Iconoclastia izquierdista gallega

La iconoclastia política gallega tiene unas peculiaridades cuasi ancestrales que no se pueden traducir a otras culturas peninsulares.

Por Lucio Martínez Pereda | 31/08/2024

Estoy un poco enfado con mis amigos del Nacional. Cat – sólo un poco – por el mal uso de un concepto fundamental en la Historia de la imágenes. No podemos confundir vandalismo con iconoclastia política. La iconoclastia política gallega tiene unas peculiaridades cuasi ancestrales que no se pueden traducir a otras culturas peninsulares: a un sector irredento de la izquierda gallega no gusta la tele “mesetizadora” de la Transición ni su herencia ultraderechizada, respetemos el relato de sus formas expresivas de disenso.

Pese a este ligero disgusto inicial no puedo negar que me ha gustado especialmente este sorprendido e irónico trozo escrito por la periodista Ketty Calatayud: “En la localidad gallega de Mondariz (Pontevedra), alguien debe pensar que los pecados cuelgan del árbol genealógico, porque la estatua dedicada a Sancho Gracia apareció vandalizada poco después de conocerse la sentencia”

El artículo del Nacional ofrece una interpretación muy errónea de lo sucedido. Primero no hay vandalización, hay iconoclastia, y segundo: la historia del nieto ahora condenado por asesinato es aprovechada por los iconoclastas para darle relevancia mediática a su rechazo a una estatua levantada a un machista maltratador. Es irrelevante y secundaria su condición de abuelo (o eso creo). En cualquier caso, un ataque iconoclasta a una estatua siempre es lo que Umberto Eco llamaba una “ópera aperta” es decir una resignificación del contenido simbólico de la estatua abierta a distintas interpretaciones todas ellas ligadas a la cultura política del momento en el que se procede el ataque.

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