Joana Conill: «El silencio es lo más peligroso que te puedes encontrar para abordar el tema de la violencia»

El desencanto es profundamente difícil de narrar, sobretodo por las personas que lo vivieron, se rompen al hacerlo, y creo que podemos entenderlo. La cosa es que no podemos pasar página sin haberlo narrado, y ahí me temo que vamos a ser las hijas las que lo narremos.

Por Angelo Nero

Dentro de las muchas historias que forman la biografía de tu padre, está su participación en el atentado contra Franco, en 1962, que supondrían su detención y su posterior condena a muerte. ¿Te sorprendió descubrir esta faceta de su activismo político, y los testimonios que conseguiste sobre esta acción, como los de Julen de Madariaga?

Me sorprendió por una parte si y por otra no. Por una parte no, porque creo que esto es algo que siempre he sabido, que mi padre participó en la lucha armada, y creo que él se encargó de transmitirme sus ideas al respecto, de un modo sutil, pero creo que sin hablar de ello con él podría saber bastante bien lo que él consideraba sobre esa faceta suya. Y por otro lado si, porque nunca deja de sorprenderte la lucha armada, el activismo político de ese índole, en el sentido de que nunca deja de ir acompañado de preguntas, y si algún día deja de ser de ese modo, entonces ya es un síntoma de que no se está haciendo desde donde hay que pensar en ese tema.

El activismo político de esa índole siempre va acompañado de preguntas, preguntas que no son gratas, preguntas que, en un momento dado, me he hecho yo haciendo esta película, de la que puedo contar una, que es importante, y es ser plenamente consciente del privilegio que ha tenido mi generación de no tener que plantearse de una forma tan acuciante, como tuvieron ellos que tuvieron que plantearse si querían o no participar en la lucha armada. Ese es un tremendo privilegio que olvidamos muy a menudo. Esa pregunta, por ejemplo, yo me la he hecho muchísimo. Eso es algo a lo que nunca te acabas de acostumbrar, y creo que es como tiene que ser. Tengo grabadas la imágenes de los petardos que pusieron, que están en los archivos militares y me sigue sorprendiendo que él elaborara esos explosivos.

Y los testimonios que conseguí, que fueron, básicamente, el de Julen de Madariaga, fue un regalo inmenso, porque hablar sobre la violencia, sobre la lucha por la paz, sobre que implica la lucha armada, a que vidas te lleva, que conexiones con la vida haces, es un regalo.

eso siempre tiene que ir acompañado de palabras

Me doy cuenta, respondiéndote esta pregunta que, me han preguntado y he hablado muy poco de ello, y tengo muy poca ocasión de hablar de esto, así que te lo agradezco. Se habla muy poco en la esfera publica de los activismos políticos vinculados a luchas armadas, realmente no se habla, y nos ocurre una cosa, a las personas que somos familia de personas que han participado en esos activismos. Es que, por un lado, te enfrentas a toda una serie de mitos, de leyendas, que no son ciertos, que son los que imperan en la sociedad, y tú, a nivel familiar, lo has vivido de un modo tan diferente, que vives una especie de disociación, porque sabes que en la esfera pública no puedes hablar de ello, tienes que hablar de ello en espacios de seguridad, y según con que personas, que te van a entender, a no ser que te apetezca hacer pedagogía.

Pero, como hija, es extraño, porque hay una parte muy natural que lo entiende. Yo ahora no tengo el espacio para contarlo pero está tan alejada la realidad de lo que luego, socialmente, se dice, que cuando eso ha estado en casa es un poco natural, y lo más importante de esa naturalidad es que tú aprendes, que eso siempre tiene que ir acompañado de palabras, y eso es lo bonito, es el regalo que tienes como hija, que tienes una profundidad muy grande, y no usas en vano las reflexiones acerca de la violencia.

lo que hay en nuestra sociedad es silencio, eso no es discurso

Una cosa que a mi me pesa de esta sociedad, es que no haya discurso sobre la violencia, hay silencio, pero el silencio es lo más peligroso que te puedes encontrar para abordar el tema de la violencia, y lo que hay en nuestra sociedad es silencio, eso no es discurso. Tu cuando vienes de una familia en la que has tenido que enfrentarte a esas preguntas, lo que tienes es un discurso muy profundo, que tiene que ver con la vida, con la ética, con la filosofía, con la humanidad, sobre la violencia, que lamentablemente puedes a compartir poco, así que te agradezco mucho esta pregunta.

