“Cuando la OTAN, que es la fuerza más fuerte de la modernidad capitalista, ve esto, dice que si la revolución sale victoriosa en Medio Oriente, ya no se va a poder dividir a la gente, no podrán usar las guerras y las contradicciones para sus propios intereses”
Por Leandro Albani / La tinta
Remzi Kartal habla con todo su cuerpo. Abre los brazos, mueve su torso de un lado hacia otro, se inclina sobre sí mismo y aunque sus palabras pueden sonar trágicas o dolorosas, durante la entrevista, pasa de la seriedad a la sonrisa de forma permanente. Kartal es el copresidente de Kongra Gel (Congreso del Pueblo, en kurdo), una de las principales organizaciones que integran el Movimiento de Liberación de Kurdistán.
Sentado en un gran sillón blanco, en su oficina en Bruselas (Bélgica), Kartal se explaya sobre la situación actual del pueblo kurdo dentro de los cuatro Estados-nación en que quedó atrapado a principios del siglo XX, cuando Francia y Gran Bretaña comenzaron a reconfigurar a su antojo Medio Oriente. Con tratados internacionales y traiciones varias, a los hombres y a las mujeres de Kurdistán se les negó el derecho a la libertad y la independencia. Hoy, más de 40 millones de kurdos y kurdas habitan Turquía, Siria, Irak e Irán en sus territorios originarios, pero perseguidas y con sus derechos coartados.
Kartal habla de todo esto, pero también de lo que denomina como “revolución kurda”, iniciada en 1978 con la creación en un pequeño pueblo de Bakur (región kurda de Turquía) del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), encabezado por Abdullah Öcalan, quien se encuentra prisionero desde 1999 en Imrali, una isla y base militar turca en el mar de Bósforo. Öcalan, el ideólogo de la revolución kurda, el guerrillero, el político, el transgresor que dejó atrás el socialismo clásico y definió el paradigma de “confederalismo democrático”, y el impulsor de la liberación de las mujeres kurdas, en todo Kurdistán es conocido, simplemente, como “el liderazgo” de esa revolución que nunca tomó el poder, pero, desde hace 10 años, puso de cabezas el status quo de Medio Oriente.
“En Turquía, sigue el aislamiento de Abdullah Öcalan bajo condiciones muy duras –remarca Kartal-. Turquía no deja que ni siquiera una sola palabra de Reber Apo (como se lo conoce a Öcalan) pueda salir de Imrali hacia su familia o para el pueblo en general. Ya sea de Reber Apo o de los otros tres prisioneros políticos en la isla de Imrali, no sabemos sus estados de salud, cómo están, qué les pasa”.
Contra el fascismo turco
Con la creación de la República de Turquía en 1923, la suerte del pueblo kurdo quedó marcada por las masacres, los asesinatos, la persecución política, los planes de asimilación y la prohibición de hablar en su lengua materna o educarse dentro de su cultura originaria. En Turquía, donde se calcula que viven unos 20 millones de kurdos y kurdas, nació la resistencia moderna de este pueblo. Por eso, ya sea en la actualidad bajo el régimen de Recep Tayyip Erdogan o en dictaduras o gobiernos anteriores, los y las kurdas son el principal blanco de la represión estatal, al mismo tiempo que se conformaron como la vanguardia de una resistencia permanente y efectiva.
“La lucha contra el fascismo turco llegó a un nuevo nivel en estos días –asegura Kartal-. Sobre todo, después de los logros y la victoria de la Revolución de Rojava (Kurdistán sirio). Desde 2015, el Estado turco comenzó una nueva guerra mucho más grande contra el Movimiento de Liberación de Kurdistán. Es un nuevo concepto que el Estado turco desarrolla en lo político, en la comunicación y en lo militar, ya sea en Rojava, en Bakur o en Bashur (región kurda de Irak), o fuera del propio Kurdistán”.
Desde las organizaciones que integran el Movimiento de Liberación de Kurdistán, califican como “política especial” los planes oficiales de represión del Estado turco. Kartal explica que, desde hace siete años, se aplica esta política. “El Parlamento tiene la forma que quería el gobierno, todos los periodistas son perseguidos. La política, la cultura, el arte también son perseguidos. El gobierno tiene una política que impide la comunicación. Aún así, estos ataques y esta presión no tuvo resultado en el territorio, porque la gente sigue en resistencia y pidiendo la liberación de Reber Apo”.
