Felipe González no dudó ni por un instante, durante los 14 años que gobernó España, en traicionar en múltiples ocasiones la palabra dada a su militancia y al conjunto de los españoles para conseguir sus objetivos políticos y personales.
“Rinnngggg, rrrriiinnnggggg…” “¿Diga?” “Hola, soy su maguestad el guey (Ah, no ese era el otro… Bueno, es igual, seguro que dentro de veinte años habla igual, a lo Arévalo) y te llamo para decirte
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