Internacional | Paraguay 2018: GANAR el cambio

Por Ava Gómez

A poco más de tres meses para la contienda electoral paraguaya del próximo 22 de abril, se constituye un escenario de campaña presidencial bipolar en el que la Alianza Ganar, del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) y el Frente Guasú (FG), se convierte en la alternativa capaz de disputar el poder a la propuesta del Partido Colorado. Con la oficialización de las candidaturas el pasado 17 de diciembre de 2017, el panorama terminó de aclararse: la fórmula Efraín Alegre (PLRA), presidente, y Leo Rubín (FG), vicepresidente, se enfrenta con el pasado stronista, representado por Mario Abdo Benítez, candidato presidencial del Partido Colorado.

La reconciliación de la izquierda y los liberales, tras un período de ruptura después de la destitución de Fernando Lugo, recrea el escenario de 2008 donde la unión de las dos fuerzas políticas arrebató el poder al Partido Colorado, tras 61 años en el Gobierno del país. La voluntad de pasar página a las disputas que los separaron por casi una década abrió paso a la consolidación de una opción política que traslada el debate hacia nuevas propuestas para la ciudadanía: reducción de brechas sociales, mejora de la educación, la salud y sostenibilidad medioambiental, entre otras. En este sentido, la figura de outsider que representa Leo Rubín –periodista reconocido por su activismo medioambiental y a favor de las comunidades étnicas– adquiere un papel fundamental para hacer creíble el discurso del cambio.

Un cambio necesario en un país que, a pesar de tener resultados macroeconómicos positivos, es incapaz de mejorar las condiciones de vida de sus habitantes. Ello debido a la profundización de un modelo neoliberal de concentración de la riqueza en pocas manos, que deriva en enormes brechas sociales, deficiencias en educación, salud y trabajo digno. Así, la Alianza Ganar se convierte en una alternativa de ruptura, no solo frente a las problemáticas suscitadas, tras el lustro de Horacio Cartes en el poder (salpicado de diversos escándalos de corrupción y contrabando), sino también en la posibilidad de decirle no a la dictadura, toda vez que el actual candidato colorado es hijo del secretario privado del dictador Alfredo Stroessner.

El Partido Colorado, en franco retroceso, no ha sido capaz de articular un eje discursivo claro, por ello ha ocupado la agenda mediática con la disputa interna entre las dos facciones enfrentadas; la que representa Mario Abdo Benítez, frente a la de Horacio Cartes. Mientras tanto, el discurso de la unidad, la reconciliación por el bienestar popular, por encima de las diferencias, y la articulación de propuestas claras ha servido para que la Alianza Ganar avance a pasos agigantados en la contienda.

Es probable que, en los próximos meses con el avance de la campaña y, en particular, con la llegada de nuevos sondeos de opinión pública (referentes a las elecciones presidenciales) se pueda intuir un escenario más claro. Por lo pronto, la fórmula Alegre – Rubín se posiciona construyendo escenarios de cambio, una idea funcional para adquirir posiciones tempranas, en lo que se espera sea una campaña muy rápida y de alta intensidad.

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