En diferentes períodos de la historia de la Turquía moderna, los levantamientos y rebeliones del pueblo kurdo –y también de otras minorías étnicas- marcaron, en muchas ocasiones, el panorama político del país. En estos últimos años, es el ritmo explosivo de protestas kurdas y represión estatal turca continuo con una puja que lleva más de 50 años.
“La respuesta de la gente es que la política del gobierno se quede vacía, porque llevó a que la economía del país esté muy mal. Este concepto no es solo contra el pueblo kurdo, sino también contra el movimiento de mujeres, las fuerzas democráticas, los medios de comunicación y todo lo que conforma la oposición”, estima Kartal.
En Bakur, la tercera fuerza política es el Partido Democrático de los Pueblos (HDP, por sus siglas originales), una organización encabezada por los y las kurdas, pero mucho más amplia e inclusiva, donde convergen otras minorías, diferentes sectores religiosos, agrupaciones de la izquierda turca, grupos LGBTIQ+ y, por supuesto, el poderoso movimiento de mujeres kurdas. Por estas características, desde los principales dirigentes hasta las militantes de base del HDP son perseguidas y encarceladas. Se calcula que, en la actualidad, en toda Turquía, existen unos 10 mil presos y presas políticas, y buena parte son kurdos o kurdas.
Par Kartal, las fuerzas que se oponen al régimen de Erdogan, “para encontrar una solución para Kurdistán se quedan muy cortas. El HDP es realmente una fuerza que propone una tercera vía y soluciones. Por su carácter democrático, muchas fuerzas en toda Turquía se acercan al HDP. Es la primera vez en 100 años, desde que fue constituida la República de Turquía, que se llega a este nivel de complejidad en que la cuestión kurda, tanto a nivel económico, político, social y dentro como fuera del país, tiene mucha repercusión”.
Al referirse a una de las realidades más urgentes en Turquía, el copresidente del Kongra Gel detalla que los partidos gobernantes AKP y MHP “no pueden ganar solos las elecciones” previstas para 2023. Pero “la oposición tampoco puede, entonces esta tercera vía del HDP puede tener influencia sobre las cosas y esto es algo nuevo en Turquía”, afirma.
Guerra a la guerrilla
Desde hace al menos dos años, el Estado turco recrudeció su guerra contra las guerrillas kurdas, aglutinadas en las Fuerzas de Defensa Popular (HPG) y las Unidades de Mujeres Libres (YJA Star), las cuales tienen sus bases en las montañas de Qandil, en Bashur. El gobierno de Erdogan utiliza todos los medios para intentar derrotar a la insurgencia, además de ocupar de forma ilegal territorios kurdos de Irak e instalar bases militares. En pleno siglo XXI, las violaciones flagrantes de Turquía a las leyes internacionales y a la soberanía iraquí son moneda corriente. Pero nadie parece darse por enterado: ni la ONU ni Estados Unidos y la Unión Europea (UE), y mucho menos aliados de peso de Ankara como Rusia.
“En la guerra, Turquía quiere romper la voluntad de la guerrilla mediante la técnica y la tecnología, pero está pasando totalmente lo contrario -manifiesta Kartal-. Al principio, que Turquía empezó a desarrollar estas técnicas, sí tuvo resultados, porque fueron ataques fuertes. Pero la guerrilla se ha renovado en función de esta nueva tecnología, se ha transformado según las nuevas necesidades y eso generó una crisis en el Estado profundo turco, porque no se esperaban algo así”.
Todos los días se pueden leer reportes difundidos por las HPG y las YJA Star en donde se contabilizan decenas de soldados turcos abatidos en combates que, en ocasiones, llegan a ser cuerpo a cuerpo. Mientras tanto, el gobierno turco utiliza drones, armamento de última tecnología y agentes químicos no solo contra la insurgencia, sino también contra el propio pueblo kurdo de Irak. El último caso fue la masacre cometida en la aldea de Perex, en el distrito de Bamerne, en Zakho, región del Kurdistán iraquí que limita con la frontera turca. En una zona turística, el fuego de artillería turco mató a nueve personas, entre ellos, un menor de edad. Las víctimas fueron ciudadanos árabes que habían llegado de vacaciones desde Bagdad.