Los testimonios que conseguí sobre esta acción, reforzaron esta idea, que son las personas que tuvieron activismo político vinculado a la lucha armada las que saben hablar de este tema, y las que se han enfrentado a las preguntas, y han estado muy solos y muy solas, con esas preguntas, y tenemos que encontrar la manera de que esos discursos trasciendan a la esfera pública, porque hay mucha sabiduría entorno a ellos, y conocer a Julen ha sido el regalo más grande que me llevo de esta película, por su profundidad, por el alcance de sus reflexiones, por su militancia en los movimientos de paz.

Y lo último, que me remito a una pregunta anterior, yo no pretendo entender sus acciones, porque yo no viví esa época, y eso es algo que hay que tener muy claro. Lo que hay que tener muy claro es que debemos tener el deber moral de acompañar a estas personas, de preguntarles, de no dejarlas solas con sus reflexiones, es decir, yo no necesito entender, porque no voy a entender, y tengo que ser honesta con estos contextos, porque no los he vivido. Del mismo modo que, a veces, echo de menos que entiendan un poquito más los míos, pero si que se que tengo el deber moral de preguntar, de darles el espacio del hablar, y yo les puedo dar escucha, les puedo dar comprensión, y eso está faltando, el encuentro intergeneracional, y es un drama, porque hay una profundidad filosófica, ética, vital, reflexiva, en sus relatos que esa no podemos dejar que nos la arrebaten, y parte para tender puentes entre generaciones.

sin la aparición de mi madre no sería lo que es

Lo más difícil, o por lo menos es lo que transmite la película, en tu tarea de detective de la memoria, ha sido hacer hablar a tu madre, que se desnudara emocionalmente delante de tu cámara y enseñara sus propias heridas. ¿Cómo abordaste las entrevistas a tu madre, para que contara su propia visión de todo lo que le había sucedido a tu padre?

Cuando uno siente dolor de verdad, es cuando habla con la persona que lo vivió, con la que lo compartió, hay es cuando tú sientes del dolor. Al final, hay esa leyenda de que es fácil contarle tu vida a un desconocido, pero lo más difícil es contarles las cosas con las que hemos tocado el dolor, con las que lo hemos compartido.

La entrevista con mi madre no existía. Yo, de hecho, quise mantener al margen a mi madre y a mi hermana, pero no te puedo decir el porque, quizás porque no estaba preparada, porque las quería, falsamente, proteger, no ponerlas en esa tesitura de tener que decidir, no te puedo decir el porque.

Lo que pasa es que, con el tiempo, un buen amigo mío me hacía ver que la película quedaba incompleta, y mi madre cuenta que, durante los tres años que me veía hacer la película, se planteaba que ella tenía que estar. Así que la entrevista con mi madre no tuve que abordarla, porque fue mi madre quien me planteó hacerla. No le hice preguntas, ella la estuvo preparando durante un año. Lo que aparece en la película es lo ella decidió contar y creo que no podría ser más brillante, y realmente creo que sin la aparición de mi madre no sería lo que es. Al final hay mucha gente me ha dicho, que es un homenaje a mi madre, la película es un dar voz a mi madre, con todo lo que representa mi madre a nivel colectivo. En el sentido de ser una mujer, de ser la compañera de un hombre significado políticamente, que es el que ha transcendido en la literatura histórica pública, el que aparece en los libros, libros que no relatan la historia intrafamiliar, o que solo relatan una parte de la historia pública. Con todo lo que representa mi madre a nivel colectivo.

¿que nos impulsa a buscar?

No sé muy bien que buscaba viniendo aquí, ni si venir aquí tiene que ver con lo que busco, o si tengo muy claro lo que busco. Conecto mucho cuando cojo el coche, y cuando llego a los sitios no sé…”, dices en otro momento del film. Buscas pistas sobre los pasos de tu padre, recorres los lugares por donde pasó, sin embargo no siempre al llegar son las cosas como te imaginas. ¿Incluir estos momentos en la película también tienen la intención de ilustrar esa distancia que hay entre lo que buscamos y lo que esperamos encontrar, y entre lo que realmente nos encontramos?

Incluir esos momentos en la película tiene que ver con narrar el proceso de búsqueda. Generalmente los productos que encontramos históricos te muestran un producto final, pero previamente a ese producto ha habido un proceso de búsqueda. Esos procesos están poco narrados, y son muy interesantes, porque eso es la vida, la vida vinculada a la memoria. Son procesos de profunda confusión, son procesos de miedo, de frustración, son procesos de muchísima plenitud, cuando encuentras algo, son procesos no lineales, son procesos determinados por cuales son las fuerzas que nos llevan a querer saber, que esa es la gran pregunta: ¿que nos impulsa a buscar?. Esa es una pregunta que no se contesta con el producto final de la búsqueda, porque esa pregunta tiene que ver con cual es la intención que te ha llevado a hacer eso, y una vez que has decidido hacer eso, como ha sido el camino. Esos momentos son los que quedan narrados en la película.

