Iria Bragado: “Meter el dedo en la herida me inspira muchísimo”

Entrevistamos a Iria Bragado, poeta, madre y militante. Una figura conocida en la ciudad de Vigo, por sus expresiones artísticas y por su compromiso social.

Por Naomi Ferreira

Entrevistamos a Iria Bragado, poeta, madre y militante. Una figura conocida en la ciudad de Vigo, por sus expresiones artísticas y por su compromiso social. Volcada en la lucha feminista, siempre desde una perspectiva anticapitalista y de clase.

Iria ha estado presente, desde hace años, en diversos recitales del territorio, aportando su mirada crítica y poniendo sobre la mesa la denuncia social. A finales de 2022, con la editorial Saurobuks, vio la luz su libro “Versos violentos”, el cual está cargado de poesía radical y arte gráfica. La presentación de este libro ha recorrido ya diversos puntos de Galicia, teniendo su próxima parada en la ciudad de Vigo, de la mano de la asociación feminista radical As Furias, el día 6.

¿Por qué poesía? ¿Para ti cuál es su papel social? ¿Cuál es tu inspiración?

Desde que aprendí a escribir quise ser escritora. Cuando era niña escribía cuentos y fue en la adolescencia temprana cuando empecé a escribir poesía sin querer. Era un modo de expresarme de una manera encriptada, de decir cosas que no se podían decir, de soltar lo que se intuye, pero no se sabe a ciencia cierta porque en la adolescencia aún no se comprende el mundo. Mi sensación desde entonces es que yo no elegí la poesía, sino que me eligió ella a mí. Intentaba escribir una obra de teatro, un relato o una novela y todo acababa pareciendo más poesía que otra cosa. No puedo evitar escribirla.

Creo que el ritmo de las palabras puede ayudar a que un mensaje cale más hondo, como por ejemplo con las canciones, que no dejan de ser poemas. La gente se aprende mejor la letra de una canción que una publicación cualquiera en el BOE. Los mensajes con ritmo se aprenden mejor. Así que, la poesía, puede ser un arma, una herramienta, que como todas las herramientas se puede usar para hacer cosas buenas o malas. Se puede usar un martillo para crear un mueble o para matar a una persona. Con la poesía pasa igual, depende de cómo se use.

Hace mucho tiempo que lo que me inspira es la necesidad de hacer todo lo que pueda para luchar contra el sistema capitalista y patriarcal en el que nos ha tocado vivir. Intento poner palabras a las cosas que no se nombran y son evidentes. Intento nombrar lo que nos enferma y nos complica la vida, aquellas cosas que nosotras y nosotros no hemos decidido y con las que estamos obligadas a convivir para que unas pocas personas vivan en la opulencia más absoluta, mientras a otras personas nos cuesta continuar en este mundo, nos duele salir de la cama. Me encanta nombrar aquello que genera incomodidad, porque es doloroso de reconocer con la esperanza de tocar a quien viene a escucharme a un recital o a quien me lee. Meter el dedo en la herida me inspira muchísimo.

En tu poesía podemos encontrar una crítica radicalmente feminista y anticapitalista. ¿Podrías hacernos un pequeño repaso de lo que nos podemos encontrar en este libro? ¿Por qué “versos violentos”?

Es un título que describe bien este libro y es una reivindicación. Las mujeres no tenemos ni derecho a imaginarnos una revancha contra quienes nos violan y asesinan. Necesitamos dar nombre a lo que nos hacen e imaginar que no tenemos miedo como para vengarnos. Necesitamos también que nos teman para que lacras como el sistema prostitucional, con todas sus ramificaciones, desaparezca.

En este libro se nombra la violencia a la que las mujeres, en particular, estamos sometidas por nuestra condición de hembras y también el engaño en el que vive la clase obrera en general. Está cargado de violencia, porque violencia es, lo que vivimos a diario, sobre todo las mujeres que vemos como se nos trata de cachos de carne a los que penetrar, a los que alquilar, a los que gravar en vídeo en situaciones de dominación para que un número cada vez más grande de hombres se masturbe y nos deshumanice y se deshumanice mientras pierden los pocos derechos laborales conquistados por generaciones anteriores. La carne que nosotras somos es protagonista. Las mujeres estamos presenciando nuestro entierro colectivo y el mundo aplaude en nombre de la libertad. Ya no tenemos derecho ni a quejarnos por si alguien pudiera sentirse ofendido.