“Todos los partidos del pueblo kurdo están en contra de la guerra de ocupación que lleva adelante Turquía, salvo por el Partido Democrático de Kurdistán (PDK), que la apoya”, dice el copresidente del Kongra Gel, en referencia al partido que gobierna la región semi-autónoma de Bashur. “Cuando empezaron con este concepto de utilizar la tecnología, con el objetivo de aniquilar la resistencia kurda, todas las fuerzas del Estado profundo se pusieron de acuerdo, pero cuando vieron que este concepto no daba resultados, entonces empezó la crisis –agrega Kartal-. Al mismo tiempo, en Turquía, la crisis política y económica se acentúa”.
El PDK, dirigido por el poderoso clan Barzani, funciona como lugarteniente del Estado turco en Bashur. A su vez, los Barzani dirigen un régimen autoritario con el único objetivo de sostenerse en el poder y seguir enriqueciéndose.
Kartal da ejemplos de las posturas históricas del PDK: “Con el Sha de Irán, hicieron una alianza contra las fuerzas revolucionarias. Después, no dudaron en pactar con Saddam Husein para ir contra de la Unión Patriótica de Kurdistán (UPK), de la familia Talabani. Contra el PKK hicieron lo mismo con Turquía. Contra la Revolución de Rojava también hicieron alianzas con el Estado turco. La familia Barzani, para el pueblo kurdo, es como un cáncer político. Lo mismo que en Sri Lanka, que la gente protestó contra una familia que tenía el poder, en Bashur es similar, porque ellos lo quieren controlar todo”.
“Lo que hace la familia Barzani no es para el interés o el bienestar de su pueblo, sino que es para mantener su poder y por sus propios intereses. De la misma forma que el Estado turco pone mucha presión contra la sociedad kurda, Barzani hace lo mismo en Bashur para mantener su poder”, resume el dirigente.
Modernidad capitalista en crisis
“La modernidad capitalista está en una gran crisis –reflexiona Kartal-. A nivel económico, agotó la tierra, la naturaleza y a la sociedad. Todos los problemas ecológicos, de cambios en las estaciones del año, tienen como responsable al capitalismo. En todas partes, hay problemas económicos y sociales. Ya sea en Estados Unidos, en Europa, en Sri Lanka o en Argentina, la gente está protestando”.
La definición modernidad capitalista la brindó el propio Öcalan en sus “defensas”, durante el juicio que se le hizo en Turquía, acusado de “terrorismo” y traición a la patria. Esas defensas son el corpus ideológico del Movimiento de Liberación de Kurdistán y están publicadas en cinco tomos, con el nombre Manifiesto por una sociedad democrática.
“Ahora que el sistema capitalista está en una situación difícil, es una oportunidad. Necesitamos desarrollar la modernidad democrática y la tercera vía, pero como pueblo sabemos que solos no podemos. Necesitamos desarrollar la tercera vía y ahora es el tiempo correcto –destaca el copresidente del Kongra Gel-. Todos los pueblos oprimidos, quienes luchan por la libertad, los ecologistas, los movimientos de mujeres, todos y todas necesitamos unirnos, ya sean socialistas o comunistas, eso no importa, la gente que queremos la libertad necesitamos unirnos”. A este análisis, agrega: “Nadie puede decir que no se puede contra la modernidad capitalista. Cuando la gente se une, se organiza, protesta, se puede vencer y ganar, porque la fuerza más grandes es la humanidad”.
Como ejemplo, Kartal recuerda la resistencia en la ciudad kurda de Kobane (Rojava, Kurdistán sirio), en 2015. Ese año, el Estado Islámico (ISIS) se encontraba en su esplendor y uno de sus principales blancos era el pueblo kurdo. Durante más de tres meses, ISIS intentó ocupar Kobane, pero fue derrotado estrepitosamente. “Cuando fue la resistencia de Kobane, la gente fue la que se levantó y quien puso la presión en América y en Europa, y que hizo que los gobiernos tuvieran que moverse. Cuando vemos que la gente se levanta y va con su fuerza, se puede llegar a una victoria”, estima el dirigente.
En un Medio Oriente siempre en estado de explosión, capitalismo y fascismo en muchas ocasiones están entrelazados, pese a que sobre ellos haya un manto religioso que lo cubra. “El fascismo no se va por sí solo ni tampoco por elecciones, porque siempre va a utilizar la corrupción para ganarlas –explica Kartal-. La única manera de eliminarlo es por la resistencia. Ahora hay muchas probabilidades de que el fascismo en Turquía tenga que aumentar sus ataques contra Bashur, Bakur y Rojava, y eso es un riesgo. Sabemos que, en un futuro, los ataques del fascismo van a ser más grandes, entonces necesitamos que, a nivel internacional, todo el mundo esté atento y se movilice contra estos ataques, que todos nuestros amigos y amigas que creen en la democracia, que no estén de acuerdo con la modernidad capitalista, se unan y acompañen este proceso de resistencia”.
