Ex analista superior de inteligencia en la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) de los Estados Unidos, Montes fue acusada del delito de “conspiración para cometer espionaje” a favor del gobierno cubano.
Porque es difícil no evocar en presente a la muchacha que, desde la clandestinidad, ingeniaba soluciones tremendas como la de colocar mensajes envueltos en cigarrillos y hasta dentro de un cake; o la de inventarse una barriga de embarazada para burlar las autoridades de la tiranía.