Kozhemyakin: Varias fuerzas intentan instrumentalizar la protesta en Kazajistán

Sergei Kozhemyakin, doctor en Ciencias Políticas y corresponsal del periódico Pravda en Asia Central, analiza la ola de protestas en Kazajistán.

Según Kozhemyakin, las condiciones para el estallido social en el país han venido generándose desde hace unos años atrás por las propias autoridades kazajas, por su «coqueteo» con Occidente, los grupos nacionalistas y el fomento del sentimiento «anti-ruso».

 ¿Qué está pasando en Kazajstán?

En Kazajistán hay movilizaciones masivas cuyo terreno se ha estado preparando durante muchos años. En primer lugar, se trata de una respuesta a las medidas del gobierno. En un país con ricos recursos naturales, existen altos niveles de pobreza, desempleo y desigualdad. La pandemia de coronavirus ha agudizado estos problemas de manera extrema.

En un contexto con elevados índices de pobreza, las fortunas de los multimillonarios aumentaron. Por otro lado, las autoridades no solo no lograron contener el aumento de precios, sino que con sus medidas los incrementaron. Esto se puede ver con el gas, cuyo precio se duplicó después de la liberalización de precios. Esta fue la gota que colmó el vaso, tras lo cual la indignación acumulada irrumpió en las calles.

También hay que destacar que en 2021 se produjeron un gran número de huelgas en diferentes regiones en las que los trabajadores exigían mejoras salariales como respuesta a la subida de precios. El oeste del país, principal fuente de materias primas, se convirtió en el foco de las protestas obreras. Se trata de una región donde existen problemas sociales enquistados. Así que la situación se fue calentando durante mucho tiempo, pero las autoridades ignoraron estos llamados.

Algunos analistas argumentan que se trata de una «revuelta popular», y otros que asistimos a una «ucranización» de Kazajistán. ¿Y si es una revuelta popular basada en bases objetivas y procesos dirigidos? ¿No conduciría tal mezcla de factores a un «Maidan» pro-occidental en Kazajistán?

De hecho, la “ucranización” de Kazajistán ha estado ocurriendo durante muchos años y su impulsor es el propio gobierno. El anticomunismo es parte de la ideología del Estado, a nivel oficial se promueve el tema del “Holodomor kazajo” con un número de “víctimas” inverosímil. Los últimos monumentos a Lenin están siendo demolidos y cientos de nombres de calles que hacen referencia a la Unión Soviética se renombran. El gobierno coquetea con las fuerzas nacionalistas, incluidos sus representantes en los órganos estatales.

Cabe recordar que varios candidatos presidenciales en las últimas elecciones tenían demandas de “descomunización final” en sus programas electorales.

En política exterior, las autoridades han establecido relaciones sólidas con Occidente. Las principales corporaciones estadounidenses y europeas trabajan en Kazajistán. Anualmente se realizan ejercicios militares conjuntos con la OTAN y los estadounidenses han creado una serie de laboratorios biológicos en el país con objetivos más que dudosos.

¿Está la mano de Occidente tratando de guiar las protestas que han estallado?

Por supuesto. Varias fuerzas, tanto internas como externas, intentan instrumentalizar la protesta y utilizarla para sus propios fines. Aunque a Estados Unidos el gobierno actual le conviene por completo.

Todavía hay que analizar quién se encuentra tras la organización de las protestas. Durante 30 años, las autoridades han hecho todo lo posible para liquidar a la oposición. En 2015, el Partido Comunista fue prohibido en el país y los sindicatos independientes fueron suprimidos. Entonces, el movimiento de protesta quedó sin liderazgo y tomó inevitablemente una «forma espontánea».

Esperemos que las personas que salieron a las calles sean capaces de organizarse y no dejar que lo hagan desde el exterior.

¿Cuáles son las principales demandas de los manifestantes?

Inicialmente, las exigencias eran bastante limitadas: reducir el precio del gas y de los alimentos básicos. Luego se extendieron y se volvieron más sociales, incluyendo el aumento de salarios y pensiones y una disminución de la edad de jubilación.

Finalmente, las consignas de las protestas fueron la renuncia del gobierno. No existe un centro organizativo único, pero a juzgar por la información recibida se está intentando crear una especie de consejos de coordinación que propongan listas de demandas.

¿Cuál es la reacción de las autoridades y las fuerzas políticas de la oposición?

La reacción del gobierno al principio fue la del «palo y la zanahoria». Por un lado, prometió reajustar los precios del gas e introducir una regulación estatal de los precios de otros bienes. En la mañana del 5 de enero, el gobierno fue destituido. Por otro lado, las autoridades demostraron su disposición a reprimir duramente las protestas, para lo cual se introdujo el estado de emergencia y el toque de queda, y se movilizaron las fuerzas del orden. Sin embargo, la escalada de las protestas obligó a las autoridades a reaccionar “a posteriori” y hacer concesiones, difíciles de imaginar incluso por la mañana.

Sergei, los acontecimientos se están desarrollando muy rápidamente. ¿Crees que habrá un desenlace pronto?

No se espera que la situación se normalice en los próximos días. Las protestas se extienden, los enfrentamientos se vuelven cada vez más duros. La actitud de las propias autoridades sigue sin estar clara. En cualquier caso, Kazajistán ha entrado en un período de inestabilidad política.

En la región de Alma-Ata se escucharon disparos, los manifestantes tomaron el control de uno de los edificios administrativos, los oficiales de seguridad murieron y se incendiaron casas y coches. ¿Cómo cree que debería actuar Rusia si los acontecimientos llegan al extremo?

Desafortunadamente, Rusia ha perdido hace mucho tiempo incluso esas débiles palancas de influencia en el espacio postsoviético que tenía. La proporción de la población rusa en Kazajistán ha disminuido durante 30 años del 38 al 18%. Rusia no tiene ninguna presencia notable de «poder blando» en el país.

Rusia sigue pendiente de la situación, manteniendo la neutralidad exterior. Una intervención político-militar sería desastrosa y potenciaría el sentimiento anti-ruso. Y esto Moscú debe entenderlo.


Entrevista realizada por PolitNavigator (Traducida por NR)

1 Comment

  1. Muy interesante y de agradecer ante tanta manipulación en los medios grandes. Pero por favor, cuando traduzcan con DeepL (o el que sea que hayan usado, no parece una traducción humana) no olviden darle el texto a un redactor o corrector de pruebas, como lo llamen en NR, para que lo corrija y de verdad «suene» a un texto en castellano; que traducir no es sólo pasar las palabras de un idioma a otro sino darle la forma y el estilo del habla natural del público al que va destinado.

    Saludos.

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo no será publicada.




 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.