado en un país extranjero.

Por otro lado, el negocio de los vientres de alquiler (o gestación por sustitución según se define en el Instituto Nacional de la Seguridad Social, donde trabajo) crece cada vez más para satisfacer la demanda de hijos a quienes no pueden traerlos de forma natural. La maternidad subrogada, como también se la conoce, está prohibida en España, permitiéndose sin embargo la legalización del menor procedente de un “vientre” que lo ha gestado en un país extranjero conforme a la legalidad de ese país. Existen en España numerosas agencias especializadas que median con los países que legalmente sí permiten la maternidad subrogada, para satisfacer la demanda de muchas parejas (hetero-, homo-, trans-…sexuales) y de personas sin pareja (monoparentales) que desean tener hijos mediante este procedimiento, llegándose a pagar por este motivo hasta 200.000€ en los países más caros y sólo 20.000€ o menos en países pobres como la India.

Quede bien claro, también, que tanto las adopciones como los vientres de alquiler son una magnífica opción para las parejas (en su gran mayoría heterosexuales) que no pueden traer hijos, pero también para quienes sí pueden o los  tienen y prefieren adoptar a niños que necesitan el afecto de unos padres y, quizás también, de unos hermanos. Esto, por supuesto, satisface el íntimo, legítimo y generoso deseo humano de formar una familia. Y si todo esto se promueve desde las instituciones públicas, sin que prevalezca el interés económico, pues entonces perfecto. Sin embargo, intuyo que en la mayoría de los casos de adopciones internacionales y de los vientres de alquiler, así como en la reproducción asistida, prima el interés económico de quienes dirigen tales negocios, no así, por supuesto, de la gran mayoría de personas que trabajan en tales sectores para ganarse la vida dignamente pensando que están ayudando a satisfacer una necesidad básica humana: la maternidad y la paternidad. Hay que tener en cuenta también, que muchísimos casos de infertilidad (estos crecen cada vez más en nuestra hipermoderna sociedad), se resuelven favorablemente con tratamientos naturales adecuados como pueden ser: eliminación o disminución del estrés, mejorar el tiempo y la calidad del descanso, eliminar el tabaco y el alcohol, disminuir el café y por supuesto, mediante una alimentación sana y equilibrada (principalmente no transgénica, ecológica y lo más vegetariana posible). Y, por último, mencionaré de pasada el creciente fenómeno de las mujeres NoMo (Not Mothers o no madres), que ya no ven como un tabú el declarar públicamente su deseo de no ser madres, por no ser una necesidad ni una prioridad en sus vidas (respetable decisión), llegando en algunos casos a realizarse la esterilización voluntaria en una edad fértil temprana.

Volviendo a la agenda global de género, diré que exitosamente se está imponiendo hoy día en la mayoría de países del mundo y que, posiblemente, sus efectos se agudizarán aún más en los próximos años. Sin embargo, estoy seguro que este proceso de manipulación y control revertirá su tendencia separatista y finalizará más pronto que tarde. Los jóvenes y adultos que están cayendo en esta sutil trampa de la ideología de género y, sobre todo, los padres cuyos hijos (niños y adolescentes) desean cambiar de identidad de género y/o de sexo, empezarán a darse cuenta de donde viene este magno problema y, por tanto, podrán empezar la búsqueda de soluciones más acordes con la verdadera naturaleza humana. El apoyo familiar, así como una adecuada ayuda psicológica y/o de otros profesionales que estén bien informados sobre los orígenes de esta problemática, ayudarán tremendamente a las personas y familias afectadas.

Y ahora, como apunte esperanzador acerca de una nueva clase de familia extendida, puedo afirmar que se está dando un maravilloso fenómeno planetario en continuo crecimiento desde hace décadas en relación a la creación de nuevas comunidades de convivencia humanas en zonas naturales, o bien, mediante la recuperación de aldeas abandonadas o pequeños pueblos en estado de semiabandono, donde numerosas personas y familias nucleares se reúnen para convivir de manera sostenible y pacífica en plena naturaleza. De este fenómeno mundial, por supuesto, también escribiré más adelante y, más concretamente, me referiré a la Red Ibérica de Ecoaldeas, encontrándose en estos lugares importantes oportunidades de trabajo y formación, especialmente para los más jóvenes.

Por último, quiero trasladar mi comprensión y apoyo a todas aquellas personas que en determinado momento renunciaron a su identidad sexual biológica para pasar a convertirse en lo que ellas decidieron, aunque no se diesen cuenta de que tales decisiones, en la mayoría de los casos, estaban condicionadas por muchos factores externos a ellas. Tomar consciencia de esto, puede hacer que determinadas personas que sufren graves contradicciones internas por este motivo, se replanteen su identidad de género “elegida” para pasar a aceptar la verdadera naturaleza sexual que nos entrega la biología. Eso sí, todo mi respeto y apoyo a quienes no sufran tales contradicciones internas y decidan continuar con su elección de género mientras se sientan a gusto consigo mismas.

Posiblemente, la mayoría de los que leemos esto, viviremos para conocer el cambio de la tendencia separatista y egoísta que aqueja a nuestra sociedad de consumo capitalista. Empezaremos a darnos cuenta que recuperar y fomentar el modelo de vida familiar, tanto nuclear como extendido, no significa volver al pasado, sino más bien asegurarnos nuestro futuro. No quiero parecer un profeta al respecto, sino más bien un simple observador que conecta con su intuición y que construye utopías a través de la imaginación. Estas cualidades, ya puestas en práctica por muchos, están al alcance de todos y, por esta sencilla razón, veo que un mundo mejor no solo está a nuestro alcance, sino que será inevitable gracias a nuestra participación.

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