#JESUISHERMIDA

Ya pasó la “Fiesta de la libertad de prensa”, ahora toca el  “Quítame ese micro de ahí”

Durante la jornada de la libertad de prensa en estos días pasados, los reporteros más dicharacheros se encontraban retransmitiendo el pan y circo de turno.

En este caso era algo de motos, creo. Luego no queda tiempo para informar del caso de Ana Garrido, o de la venta a la Comunidad de Madrid de la sangre que la gente dona, por parte de la Cruz Roja a mas de sesenta euros el litro. Luego la gente se sorprende que El Follonero siga encontrando casos y corruptelas cada semana. Son casos aislados, pero no paran de amontonarse. Como aquella señora que gritaba a todo aquel que había pagado para escucharla que ella había destapado la Gürtel.

Los medios de comunicación se están vaciando de periodistas incómodos, es decir, periodistas que informan de la realidad aunque incomode al Gobierno y al establishment; y luego están esos “periodistas” que más bien son relaciones públicas del régimen de turno y que se dedican exclusivamente a repetir lo que dicen “los de arriba”. La prueba de que no hacen preguntas incómodas es que el presidente del gobierno se ha presentado a la prensa desde un plasma. Así que ni aunque existiesen periodistas incómodos, se lograría preguntarle nada.
Lo raro es que esos periodistas, en vez de largarse ante tal desplante se quedaron a escuchar y retransmitieron palabra por palabra lo que decía Rajoy. Más que nada porque era imposible una contraréplica.
Aquel día el presidente del gobierno habló desde su despacho al mundo entero sin escuchar a nadie. Retransmitir eso no es libertad de prensa, retransmitir eso es ser una corriente de transmisión del establishment. Un periodista, cuando tiene la oportunidad de entrevistar al presidente de gobierno, tiene que ir preparado de casa sabiendo todo lo que el presidente no quiere admitir y ponerle en la encerrona de contestar, mentir, o negarse a contestar. El silencio es una respuesta válida para el periodista incómodo. Pero la libertad de prensa está en emitir tu investigación periodística sin que esté dictada por nadie. Esos son los escribas del faraón de toda la vida.

Por otro lado están los verdaderos periodistas que aportan a la sociedad informando de lo que sucede… Y poco más. Entre los escribas del faraón se pueden sacar de varios tipos porque hay en realidad varios “faraones”. Pero en realidad si te dictan lo que escribes, si cuentas simplemente lo que dice otro, amigo, quítate la chapita de periodista.

Imaginemos a una persona que era tan leal al régimen de Franco que con treinta y pocos años estaba de corresponsal en América informando por la televisión del Estado de las cosas que sucedían. Entre otras, la llegada a la luna del primer hombre. Estoy hablando de Jesús Hermida. Todo el mundo aprecia su valor en el mundo periodístico, pero lo cierto es que nunca ha sido incómodo.

Desde jovencito se convirtió en el papel de “La Voz” en V de Vendetta, a la española. Decía lo que le escribían.
Cuando volvió a España con un nombre hecho gracias a sus peculiares características que todo humorista español usaba para imitar casi como rito de iniciación, le dieron un espacio más amplio y con más libertad. Pasó a la transición siendo uno de los emblemas que todos los españoles querían mantener. Tanto la izquierda que salía de las sombras, como la derecha que se arrancaba las camisas fascistas y abrazaba la democracia. Nadie cuestionó la valía de Jesús Hermida como comunicador. El comunicaba lo que le decían. “Si hay que entretener, tanto en fascismo como en democracia ¡Qué más da!”, debieron de decir los del nuevo gobierno. Dales a la gente un caramelo…
Y con ese pan y circo nos mantuvieron ocupados, por ejemplo con programas de humor, entretenimiento, política (pero más que política, la vida de los políticos, creando marcas de las personas, todo muy innovador, todo muy americano). Los españoles de la transición, con el nuevo Jesús Hermida, pudieron ver simultáneamente al viejo Jesús Hermida cuando Jesús Franco publicó la obra póstuma de Orson Wells sobre El Quijote, que era un poco crítica del fascismo español y por eso no se había visto aquí antes. (Era un Quijote un poco raro porque salia en la casa de los pueblos españoles una televisión que la gente veía a Jesús Hermida en blanco y negro contando la llegada a la luna veinte años antes).