A mi me interesa mucho ese tema, porque si tu muestras un producto final no vas a animar a la gente a hacer películas de memoria, o relatos o canciones de memoria, porque vas a crear una tensión muy fuerte, van a decir: uy, que difícil hacer eso. Pero si tu eres honesta, y les muestras como es el camino, y les dices: mira, yo he recorrido ese camino, y tú también lo puedes hacer, porque es un camino muy humano, es un camino que conocemos y que nos hermana a todas las personas. Es un camino de miedo, es un camino de plenitud, es un camino de dolor, pero también es un camino de sanación, es un camino de soledad, pero también es un camino en el que te vas a encontrar personas, es un camino de frustración, al hacer viajes donde te encuentras a personas que no te cuentan nada, pero también es un camino en el que, inesperadamente, también te aparece informaciones. Y eso creo que es lo que acerca al espectador, a animarlo a hacer su propio camino, y yo eso lo tenia muy claro, que yo quería, y quiero, que mi película inspire a otras personas a hacer su camino de búsqueda. Por tanto, lo único que puedes hacer es ser honesta y decir: a buscar se hace así, y todas podemos hacerlo.

Narrativamente, histórica, ética y políticamente, creo que es de recibo hacerlo así, porque si seguimos contando verdades, no vamos a cambiar mucho la historia, o la forma de vivir en este mundo, pero si nos atrevimos a conquistar la esfera del tú como ves las cosas, y yo como veo las veo, incluir la diversidad, abrir espacios a la primera persona, a las emociones, al dudar, a esas narrativas de la primera persona, que son feministas esas narrativas, es cuando abrimos espacios a que todas las voces sean bienvenidas. Así que narrativamente, para tener una narrativa coherente con esa política feminista, creo que es mucho más congruente, contar el proceso, que al final es un proceso de deriva, de no linealidad, que un producto final cerrado que es una narrativa de tercera persona de las cosas son así, y esta es mi verdad.

En “La cigüeña de Burgos” se refleja la experiencia vital de tu padre, la intensidad con la que vivió, pero también la de su organización, el PSUC, y la ilusión con la que afrontó una transición en al que se diluyeron muchos de sus sueños e ideales. ¿Este desencanto, que llevó a la propia desaparición del partido, se llevó por delante a tu padre, como a muchos que, entonces, creían que otro mundo era posible?

Esta pregunta me cuesta contestarla sin emocionarme, así que voy a intentar ser muy sintética. Este desencanto es profundamente difícil de narrar, sobretodo por las personas que lo vivieron, se rompen al hacerlo, y creo que podemos entenderlo. La cosa es que no podemos pasar página sin haberlo narrado, y ahí me temo que vamos a ser las hijas las que lo narremos. Y sobre ese desencanto me gustaría decirte dos cosas: ese desencanto no es solo propio de esa época, ese desencanto es propio de cualquiera de las épocas que nos vaya a tocar vivir. Lo que tenemos que concentrarnos es en como hacemos para que ese desencanto nos de herramientas, a las personas que todavía tenemos mucha vida por delante para vivir. Y ese desencanto tiene dos partes, una es la esperanza y otra es la desesperanza.

Por tanto, una pregunta importante es, que nos preguntemos constantemente que nos hace tirar adelante, en un mundo en el que hay desesperanza. Es decir, no asumir que la vida solo es un ejercicio de esperanza, no, asumir que hay desesperanza, y por tanto, la pregunta correcta para vivir es: ¿que es lo que nos hace tirar adelante? No quedarnos con que se llevó a muchas personas por delante, sino a las que no se llevó, ¿que las hizo tirar adelante?.

La otra es ser profundamente compasivas y compasivos, y de una vez por todas asumir que se llevó a muchas personas por delante, que eso es tremendamente doloroso, para las personas que lo hemos vivido en casa, y para todas las personas humanas, porque el dolor de los otros nos toca, y dar espacio a ese dolor, no tratar de vencerlo, trascenderlo con actitudes voluntaristas, y todo está bien, todo valió la pena. No. No todo valió la pena. La tortura no vale la pena, y las violaciones no valen la pena, y la cárcel no vale la pena, y el aislamiento no vale la pena, jamás, otra cosa es que sea necesario, pero es otra pregunta muy distinta.

