Por CELAG
La Organización de los Estados Americanos (OEA) ha emitido informe final1 de las elecciones 2020 en Bolivia. En su documento la OEA emplea las primeras 193 páginas para rescatar su informe 2019. Recordemos que el informe de observación publicado en 2019, avalado, respaldado y amplificado por su secretario general, Luis Almagro, condujo a episodios de grave violencia en el país, a la interrupción del orden constitucional y al cuestionamiento del conjunto de las instituciones bolivianas y a su Estado de Derecho.
La OEA relega sin embargo a la página 222 de su informe 2020 las conclusiones sobre las elecciones del presente año sobre las que reconoce que “Bolivia tiene una autoridad electoral independiente y tuvo una contienda más equitativa, lo que dio como resultado una jornada electoral exitosa. La ciudadanía votó libremente y el resultado ha sido contundente. Esto le brinda un alto nivel de legitimidad al Gobierno entrante, a las instituciones bolivianas y al proceso electoral en su conjunto”
A la luz de la ausencia de autocrítica por parte de esta organización y teniendo en cuenta la gravedad de los acontecimientos que se derivaron del informe electoral 2019 y que hoy recuperan en el informe electoral 2020 desde CELAG hemos querido revisitar aquellas conclusiones a la luz de los resultados en las elecciones 2020.
Las conclusiones del detallado estudio que incorporamos en este informe nos conduce a solicitar a las autoridades competentes que,
- De acuerdo al artículo 62 de la Carta de la OEA se convoque una Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones de Exteriores de la institución con el fin de analizar estos datos y el papel jugado por el actual secretario general, Luis Almagro Lemes, en los sucesos de octubre de 2019 que culminaron con la anulación de las elecciones y el derrocamiento del entonces presidente de Bolivia, Evo Morales Ayma.
- Se impulse, en el marco de dicha Reunión de Consulta y de acuerdo al artículo 116, el traslado a la Asamblea General de la remoción del secretario general de la OEA, Luis Almagro Lemes, por su papel en los sucesos de octubre de 2019 que, a la luz del análisis de CELAG, se fundamentaron en un informe sin rigurosidad técnica que resultó lesivo para la institucionalidad democrática en Bolivia, afectando gravemente la credibilidad de las misiones de observación electoral de la organización.
- En aras de la transparencia y el deber de rendición de cuentas que toda institución democrática debe promover, impulsen la realización de una auditoría interna sobre la elaboración del informe final de 2019, cuyos resultados sean publicados de manera íntegra, para así contribuir a restituir la confianza de la ciudadanía en la institución.
Resumen ejecutivo
- El informe de la OEA 2019 se centró en argumentar supuestas irregularidades en dos fases del proceso electoral. Por un lado, argumentó que el TREP (sistema de transmisión de resultados electorales preliminares) habría sido interrumpido, y por otro, un supuesto fraude por falsificación de firmas en 226 mesas: “En un ejercicio que buscó analizar posibles adulteraciones o manipulaciones se revisó una muestra de 4.692 actas. En este análisis se identificaron 226 actas en las que dos o más actas de un mismo centro de votación fueron llenadas por una misma persona”. Las evidencias en 2019 y 2020 demuestran, sin embargo, la negligencia -si no dolo- de la OEA al hacer esta afirmación sin pruebas (reconoció no contar con las actas de votación) contundentes que justificaran la misma:
- Análisis de los datos 2019
- La OEA ocultó en sus conclusiones -las que sirvieron para interrumpir el orden constitucional en Bolivia- que las actas identificadas como “irregulares” componían el 4,8% de este universo (226 de 4.692), por tanto, únicamente el 0,25% del universo completo. Es decir, que incluso en el caso de que se asignaran en el 100% a Carlos Mesa (algo harto improbable) la distancia con Evo Morales no habría bajado de 10,08%.
- La OEA, que llamaba la atención en 2019 sobre el hecho de que en muchas de estas actas el MAS obtuvo porcentajes de votos superiores al 90%, obvió decir que estos niveles de votación se registraron en municipios que eran -y son- tremendamente favorables al MAS. De los 47 municipios observados, aún descontando las cuestionadas actas, ya en 2019 podía comprobarse que en 40 –85%- la diferencia a favor de Evo Morales era de más de 50 puntos porcentuales. Cuando miramos con atención estos 40 municipios sin las cuestionadas actas pudimos observar que el MAS superaba en 35 de ellos el 70% de votos válidos, mientras que Comunidad Ciudadana (CC) sólo superaba el 10% en 11 municipios, y en ninguno alcanzaba siquiera el 20% de los votos.
- Análisis de los datos 2020
- Mientras en 2019 en los 86 recintos observados la votación media a favor del MAS era 90,7%, en 2020 esta alcanzó el 96,6%, superando un apoyo que en 2019 la OEA consideró inverosímil. Para desmentir su propia conclusión le habría bastado con evaluar el resultado en dichos recintos en elecciones anteriores.
- En tan sólo 8 de los 86 recintos observados, apenas un 9,3%, el voto al MAS fue más bajo en 2020 que en 2019. Solo en un recinto se superan los 3 puntos de diferencia respecto a la votación de la jornada del 18 de octubre y la distancia media entre los 8 recintos citados entre la votación de 2019 y 2020 se reduce a unos exiguos 2,3 puntos, una diferencia mínima imputable a cambios naturales en el sentido del voto o a la participación, pero en ningún caso indicio de fraude o alteración de los resultados.
Finalmente, llama la atención que el informe final de las elecciones 2020 de la OEA ocupe más de un centenar de páginas iniciales para tratar de rehabilitar su informe sobre las elecciones 2019, unas páginas en las que nos encontramos una clamorosa ausencia de autocrítica. No es hasta la página 222 que arranque a pesar de que el informe final 2020 destaca la victoria evidente de Luís Arce indicando que “Bolivia tiene una autoridad electoral independiente y tuvo una contienda más equitativa, lo que dio como resultado una jornada electoral exitosa. La ciudadanía votó libremente y el resultado ha sido contundente. Esto le brinda un alto nivel de legitimidad al Gobierno entrante, a las instituciones bolivianas y al proceso electoral en su conjunto” (Informe final 2020, p. 222).
Se el primero en comentar