Por supuesto que también es un libro con gran ritmo y una amenaza contra todos aquellos responsables de someter a las mujeres y la clase obrera. En mi poema “Pílulas” me centro en cómo se domina a nuestra clase social y como de una manera general vivimos de una forma mecánica e indigna y como se colabora desde el mismo sistema literario con perpetuar la dominación de la clase obrera. La mayoría de los libros no los escriben personas de clase obrera ni con conciencia de clase, ni con una empatía real con las personas peor paradas en este sistema de dominación. Muchas personas no tenemos carreras que poner en una biografía en la solapa de un libro y así se nos niega la voz y son solo unas pocas personas las que han alcanzado el estándar mínimo de graduadas las que escriben libros para nosotras y nosotros, las que nos dan consejos y nos dicen lo que tenemos que hacer. Si lees una sinopsis tras otra en una librería puedes echarte las manos a la cabeza si tienes conciencia de clase. A nuestra clase no le tiene porque interesar los conflictos internos de personas que se sienten vacías pero tienen un trabajo bien pagado y disfrutan de éxito personal y laboral. Debería ser espeluznante que este tipo de lecturas primen en tantas librerías. A la clase obrera se les dice que lean novelas donde se les insulta, donde son lo último de lo último. Deberíamos tener lecturas para nosotras y nosotros que nos sirvan como clase y como mujeres de clase obrera.

Eres una persona muy presente dentro del panorama de poetas en Vigo y en Galicia. ¿Cómo recibe la sociedad tu poesía?

La mayor parte de la gente que conoce mi obra poética es porque ha acudido a algún recital en el que he participado. No sé exactamente que puede pensar la gente sobre mis poemas, pero sé que normalmente me aplauden mucho, me felicitan al acabar un recital, me piden que les venda un libro, que por cierto no tenía hasta ahora, pues este es mi primer libro en solitario.
Cuando llego a alguien no paso desapercibida pero también es cierto que no llego actualmente a tanta gente como quisiera, mi mensaje radical hace que se me cierren puertas, es incómodo al mismo tiempo para las personas que me felicitan por mi obra. Además, mi sensación es que hay un intento de hacer poesía social por parte de muchos poetas, pero constantemente se quedan en lo políticamente correcto y ese no es mi caso, así que creo que también hago que personas que hacen poesía se sientan incómodas con mi incorrección y mi negativa a mantener la paz social.

No paso por el aro y no voy a pasar. Así que por muy buena que sea no voy a ser cabeza de cartel de festivales pagados con dinero público, ni voy a ser musa de la diputación de Pontevedra ni quiero, no tengo pensado recitar en el Corte Inglés. Dedico tiempo de mi vida a militar de una manera activa en el feminismo de clase no voy a venderme. Claramente molesto, pero es lo esperable viviendo en la sociedad en la que vivimos. Ahora directamente hago críticas al mismo sistema que se dedica a publicar libros y que les dicen a las personas como nosotras que deben y que no deben leer. Comprendo que cause molestia, es lo que pretendo cuando escribo. Estoy orgullosa de mi posición, pero es duro ver que te apartan y te cierran puertas y es duro también ver que esas puertas se las abren a personas de muy dudoso talento, nulo compromiso social con habitualmente carreras, másteres y doctorados.

¿Cual es el papel y la presencia de la mujer en la poesía? ¿Crees que tenéis reconocimiento?

Si vas a una librería cualquiera y buscas en la sección de poesía la mayoría de los autores son masculinos, pero en un recital cualquiera la mayoría de las poetas son mujeres. Para mí las mujeres dominan la poesía en la actualidad, sobre todo en Galicia, pero posiblemente sea más sencillo que una mujer se deje de lado a sí misma y no le dé la misma importancia que le da un hombre al hecho de que su obra quede inmortalizada en papel escrito, impreso, grapado y encuadernado.

Creo que algunas mujeres tienen mucho reconocimiento, demasiado para mi gusto. Creo que nadie debería endiosarse y mucho menos cuando tantos poetas ya sean mujeres u hombres tienen obras que tratan sobre lo modernas que son, cuanto viajaron, o conflictos internos o externos que son directamente un insulto para la clase obrera. Creo que las que no tenemos reconocimiento somos las personas que somos críticas de verdad, las que molestamos mucho, por supuesto cuando escribes de esta manera y eres mujer pues vas a tener más problemas. Si yo fuera hombre lo tendría más sencillo, de eso no me cabe la menor duda.