Entonces, dejar de cargar a esta gente con esta mierda, y lo digo así, con todas las letras, con la máxima de que todas las cosas valen la pena, porque no, y asumir que eso se llama dolor, y que si queremos honrar a esta gente, hay que ponerse codo a codo con ese dolor y dar espacios para el dolor, y que eso no nos lleve a olvidarnos de lo otro, de la esperanza, y de nunca dejar de preguntarnos que nos permite tirar adelante, en esta vida en la que hay tremenda desesperanza. Eso se llama empezar a no tener pensamiento no inclusivos, es decir, que la vida no sea una cosa o la otra, empezar a crear un pensamiento, o una forma de estar en el mundo en que puedan coexistir las dos cosas: el desencanto, y esa energía que nos hacer tirar hacia adelante, que no tengamos que escoger entre una cosa y la otra, que eso ya sabemos donde nos lleva, y nos lleva actitudes dictatoriales, dogmáticas, y de eso ya sabemos mucho, así que hay que empezar con la práctica del pensamiento crítico no excluyente y dar espacio a las dos cosas.

A la hora de enfrentarse con un proyecto con tantas capas como este, con imágenes con distintos formatos y de diversos orígenes, ¿cómo afrontas el reto de encajar todas las piezas de este puzzle, lo tenías claro al elaborar el guion previo?

No lo tenía claro, desde el principio, te podría decir que hay seis guiones de esta película, y no exagero. Fue un auténtico quebradero de cabeza, montar esas piezas del puzzle, al principio empecé, simplemente, acumulando material, pero no sabía donde iban, intuía, que había algo, como cuando se hace una investigación académica, y seguía acumulando material. El giro fue el día en el que me atreví a conquistar la narración y a asumir que yo soy la narradora de esta película, y que no es mi padre, soy yo hablando de mi padre. No es una película sobre mi padre, sino sobre yo hablando de mi padre. Me emociona decirte eso, porque creo que a él le gustaría que fuera así. Al final, este mundo nos toca vivirlo a nosotras y es bonito también este ejercicio de decir: ey, ahora me toca a mí.

¿que las hizo tirar adelante?

Yo he podido ver tu película, y conocerte, en las Xornadas de Memoria Histórica de Pontevedra, pero ya “La cigüeña” lleva ya un tiempo volando por festivales, salas e incluso plataformas digitales, ¿cual ha sido el recorrido de esta memoria alada, y que acogida está teniendo en los lugares donde se ha podido ver?

Jamás me hubiera atrevido a pensar que tuviera la acogida tan increíble que he tenido, y te hablo de una acogida, sobretodo, a nivel humano, el amor que yo he sentido, el reconocimiento que he sentido, la comprensión, la suerte que he tenido de escuchar a personas, de conocerlas, a través de esta película, es algo que jamás se me hubiera pasado por la cabeza. El recorrido de esta memoria alada, ha sido un viaje que, yo pensaba que cuando se acabara la película se acababa el viaje, que va, y eso me lo dijo una persona, un hijo que yo conocí, argentino, él me dijo: Joana, la aventura empieza ahora. Yo pensé: no entiendo. Ahora que han pasado dos años y medio te puedo decir que lo entiendo, la auténtica aventura, y esto empiezo a coger conciencia ahora, comenzó el día que yo empecé a mover esta película. Me he sentido querida por gente que no me conocía. Me han contado historias a las que jamás hubiera accedido, sino fuera por la gira. He tenido un reconocimiento a nivel cinematográfico que ni en mis mejores sueños. Piensa que yo no me dedico al cine, ahora tal vez me lo planteo, decir que soy cineasta, pero yo no vengo de este mundo. He ganado el Festival Alcances, a la Mejor Dirección, he estado en festivales de cine, y luego, a nivel activista, he tenido un reconocimiento a nivel del movimiento memorialista, de hecho, ahora formo parte de la Asociación Catalana de Expresos Políticos del Franquismo. Es decir, he tenido un reconocimiento a nivel humano, a nivel cinematográfico, a nivel activista, es que no tengo palabras para contártelo.