Resistencia y esperanza
¿Cómo vivir durante 100 años –como mínimo- entre la persecución y la resistencia, entre la muerte y la esperanza, entre las largas noches en cárceles-tumbas y una praxis política que tiene como fin proteger una cultura ancestral y una lengua originaria? La pregunta es inevitable cuando se habla del pueblo kurdo.
“Podemos decir que el PKK fue como un nacimiento para los y las kurdas, porque antes, con los ataques de los Estados-nación, en especial del Estado turco, hubo muchas protestas, muchos levantamientos, pero siempre fuimos masacrados –cuenta Kartal-. Antes del PKK no quedaba esperanza en la sociedad kurda, incluso una parte se había rendido frente a los procesos de asimilación”.
Otra vez aparece la figura de Öcalan, a quien todos y todas nombran como “Reber Apo”. Para el copresidente del Kongra Gel, el líder kurdo encarcelado puso la esperanza y la confianza del pueblo kurdo sobre la compleja mesa política de Medio Oriente. De esta forma, el PKK comenzó un trabajo sostenido para rescatar “las raíces y la historia” de Kurdistán, y así “volver a creer que se puede luchar”, sintetiza Kartal.
“Reber Apo hizo una formación especial con los y las militantes, y les dijo que siempre se puede, que siempre hay que ir hacia la victoria. Este espíritu que se creó en los y las militantes fue visto por la sociedad y esa característica se traspasó al pueblo. A esto, Reber Apo no lo hacía para sí mismo, sino para el pueblo. No luchaba para una familia o una tribu, o para una parte de Kurdistán, sino que para todo el pueblo kurdo”, recuerda el dirigente.
Para Kartal, “en esta marcha de 50 años de lucha, Reber Apo se transformaba a sí mismo. Esta transformación que se hacía a sí mismo también la hacía dentro del partido y en la sociedad. Siempre hubo una transformación. Todo este proceso llevó a la idea de la nación democrática, del confederalismo democrático, de la liberación de las mujeres. Hoy en día, hay pueblos kurdos, árabes, asirios en el norte y el este de Siria que están alrededor de estas ideas de democracia y ecología. Esto también le da las esperanzas al pueblo”.
Aunque la revolución kurda, casi desconocida en América Latina, sigue su curso, los peligros están más latentes que nunca. El dirigente del Kongra Gel lo explica de manera sencilla: “Ya sea el Estado turco o el régimen de Siria, intentan romper las alianzas entre los pueblos kurdo y árabe. Pero la gente dice que no, porque quieren la liberación. Es una revolución, porque está rompiendo los planes llevados adelante por la modernidad capitalista. El miedo más fuerte que tiene el Estado turco es que la propia gente turca se una a los kurdos. Entre los diferentes estados (Irak, Irán, Turquía y Siria), hay contradicciones, pero el pueblo kurdo está unido con un proyecto de libertad y de liberación. Esto también es una revolución para todo Medio Oriente, es un nuevo nacimiento”.
El proceso revolucionario en el territorio kurdo también genera señales de alarma en Occidente. “Cuando la OTAN, que es la fuerza más fuerte de la modernidad capitalista, ve esto, dice que si la revolución sale victoriosa en Medio Oriente, ya no se va a poder dividir a la gente, no podrán usar las guerras y las contradicciones para sus propios intereses”, asegura Kartal.
“En la actualidad, vemos que de la Revolución de Rojava se habló en todo el mundo. Si ahora se puede eliminar el fascismo en Turquía, la revolución se ampliará aún más. Por eso, llamamos a todas las fuerzas democráticas a apoyarnos para luchar en contra del fascismo, a apoyar a la guerrilla y a la revolución”, remarca el dirigente.
Por último, Kartal reflexiona: “Vemos otra vez, con la guerra en Ucrania, que hay dos poderes: Rusia y la OTAN, que tienen sus contradicciones y hacen sus guerras, pero en el medio está la gente. Después de esta guerra, el conflicto será con China bajo el modo de una guerra económica capitalista. Por eso, para la gente que cree que hay una tercera vía, que podemos vivir de otras formas, ahora es el momento de hacer algo juntos”.
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