In-ears, click & backing tracks

Por Arc

Thom York sí que controla. Lleva unos cascos bien «wapos». (La foto es de Rolling Stone)

Este no es, definitivamente, un blog de periodicidad semanal y regular a prueba de bombas. No pasa nada. Tengo una lista interminable de “deberes” musicales pendientes y hoy voy a tratar uno de los aspectos que engloba a un buen subgrupo de elementos de esa lista.

Hemos tomado la decisión (por ahora, el 60% de Chapter Hate) de llevar monitores in-ear. Esto es, escuchar la música que estamos interpretando, a través de unos auriculares. Abandonamos el sonido ambiente en el local de ensayo, o el que emana de los monitores de escenario, cuando actuamos en directo.

Yo vengo usando una versión barata de este sistema desde hace unos cuantos meses. Lo probé hace años, durante un tiempo, pero me ha tocado redescubrirlo como si fuese la primera vez. Obtengo unas ventajas rotundas: Escucho muchísimo mejor mi voz y la interpretación de mis compañeros, comparando con cómo los escucharía a través de los altavoces. Me permite ejecutar con mayor precisión, gracias a que tengo una referencia más clara para no salirme de tono o ritmo por accidente. También me fatigo muchísimo menos. Es muy difícil mantener una técnica correcta cuando no te oyes bien. Terminas haciendo cosas raras y conviertes el rasgueo controlado en un grito agónico que no te hace ningún bien, y seguro que tampoco se lo hace a los desafortunados seres vivos que tengas cerca.

El set consta de un emisor, un receptor (o petaca) y unos auriculares in-ear. Existe una gama muy amplia de precios y calidades. Un set completo sale en unos 200 euros. Los hay de 1000 euros y los hay incluso más caros pero, si estás empezando, sé coherente y da prioridad a tener todo lo necesario, de una calidad equilibrada que te puedas permitir y vayas a aprovechar al máximo. En esa línea de optimización de recursos, cabe la posibilidad, que nosotros explotamos, de adquirir más petacas sueltas. El mismo emisor enviará la señal a todas ellas.

El hecho de recibir la música directa al oído trae la interesante prestación de que puedes recibir algo diferente a lo que obtiene la audiencia. Ellos reciben la presión y la contundencia de tu banda: unos bombos que les hace vibrar el pecho y unos crujidos de guitarra que les invita a sacudir el cuello de modo que, al día siguiente, disfruten de unas maravillosas agujetas. Tú escuchas cada uno de los sonidos en un volumen suficiente, pero con gran claridad. Entiendes cada golpe y cada nota, con tu propia aportación añadida (esta, quizás, un poquito más cercana). Además, existe la posibilidad de incorporar elementos que las demás personas, frente al escenario, no van a escuchar. Ahí entra la maravillosa ayuda rítmica del metrónomo o claqueta o click. Ahora es cuando se me ve el plumero: No se trata de una simple consecuencia del in-ear. Si no fuesen de la mano, buscaría igualmente un modo de incorporar este maravilloso invento al trabajo del grupo.

Modelo tradicional de metrónomo.
Metrónomo digital

El metrónomo ayudará a la banda a llevar un tempo perfecto, minimiza los riesgos de cruzarse y cagarla vergonzosamente, ayuda a que los silencios no tengan que ser guiados por el batería con golpes de charles y (atención, que esta me pone mucho) posibilita la inclusión de backing tracks. Llamamos backing tracks a pistas pregrabadas, generalmente apoyos ambientales de teclados u orquestales que, al no ser interpretados en vivo, no se van a ajustar al tempo fluctuante de una banda con la adrenalina por las nubes. Estas secuencias van siempre perfectas en tempo. Como, ahora, nosotros también seguimos un tempo exacto y sólido, podemos unirnos a la fiesta.

Por supuesto, no recomiendo el uso de claqueta a todos los grupos sobre la faz de la tierra. No es para todos, pero sí que discuto los motivos que muchos instrumentistas enarbolan para no utilizarla.

Puedo entender, si improvisas solos sobre una base de blues, que optes por una interpretación visceral, libre de ataduras o guías estrictas. Prefieres dejarte llevar por tus sensaciones, tus intuiciones y tu magia. En cambio, si has trabajado decenas de horas en componer un tema preciso, técnico, con unos arreglos y unos pulsos calculados, lo suyo es que te respaldes todo lo posible para que la ejecución sea lo más fiel posible a algo tan cerebral y planificado. En este caso, salirte del guion es, con bastante seguridad, una catástrofe. Es igual que las líneas de tu libreta cuadriculada. Sobran para dibujar, pero se hacen muy útiles para escribir o para dibujar tablas.

Hay todo un catálogo de excusas y mitos para vetar su uso en los grupos. Muchos se ven desanimados cuando lo prueban por primera vez, porque ven en el pequeño periodo de adaptación un muro insalvable. Otros lo condicionan a que el batería “se coma el marrón”. Es cierto que, puestos a elegir un miembro de la banda, él es quien más va a potenciar la herramienta en favor del conjunto, pero trasladarlo a los demás componentes va a traer mejores resultados y recursos para hacer cosas muy chulas que no serían realizables de otro modo.

Hay otra gran cantidad de conjuntos que optan por ensayar con un metrónomo conectado al equipo de altavoces, y hacer sus repasos con un metrónomo. No lo llevan en los conciertos pero suelen notar el trabajo que han llevado a cabo. Sus representaciones se han beneficiado en cierta medida de ello. Existen muchas modalidades, con pros y contras que tienden a ser graduales.

De momento, voy a cortar aquí. Reservo para la próxima vez una explicación técnica de cómo implementamos nosotros todo esto: monitoreo, claqueta y backing track, para que forme parte del mismo sistema, de una manera económica, sencilla y con una carga de trabajo moderada (que no inexistente, nunca os hagáis ilusiones sobre eso). Tengo notas también sobre nuestras dos primeras y emocionantes experiencias en el local de ensayo. Nos hemos encontrado pequeños problemas sobre la marcha que, estoy seguro, son de aparición habitual en estos casos y que hemos sorteado. El próximo ensayo irá como la seda.

Extra ball 1: En el minuto 6:05 del video siguiente, vemos a esta banda tocando en un pequeño local. Todos se escuchan a través de auriculares, aunque con un sistema de monitoreo bastante más caro y completo que el nuestro. Lo que oyes, si no te prestan unos auriculares conectados a su mesa de mezclas, es bastante curioso.

Metablog:

Cada vez que escribo una entrada en este blog, anoto algunos temas derivados que podría tratar en un futuro. Son ideas que surgen sobre la marcha y me parece que pueden dar juego. Voy a empezar a adjuntarlas al final de cada artículo. Con un poco de suerte doy, con ello, un motivo más para que haya interacción y me ayudéis un poco más a guiar el contenido. Me encantaría saber si esto llega a alguien, si sirve, si interesa.

Asuntos para otro día:

  • La experiencia del in-ear desde mi punto de vista como cantante/gritador.
  • Cosas chulas que un grupo puede hacer si la claqueta no la lleva solo el batería.
  • Los típicos errores que delatan a un grupo amateur.
  • ¿Gama baja, media o lo más caro?
  • El maravilloso mundo de la segunda mano

 

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