Después de estos dos años y medio de haber sido invitada por entidades de la memoria, por festivales de cine, había algo que me pesaba, y es no haber recibido ninguna invitación de alguna entidad institucional, eso me pesaba mucho, sobretodo porque mi padre dedicó muchos años a la política institucional, y a mi me pesaba no haber tenido ese reconocimiento. Especialmente me pesaba no haber tenido ese reconocimiento en mi labor como cineasta de la memoria por parte del ayuntamiento de mi ciudad, de Barcelona, y tampoco de haberlo recibido por la Diputación de Barcelona, porque mi padre trabajó en esos lugares. Eso me pesaba mucho, me dolía. Y dejame decir una cosa, que la Diputación de Pontevedra, me haya invitado y haber podido proyectar mi película en un contexto institucional para mi ha sido importantísimo, y para mi familia también. Creo que, ahora si, se cierra parte de este recorrido, de esta memoria alada, porque yo, en la Diputación de Pontevedra, en ese edificio de la Diputación, sentí que finalmente nos llegaba el reconocimiento institucional, que también es importante. Porque esto no va solo del activista, del cineasta, del humano, no, tienen que llegar todos los reconocimientos, institucionales, humanos, activistas, cineastas, todos, y yo en Pontevedra te puedo decir que, por fin, después de dos años y medio de recorrido, de memoria alada, llegó el reconocimiento institucional. Así que os estoy profundamente agradecida y te lo digo en mi nombre, en nombre de mi familia, y en el nombre de mi padre, que fue el vicepresidente de la Diputación de Barcelona.

Moviendo esta película me han pasado cosas que yo creo que nadie creería, cosas que tienen que ver con casualidades de esas que no puedes creer, estar diciendo algo y que alguien del público te diga que esa persona era amiga de alguien que, que te llegue un correo, cuando estás en Burgos de una persona que está buscando a su abuelo en Burgos, y que tú tengas la posibilidad de buscar su archivo. Y he descubierto una cosa, y quiero decirla para animar a todas las personas a que emprendan este camino increíble y mágico de la memoria. Todas las personas que nos dedicamos a la memoria nos hemos conocido de formas muy casuales, es un camino que está plagado de casualidades, de magia, de intuición, constantemente pasa esto, es una casualidad tras otra, hasta que dices: ¿no será que las casualidades no existen y que, simplemente, cuanto tu activas algo estás accediendo a esa memoria colectiva. Digo esto porque es muy gratificante, hacer cosas de memoria y creo que hasta que no empiezas no te das cuenta de la personas que vas a conocer, de la casualidades que vas a conocer. Dejame contarte una, yo acabo de editar esta película el día antes del confinamiento, al cabo de dos meses, en pleno confinamiento , en mayo, recibo un mail de una persona que estaba haciendo una novela sobre su madre, sobre la estancia de su madre en la cárcel, y me dice: yo conocí a esa cigüeña y sé como se llamaba. Esa persona es Miguel Martínez del Arco, que ha escrito la magnifica novela “Memoria del Frío”, y gracias a el tuve el testimonio, que ya no pude meter en esta película, de como era la vida de mi padre en la cárcel y del nombre de la cigüeña que, por cierto, se llamaba Claudia.

Para terminar, me gustaría saber si tienes algún proyecto entre manos ahora, que quieras compartir con nosotros.

Yo, ahora mismo, estoy empezando a entender, que han supuesto estos dos años de estar proyectando la película, he escuchado muchas historias, porque es una película que abre muchos espacios de palabra, han sido dos años de escuchar a muchas personas, muchas historias difíciles, sostener mucha emoción, espacios de mucho dolor, de mucha reparación, y no he podido pensar en otros proyectos, estoy haciéndome cargo de lo que ha supuesto en mi vida, ha sido un impacto muy fuerte, y creo que tengo que digerirlo. Me he dado cuenta de que cuando mueves una historia, estás creando otra historia, entonces, creo que estos dos años he estado viviendo esta historia. Y ahora si, que empiezo a darme cuenta, que empiezan a venir ideas a mi cabeza, pero empieza, esos indicios vagos, pequeñas intuiciones, pequeños destellos, de decir esta idea ya me ha llegado cuatro veces, que querrá decir, así que estoy volviendo a la casilla de inicio de cuando tenía veintitantos años y decía, ¿que es esto de mi padre? Estoy en ese punto.

Muchísimas gracias por esta entrevista. Este proceso que te estaba diciendo que tiene que ver con empezar a digerir estos dos años que me han movido mucho a nivel de hija, a nivel de víctima, a nivel de persona, a nivel de cineasta, de narradora, me han movido mucho, es una película que la he hecho a varios niveles, y entiendo que el impacto también me ha llegado a muchos niveles. Es mi primera película, me he presentado ante la sociedad como víctima, como hija, he escuchado a otras personas, también formo parte de una persona dispuesta, por mi trabajo, me dedico al tema de la terapia, a la justicia restaurativa, a la reparación, y eso también ha tenido impacto en mi. Y esta entrevista me ayuda a hacer ese camino que tengo ahora por delante que es digerir ese impacto que ha sido sostener públicamente una historia personal y colectiva.

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