Cuando Manolis Glezos arrancaba la bandera nazi de la Acrópolis, se dirigía no solamente por los intereses clasistas sino también por el orgullo de los griegos que se integraron en la lucha decidida contra la ocupación alemana.
Ciudades actualmente arrasadas por la actual guerra, como Maryúpol, Popasna, Donestk, Kramatorsk, Sloviansk, etc. poseen barrios enteros destruidos por el poder de las bombas ucranianas apuntadas contra ellos antes de irse del campo de batalla asediados por los rusos.
Hoy ya no solo la región del Sahel, está siendo objetivo de los muyahidines, sino también países lejanos como Mozambique o consiguiendo trocar las guerrillas de corte político o étnico-tribales de República Democrática del Congo (RDC) a organizaciones fundamentalistas.
El objetivo de las sanciones es separar a Europa de Rusia. Para Rusia, las sanciones son un regalo del cielo. Las empresas occidentales retiradas crean oportunidades de sustitución de importaciones para que sus empresas ocupen su lugar.
Rusia necesita una reorientación radical que rompa sus vínculos con Occidente para forjar otros nuevos con todos aquellos países a los que las potencias coloniales occidentales explotaron brutalmente. Rusia liderará un proceso global de descolonización.
Nunca antes en ninguna guerra la prensa ha tenido una participación tan atroz como falsa, amplificando hasta el hartazgo, la información que sale de los gabinetes de la CIA y otras oficinas de Washington.