Hacen falta medidas contundentes para erradicar el problema. Y eso pasa por la clausura de los locales físicos y la prohibición de las aplicaciones online de apuestas y juego.
Por Oriol Sabata | 9/03/2025
No abre telediarios ni portadas de periódicos, ni tampoco parece ser una prioridad para los políticos, pero la ludopatía supone actualmente un problema en España, causando adicción y destrozando vidas y familias enteras.
Durante los últimos años, los locales de juego y las aplicaciones de apuestas deportivas y juegos online han proliferado de manera vertiginosa ante la inacción y la pasividad del Gobierno y las comunidades autónomas, generando un terreno fértil para la ludopatía en sectores cada vez más jóvenes de la población.
Y es que esta lacra social ha alcanzado proporciones alarmantes. Se estima que en España unas 400.000 personas padecen este trastorno adictivo. Lo que debemos entender es que el perfil de ludópata se ha transformado. Ya no es el del señor de mediana o avanzada edad que se engancha a la máquina tragaperras del bar mientras se toma su quinto de cerveza. Ahora el segmento de población que lidera las estadísticas son los jóvenes de entre 18 y 25 años, que dilapidan su dinero en apuestas deportivas y juegos online, vinculando directamente su número de cuenta con las aplicaciones.
Este fenómeno es conocido por las autoridades, que lejos de tomar riendas en el asunto se limitan a observar como las nuevas generaciones caen en la adicción. Según un informe de la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ) de 2022-2023, el 12 por ciento de los jóvenes de esta franja de edad (18-25) que participan en apuestas online desarrolla problemas de adicción.
Las casas de apuestas se han expandido también fuera de las aplicaciones móvil. En las principales ciudades españolas siguen aumentando este tipo de establecimientos, especialmente en barrios obreros. En muchas ocasiones, además, se encuentran cerca de institutos y parques, de manera que se facilita el acceso de jóvenes y se normaliza el juego desde edades cada vez más tempranas como algo cotidiano.
Tan solo basta con ofrecer un dato para ser conscientes de la magnitud del problema: España tiene la tasa más alta de ludópatas jóvenes (desde los 14 a los 21 años) de toda Europa. Un negocio muy lucrativo que invierte recursos millonarios para captar a la juventud a través de publicidad en redes sociales, televisión y eventos de tipo deportivo. En muchas ocasiones tirando de figuras conocidas (deportistas, presentadores, influencers…).
El juego a través de aplicaciones móvil genera además otro problema: la adicción de menores de edad, que acceden a estas plataformas usando identidades falsas o datos de adultos.
Por un lado, las comunidades autónomas tienen las competencias sobre los locales de juego, mientras que las posibles actuaciones contra las aplicaciones móvil de apuestas y juego recaerían sobre el Gobierno. Entre unas administraciones y otras, resulta evidente que no existe una estrategia contundente y coherente a nivel estatal para terminar con esta lacra.
No basta con llevar a cabo tibias campañas de sensibilización. No existen mecanismos de fiscalización y control público sobre las plataformas online, y las multas tampoco impiden su actividad, teniendo en cuenta que este tipo de empresas obtienen miles de millones de euros.
Hacen falta medidas contundentes para erradicar el problema. Y eso pasa por la clausura de los locales físicos y la prohibición de las aplicaciones online de apuestas y juego. Si queremos una sociedad sana y libre de adicciones, hace falta mano dura con un sector empresarial que se lucra a costa de la explotación deliberada de los sectores más vulnerables de nuestra población.
El Gobierno y las comunidades autónomas no pueden seguir mirando para otro lado, mostrando su supuesta preocupación por la ludopatía mientras hacen caja con los ingresos fiscales de esta actividad criminal que destruye a las nuevas generaciones. Según datos de la DGOJ, España estaría recaudando a través del Impuesto sobre Actividades de Juego, es decir solo en juego y apuestas online, entre 150-200 millones de euros al año.
La ludopatía es un problema creciente en España. La adicción está robando el futuro a nuestros jóvenes. Los gobiernos no pueden seguir poniendo los intereses económicos por delante de nuestra salud pública. Hay que tomar medidas radicales.
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