Cospito fue declarado culpable, en primer y segundo grado, de haber colocado dos paquetes explosivos la noche entre el 2 y el 3 de junio de 2006 frente a la Escuela de Oficiales de Fossano, en la provincia de Cuneo. No hubo ninguna muerte ni herido.
Giorgia Meloni y Matteo Salvini inventaron el impuesto sobre los beneficios bancarios extraordinarios, muy probablemente pensando que podrían utilizar los recursos que obtendrían de él, más o menos, para apoyar a esta pequeña burguesía sufriente que es esencial para su peso electoral y político.
Al clima ya abrasador se suma el impasse burocrático: demasiadas prestaciones que eliminar antes de la fecha límite del primero de agosto. Resultado: “Alrededor de 20.000 personas con derecho solo en Nápoles corren el riesgo inminente de perder el subsidio de 350 euros al mes”.
El declive físico de Berlusconi coincidió con la drástica reducción de los apoyos electorales. En 2018, Salvini llevó a su partido a liderar la coalición conservadora formada por Forza Italia, Hermanos de Italia y la Liga, tras unas exitosas elecciones generales.
No, no sólo se ocupó de sus propios asuntos, sino que hizo que los que eran como él, de la clase dominante, la raza dominante, hicieran buenos negocios.
La Unione Sindacale di Base (USB) ha convocado al conjunto de la clase trabajadora italiana a secundar una jornada de huelga general en el país el próximo 26 de mayo para hacer frente a la importante pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores.
La resistencia fue precedida por la lucha clandestina contra el fascismo, en la que unos miles de italianos trataron de oponerse a la dictadura. Esto se demuestra por los numerosos años de prisión o la sentencia de muerte en las condenas de los jueces fascistas contra los opositores del régimen.