No solo te desenvuelves en el mundo de la poesía, eres conocida por ser una artista muy polifacética. Tanto es, que has ilustrado tu propio libro con diferentes obras de arte de tu propia autoría. ¿Podrías hablarnos de ellas?

Básicamente dibujo y pinto ideas, las ideas que viven dentro de mí, las cosas a las que le doy vueltas en la cabeza. Así que al final escribo y pinto lo mismo por eso fue sencillo ilustrar mi libro. Siempre se me dieron bien las artes, así que intento hacer todo lo que puedo. Además, reconozco que tengo la necesidad de saltar de una cosa a otra, algo que en nuestro sistema educativo es un pecado mortal, pero que es como funciona mi mente. Llevo casi toda mi vida intentando encontrar un equilibrio con todo lo que quiero hacer y es ahora cuando empiezo a encontrarlo. Dibujo, pinto, bordo, pinto cajas de madera también, si me dejan canto e interpreto, también bailaba, pero eso lo he dejado de lado por motivos de salud, en general hago todo lo que puedo de una manera creativa.

El mundo del arte siempre ha sido, y es, un espacio muy polémico. Donde podemos encontrar una crítica social muy politizada y consciente, pero también ha caído en innumerables ocasiones en manos del poder y ha portado mensajes neoliberales. ¿Alguna crítica al panorama actual?

Creo que el neoliberalismo lo inunda todo, y en las artes posiblemente más que en otros ámbitos. Vivimos en un escaparate global y el arte te hace tener un lugar mejor posicionado en el escaparate. Esa posición te da un poquito de poder, porque hoy en día la visibilidad es poder. Así que básicamente creo que el mundo del arte está lleno de ese mal. Conozco a muchas poetas, hay gente maravillosa y hay gente que está enferma de neoliberalismo y la mayoría ni lo saben.

Si hay una industria del arte, pues ese arte será beneficioso para esa industria. Una vez que el arte obedece a mantener al sistema capitalista, está claro que va a ejercer como parte de la maquinaria de manipulación y alienación. El arte difunde ideología y la que sale por la tele y la que cobra de empresas o del gobierno es parte del problema y no de la solución. El mundo del arte está lleno de personas que lo que quieren es que miren para ellas, que quieren reconocimiento social, sentirse especiales y mejor que el resto de mortales, muy pocas personas se dedican a hacer cosas comprometidas. Las personas que escriben, que pintan, que cantan no son ni más ni menos profundas que cualquier otra persona, pero lo que diferencia a algunas de una mayoría es que lamentablemente algunas personas que publican libros han tenido una vida fácil que les ha permitido estudiar sin problemas, que son de familias adineradas, creen que lo que han conseguido ha sido luchando mucho, pero no saben lo que es tener dolor en el cuerpo y la dignidad herida por tener que ganar el pan por un sueldo que no llega para pagar una vivienda, comida y suministros básicos.

Muchas personas que nos pretenden mandar mensajes pseudorevolucionarios no se ha sentido pobres en su vida y por supuesto no van a poder darnos mensajes dignos para nuestra clase, no van a poder dar con las claves precisas pues no van a querer perder sus privilegios de clase. No vamos a encontrar un mensaje revolucionario en personas que no tienen pensado repartir nada porque les va muy bien así y creen que se lo han ganado, porque han crecido en un entorno favorable para estar posicionados donde están, en el que han podido estudiar y en el que han podido hacer contactos que con toda seguridad les han ayudado.

Como clase obrera y como mujeres de la clase obrera tenemos que darnos cuenta de una vez que no todos los mensajes de quien se dice de izquierdas están hechos para cambiar las cosas porque muchos mensajes están hechos para mantenerlas tal y como están. Hay quien se dirige a la clase obrera hablando de cambios radicales con la esperanza de que esos cambios no lleguen nunca. Necesitamos llamarle a las cosas por su nombre y diferenciar lo que como clase nos ayuda a marcar un camino de emancipación de lo que es una estrategia publicitaria para mantenernos dóciles.

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