José Agustín Goytisolo, una amapola en medio del desierto

Por María Torres

José Agustín Goytisolo fue un niño de la Guerra. Jamás milito en ningún partido, pero destacó siempre su participación en actos de rebeldía contra el régimen franquista. Mantuvo inalterable su compromiso ideológico y ético frente al franquismo, «los años impuros», como él denominaba este periodo en los que hizo, según sus palabras, poesía política o civil y no poesía social. Consideraba que el intelectual tenía que mantener siempre una postura crítica ante el poder ya que “La dictadura era mala, pero la democracia también puede serlo”.

La muerte de su madre, Julia Gay Vives, el 17 de marzo de 1938, como consecuencia de un bombardeo de la aviación italiana le truncó la infancia. José Agustín tenía 9 años y desde aquel momento la huella de dolor impregnó su vida y la figura de su madre su poesía: «Aquel año se me ha quedado muerto en el corazón, clavado en la memoria. Como páginas lentas, voy contando sus días hasta tu abandono, y los recuerdo altivos, deslumbrantes de engañoso futuro, o sencillos, durables como el que nada espera».

La familia tardó cuatro días en saberlo. Se enteró después de que un primo materno la reconociera en el Hospital Clínico, entre decenas de cadáveres.

«Mi madre murió el 17 de marzo de 1938, en el Paseo de Gracia, en un bombardeo de la aviación italiana, creo… Los aviones venían desde Palma de Mallorca, entraban por Sitges, daban la vuelta a la Sierra de Collcerola y descrestaban el Tibidabo. Lo hacían así para evitar el fuego de la artillería antiaérea republicana, que estaba en Montjuic, y que no podía disparar cuando los aviones estaban encima de Barcelona, pues sus disparos dañarían aun más a la ciudad. Entonces, los aviones fascistas se tiraban en picado, y todas las calles de sentido norte-sur eran ametralladas o bombardeadas. Mi madre murió a causa de una bomba. Parece ser que por la onda de la explosión y no por la metralla. Hay quien me dijo que entró caminando en la portería del número 17 del Paseo de Gracia, una casa que ya no existe. Había ido a Barcelona para comprar cosas para mi padre y para mí, porque el 19 de marzo era nuestro santo».

José Agustín Goytisolo falleció el 19 de marzo de 1999 al precipitarse por la ventana de su domicilio de Barcelona. Eran las 4 de la tarde de un triste viernes. «Al chocar contra el mármol / de tu terrible ausencia / te amo mujer de muerte».

Amapola única

Por la ira fui un niño sin sonrisa

un hombre derrotado.

Cuando pude

me acerqué hasta el refugio de los míos

me armé de orgullo y además

de odio hacia las banderas de aquel crimen

de asco a sus uniformes y a sus cantos

de falso paso alegre de la paz

pues la paz me la habían quitado

cuando yo la tenía

y era más hermosa

que una amapola única en medio de un trigal

o de un desierto.

Y no quise callarme

ni dejarlos tranquilos con su fúnebre paz

pues ya mi sitio

estaba en otro lado

enfrente con los compañeros

terribles y obstinados.

José Agustín Goytisolo

Final de un adiós – 1984

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