Viñeta de Lumpen (@el_lumpen)

El “entertainer” de Jesús Hermida, si tuvo algún problema con alguna cadena, fue por su trato personal fuera de las cámaras, pero nunca porque incomodase a un entrevistado hasta el punto de que le despidiesen como está pasando recientemente con los pocos periodistas incómodos que existen.

Pero como Jesús Hermida estuvo en nuestras televisiones en grandes momentos de nuestra historia, morirá con honores. Es la parte de la historia que sí les gusta contar, la que contaba Jesús Hermida. La que contaba Jesús Cintora, la que cuenta El Follonero, o el gran Wyoming, o Sabina en sus canciones, o Los Chikos del Maíz, o esa corta lista de personas que anteponen al público por encima de quedar bien con la gente que es parte de la noticia, o de la realidad. He dicho nombres que en ambientes de izquierdas pueden sonar polémicos por flojos, pero en realidad pasa como en las elecciones a rector de la universidad complutense. Lo más progresista que pueden votar los alumnos es Carrillo, que les ha subido los precios y bajado las becas, o Andradas, su clon rejuvenecido. Todos los demás candidatos están a la derecha de Esperanza Aguirre (literalmente, se sientan a su derecha a la hora de la comida).Pero volviendo a las noticias: Está la que nos quieren contar, el orgullo de España, los éxitos de los aliados… Y la otra. Esa parte que no nos quieren contar nos enteramos cuando se desclasifica a los cincuenta años, ya está todo el pescado vendido, los delitos han prescrito y los herederos dicen yo no sabía nada,” yo no sabía que tenia un jaguar en el garaje de mi chalet” o “lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir”.

Todas esas cosas son esperables., lo que no te puedes esperar es que el día de la libertad de prensa, el propio Rey dimitido de España, (El primer rey dimitido de la historia, o morían o si abdicaban su linea sucesoria perdía los derechos, ¿no? entonces este ha dimitido para darle su puesto a su hijo. Se ha prejubilado) mande apartar el micrófono de uno de esos escribas del faraón que está haciendo su trabajo. Y su trabajo es dar pan y circo a la gente, y darle honores y medallas, y lustrosidad. Y para ese periodismo sensacionalista que sin nada de incomodidad es igual a los medios de comunicación del fascismo (véase el Nodo, o el canal del Metro de Madrid), su propio jefe, una de las cabezas visibles del establishment, le está incomodando para hacer su trabajo. El minuto de leyenda de las motos con ex-monarca se paga a buen precio en el circo.

Pero esa incomodidad no es igual a la incomodidad del periodista.
Esa incomodidad de incomodar sus vidas privadas para el entretenimiento, no es noticia, es paparazzismo. La incomodidad del periodista requiere que esta se produzca con el mero propósito de conseguir información relevante a alguna investigación periodística, algo ocultado al público, algo público (gubernamental) ocultado al público (las masas). Y que Hillary Clinton se coma un taco a escondidas no es periodismo, porque entra en su vida privada. O sacar a Carmona o a Aguirre a cantar, no es periodismo, es entretenimiento. Y cuando un político hace entretenimiento voluntariamente, no puede ser tan hipócrita de denominar a los demás populistas; a no ser claramente que su vocación aparte de la politica sea artista de la música. (véase #carmonacrooner)

Le dedico este post a “LA VOZ”, Jesus Hermida, y la canción que he publicado en mi canal de vimeo de los pecos.

 

-Escrito por Alfilo de La Brecha (@LfilodelabrechA)

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