El destierro de tipo administrativo era un arma contra los opositores al zarismo en el momento de crisis del sistema en el tránsito entre el siglo XIX y el siglo XX.
Por Eduardo Montagut
A finales del siglo XIX en el zarismo una persona aunque no hubiera cometido un delito podía ser arrestada sin orden judicial, detenida durante un tiempo determinado y hasta desterrada a otro lugar dentro del imperio si la policía consideraba a una persona como sospechosa o indeseable. Este procedimiento de tipo administrativo conculcaba, como bien sabemos, varios derechos: el de que una persona no puede sufrir una pena si no se establece un procedimiento penal (juicio), y el habeas corpus, por el que toda persona detenida por las fuerzas de seguridad debe ser puesta a disposición judicial en un plazo determinado de tiempo, ya que el juez es el garante de los derechos de todo detenido, y que decide si se mantiene la detención o si hay que poner en libertad al detenido. George Kennan en su libro Siberia and the Exile System, nos cuenta lo siguiente:
«La persona indeseable puede no ser culpable de un crimen (…) pero si, en opinión de las autoridades locales, su presencia en un determinado lugar es perjudicial para el orden público o incompatible con la paz pública, puede ser arrestada sin orden judicial, puede ser detenida de dos semanas a dos años de cárcel, y puede ser trasladada forzosamente a cualquier otro lugar dentro de las fronteras del imperio y puesta allí bajo custodia policial durante un período de uno a diez años»
El destierro de tipo administrativo era un arma contra los opositores al zarismo en el momento de crisis del sistema en el tránsito entre el siglo XIX y el siglo XX. Además, estos destierros, generalmente, a Siberia tenían otra función: fomentar demográfica y económicamente amplias zonas despobladas. El sistema soviético ya tenía un precedente en este procedimiento del sistema político al que combatió.
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