https://www.youtube.com/watch?v=8uEwX_ZATLA
Artículos relacionados

Yonkis de la revolución
Nos proveen de pequeñas dosis revolucionarias, cargadas de heroísmo/individualismo, que sacian nuestras mentes durante unas horas y nos invitan a esperar a la revolución como una marea que algún día llegará de forma inevitable a pesar de nuestra inacción, o a soñar con líder casi todopoderoso que nos guíe hacia la victoria. Una contraposición total a la organización del trabajo revolucionario de los proletarios, liderados por la vanguardia que emane de ellos mismos y del partido que sea capaz de liderarlos.

Vídeo | Imprescindible Luis Pastor en este poema. «¿Qué fue de los cantautores?»
Luis Pastor es el hombre que estuvo allí: víscera viva de una España que nació con las manos atadas. Sabe que en las muñecas nos quedan aún restos de cuerda que sacudir, heridas calientes. Llegó de Cáceres a Madrid a principios de los sesenta y se atrincheró en Vallecas, donde se convirtió en el altavoz insurgente de los niños desasistidos.
1 Comment
Dejar un Comentario Cancelar la respuesta
Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.
La maldad política de Guerra y González o de Rajoy y Aznar o la de Pujol o la de Juan Carlos de Borbón o la del Señor Cebrian.es para muchos manifiesta y manifestada.
Mire su edad y cuantos años tenía cada uno en 1975.
Alfonso Guerra 35 años en 1975
Felipe González 33 años en 1975
Mariano Rajoy 20 años en 1975
José María Aznar 22 años en 1975
Juan Luis Cebrián 31 años en 1975
Juan Carlos de Borbón 37 años en 1975
Jordi Pujol 45 años en 1975
Todos estos señores nacieron sucios de pueblo y raza
Nadie garantiza nada, pero en 1975 todos ellos estaban sensiblemente vividos, educados y algunos bien madurados en el franquismo contaminador.
Pablo Iglesias – 3 años en 1975. No nació sucio
Pablo Iglesias por lo menos no atufa, ni apesta: no estaba, no vivió aquella negra, triste, oscura y malvada época.
Por cierto, yo también nací sucio, pero me lavo con estropajo todos los días el alma y la palabra. Aunque no es fácil saber cuánto hay que frotar y hasta cuándo.