Inmigrantes de Europa del Este explotados en granjas alemanas: jornadas de 14h sin apenas poder ir al baño

La periodista checa Saša Uhlová narra las pésimas condiciones laborales a las que son sometidos los inmigrantes de Europa del Este después de trabajar durante un mes en una granja alemana.

Por Redacción NR | 19/09/2024

Las tiendas de alimentación ecológica se han puesto muy de moda en Occidente. Pero a menudo se tratan de productos caros solo accesibles a gente con cierto poder adquisitivo. En Alemania este sector ha ganado mucha fuerzan últimamente. Pero, ¿qué hay detrás de las tiendas?

Un reportaje en el periódico británico The Guardian revela el alto grado de explotación laboral al que se encuentran sometidos los trabajadores que producen y empaquetan los alimentos que finalmente terminan en las estanterías de los establecimientos alemanes.

Muchos de los trabajadores son inmigrantes de Europa del Este, una mayoría polacos. Se les ofrecen empleos con jornadas de 10 horas al día, seis días a la semana y cobrando 6,20 euros la hora. Todo ello, pagando una comisión de 200 euros a la agencia que los coloca.

El rotativo publica la experiencia de la periodista checa Saša Uhlová, quien trabajó durante un mes en una granja alemana para averiguar cómo son las condiciones laborales y de vida de los trabajadores agrícolas:

‘Picamos y pelamos cebollas, pimientos, tomates, tubérculos, calabazas, col blanca y pepinos. Me empiezan a doler las muñecas y los montones de col parecen no acabar nunca […] Las horas hasta la hora del almuerzo se hacen interminables. Incluso ir al baño me da vergüenza porque nos dejan claro que no deberíamos hacerlo muy a menudo’.

‘Me duele muchísimo el pulgar, tengo las manos completamente entumecidas, me duele la muñeca y tengo que escribir a casa para que me den ibuprofeno. El dolor se debe a que tengo que cortar verduras grandes y duras lo más rápido posible, a que tengo que cargar cajas pesadas llenas de verduras y a que tengo las manos constantemente mojadas’, describe Saša, quien añade que durante sus jornadas puede estar de pie hasta 14 horas seguidas y que al final del día ‘todos están completamente exhaustos’.

La periodista Saša Uhlová.

Saša afirma que se trabaja un número determinado de horas, pero que se registra un número inferior para que figure que la empresa ‘cumpla los requisitos legales’ en cuanto a número de horas y salario mínimo por hora. Además, asegura que no existen horarios fijos: ‘Una de las peores cosas de este trabajo es que nadie te puede decir cuándo termina el turno’.

Otro de los aspectos más deplorables tiene que ver con el lavado de cara de la empresa frente a las inspecciones de trabajo. El dueño de la granja se reúne con la plantilla para indicarles cómo deben responder ante las preguntas del inspector. ‘Cuando los inspectores nos pregunten cuántas horas trabajamos al día, debemos responder nueve o diez y, lo más importante, que tenemos dos descansos’. Y también les explica que deben cambiar el ritmo de trabajo, de manera más calmada, ‘como si no hubiera estrés’.

Valorando las condiciones laborales en las que se encuentran los trabajadores agrícolas, la periodista Saša Uhlová hace una reflexión:

‘Hace tiempo que sostengo que las condiciones de trabajo nunca mejorarán realmente mientras haya tanta gente en el mundo que se vaya a otro país y trabaje hasta morir’.


La experiencia de la periodista Saša Uhlová fue recogida en el documental Invisible, dirigido por Apolena Rychlíková (2023), que puede visualizarse en el siguiente enlace.

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