En kurdo Jin significa mujer, mientras que War significa hogar. Así pues, Jinwar, vendría a significar el hogar de las mujeres.
Por Berfîn Çiya
Desde hace años, dentro del movimiento de liberación kurdo, se ha puesto el foco en la liberación de la mujer, sujeto político de la lucha, como base imprescindible para poder acabar con los males de la sociedad. Las teorizaciones en este marco han sido materializadas en Rojava (parte del Kurdistán que se encuentra dentro de las fronteras del Estado Sirio), donde se está llevando a cabo la conocida como la Revolución de la mujer. Dentro de este proceso revolucionario la lucha por la liberación de las mujeres se articula desde diferentes ejes: la autodefensa, la autonomía, la participación en todos los aspectos de la vida cotidiana… A parte de todo este entramado social que pretende asegurar el camino hacia la erradicación del patriarcado existe un proyecto de casi ya 5 años, una aldea exclusiva para mujeres: Jinwar.
En kurdo Jin significa mujer, mientras que War significa hogar. Así pues, Jinwar, vendría a significar el hogar de las mujeres. Este proyecto nació inspirándose en las teorizaciones sobre la liberación de la mujer del movimiento kurdo, en las cuales se tiene consciencia de que dotando a las mujeres de recursos y herramientas podrán liberarse de las limitaciones a las que están sometidas bajo el régimen patriarcal.
Fue a finales del año 2016 cuando se comenzó a levantar el proyecto, situado en unas tierras de la provincia de Hasakah. Una vez los terrenos fueron escogidos las compañeras se pusieron manos a la obra para preparar la base de las edificaciones y los bloques de construcción de las 30 casas con las que cuenta la aldea. Siguiendo el principio de ecología del movimiento, las casas fueron construidas acorde la forma tradicional de la zona: en base a bloques fabricados a mano y conformados por una mezcla de barro y paja en su mayoría. Esta es también la forma más inteligente de construcción pues en verano, cuando se llegan a superar los 50ºC, las casas se mantienen frescas y en invierno, cuando se alcanzan temperaturas bajo 0ºC, guardan el calor.
La labor de construcción fue larga y dura pero, tal y como sucede siempre en Rojava, la comunalidad hizo que todo fuese posible. Las gentes de los pueblos vecinos, al enterarse del trabajo que las compañeras estaban llevando a cabo, acudieron para aportar su participación en el proyecto. Así pues Jinwar fue cogiendo forma, no solo en su aspecto físico, sino también en lo relativo a sus valores.
En cuanto al funcionamiento económico, se ha estructurado también teniendo en cuenta la importancia de la autonomía de las mujeres y el autosostenimietno de la aldea. Dentro de Jinwar nos podemos encontrar con múltiples actividades productivas que están enfocadas a proveer a las residentes de la aldea de comida para todo el año y a poder comerciar con parte de la producción para invertirlo en otras necesidades. Podemos poner el ejemplo de la famosa panadería de la aldea, donde se produce uno de los panes más deliciosos de Rojava; por otro lado también cuentan con un establo donde tienen ovejas de las que obtienen lana y lácteos; hay un inmenso jardín lleno de frutales y vegetales, que ha sido fruto del esfuerzo de las mujeres por recuperar una tierra antaño árida; podemos encontrar el famoso dukan (tienda), donde se venden productos de la aldea y otros bienes de primera necesidad, tanto para residentes de Jinwar como para personas de pueblos cercanos.
El movimiento de mujeres es plenamente consciente de la importancia de la educación de cara a una sociedad con individuos libres y autónomos, por ello las mujeres de la aldea participan constantemente en seminarios, educaciones, jornadas de lectura… Por otro lado, pensando en las futuras generaciones, la aldea también cuenta con una escuela a la que asisten tanto residentes de Jinwar como niños y niñas de aldeas vecinas.
Durante la guerra de 2019, la cual tenía lugar por estas fechas y terminó con la invasión turca de las regiones de Serê Kaniyê y Girê Spî, las mujeres de la aldea se vieron obligadas a abandonar sus hogares por seguridad, dado que Turquía puso Jinwar bajo amenaza. El movimiento de mujeres siempre es uno de los objetivos del fascismo turco, tal y como se viene demostrando históricamente, pues se trata de uno de los mayores logros del movimiento de liberación kurdo y por tanto una de sus mayores amenazas.
A principios del año 2020 abría también en la aldea una clínica médica especializada en la salud de las mujeres, la cual recibe el nombre de Șîfa Jin. La clínica tiene por objetivo principal el cuidado de mujeres y niños, así como el proporcionar educación sanitaria a mujeres de Jinwar y de aldeas cercanas, tomando conciencia de la importancia de brindar a la mujer un rol central en el cuidado de su cuerpo y en la consciencia de su propia salud.
En definitiva, Jinwar constituye un espacio de resistencia activa contra el patriarcado, donde las mujeres pueden tener un entorno seguro y construir dinámicas libres de los roles de género. Esto implica el asentar una de las bases fundamentales para una sociedad en la que la mujer es un sujeto emancipado y libre, fuera de la marginación social que implican las estructuras de dominancia masculina.
¡Mujer, vida, libertad!
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