Los aeropuertos tuvieron que cancelar casi todos los vuelos, los guardagujas ferroviarios se aseguraron de que no funcionara nada, los escluseros se encargaron de interrumpir el tráfico fluvial en los canales, no circularon tranvías ni metros en las ciudades
Por Helmut Born / Viento Sur
Este año, el Sindicato Unido de Servicios (ver.di) se encuentra inmerso en varios procesos de negociación colectiva en el sector que abarca. El pistoletazo de salida fue la negociación colectiva en Correos/DHL, que concluyó el 14 de marzo con un acuerdo un tanto tibio, a pesar de que el grupo Deutsche Post obtuvo unos beneficios sin precedentes.
Desde principios de siglo, se han celebrado varios convenios colectivos en el sector público. Existen convenios colectivos para determinados sectores y un convenio colectivo para los Lander. Esto es fruto de la desregulación, pero también de la política de austeridad de los últimos 30 años. Es en la negociación colectiva a nivel federal y local donde ver.di puede plantear mejor sus reivindicaciones. En los municipios, fueron los sectores fuertemente organizadas de ver.di quienes pudieron organizar la presión necesaria en anteriores negociaciones colectivas. Entre ellos se encuentras las y los empleados del transporte público, los aeropuertos, la recogida de basuras, los servicios municipales, pero también de los hospitales y las guarderías (Kitas). [En esta negociación] Ver.di exige un aumento salarial del 10,5% o, al menos, 500 euros. Todo el mundo sabía que no sería fácil, sobre todo porque los dos grandes sindicatos industriales IG Metall (IGM) e IG Bergbau Chemie Energie (IG BCE) concluyeron el año pasado acuerdos muy modestos sin mucha presión sindical.
Negociaciones sin resultados
En las dos rondas de negociaciones celebradas hasta ahora, a finales de enero y en febrero, el Estado federal y los municipios no hicieron ninguna oferta seria. Posteriormente, ver.di intensificó sus presión, de modo que todos los días de marzo uno o más sectores de diferentes regiones iniciaron una huelga de advertencia1. Esto dio al proceso de negociación colectiva una gran notoriedad y un amplio apoyo público, a pesar de que los tranvías y autobuses no circularon durante diez días y muchas guarderías permanecieron cerradas.
En febrero, el sindicato de ferrocarriles y transportes (EVG) expuso sus reivindicaciones salariales para este año: un aumento salarial del 12% o, al menos, 650 euros. La primera ronda de negociaciones terminó a las pocas horas; la dirección de EVG dijo que organizaría huelgas para conseguirlo. Esto es muy poco habitual en este sindicato, que en el espectro sindical individual de la DGB (confederación de sindicatos alemanes) es considerado más bien como dócil y cercano a la dirección de Deutsche Bahn AG [empresa ferroviaria alemana]. Ya a mediados de marzo se planteó la idea de una jornada de huelga conjunta en el sector del transporte para el inicio de la tercera ronda de negociaciones en el sector público, el 27 de marzo. Esta idea fue recibida inicialmente con mucho escepticismo, ya que en Alemania es muy poco habitual que varios sindicatos lideren una lucha conjunta.
Este escepticismo dio paso a preparativos cada vez más concretos y el 23 de marzo los presidentes de los sindicatos EVG y ver.di anunciaron sus planes para ese día en una rueda de prensa. Así quedó claro que el lunes 27 de marzo habría huelga en aeropuertos, ferrocarriles, puertos, esclusas de canales y transportes públicos en muchas de las regiones; más o menos, en todo el país. Posteriormente, hubo muchos debates públicos y algunos medios de comunicación lanzaron una campaña masiva contra la huelga. Pero fue en vano, ya que la opinión pública apoyó mayoritariamente los paros.
De hecho, el 27 de marzo, el transporte público paró en gran medida en toda Alemania. Los aeropuertos tuvieron que cancelar casi todos los vuelos, los guardagujas ferroviarios se aseguraron de que no funcionara nada, los escluseros se encargaron de interrumpir el tráfico fluvial en los canales, no circularon tranvías ni metros en las ciudades, sólo autobuses de compañías privadas. El tan temido caos en las autopistas y en las grandes ciudades no se produjo, ya que muchos empleados se tomaron vacaciones o trabajaron desde casa cuando fue posible. Como resultado, ese día se registraron muchos menos atascos que los lunes laborables normales. La agitación de algunos periódicos -especialmente el diario BILD- fue por tanto totalmente ineficaz y la jornada de huelga fue todo un éxito para ver.di y EVG.
Según el presidente de ver.di, Frank Wernicke, 70.000 nuevos afiliados se afiliaron al sindicato durante las huelgas de advertencia en Correos y en los servicios públicos. Los sindicalistas activos pueden esgrimir argumentos creíbles: cuando se lucha, el movimiento sindical vuelve a fortalecerse.
29/3/2023
PD: En la noche del 29 al 30 de marzo, la tercera ronda de negociaciones entre la «patronal», por un lado, y ver.di y la Asociación Alemana de Funcionarios, por otro, fue declarada improductiva por los sindicatos. La ministra del Interior, Nancy Faeser (SPD), anunció entonces que la patronal solicitaría la mediación.
30 de marzo de 2023
Nota sobre las huelgas en Alemania
En los últimos años se ha observado una tendencia a imponer reivindicaciones mediante huelgas de advertencia. En ver.di, suele tratarse de huelgas de un día, en las que se convoca a diferentes sectores. Sólo cuando es previsible que no se pueda alcanzar un resultado, se declara que las negociaciones han fracasado y deben celebrarse votaciones sobre la huelga entre los afiliados. Para las huelgas indefinidas se necesita una mayoría del 75%.
Tanto para las huelgas de preaviso como para las indefinidas, los sindicatos pagan el salario de huelga, pero no a todas las personas que hacen huelga, sino sólo a las que están afiliadas al sindicato.
Helmut Born es miembro de ver.di y del comité local de ver.di Düsseldorf. También es miembro de la Organización Socialista Internacional (ISO), la sección de la Cuarta Internacional en Alemania.
Notas
1/ Antes de lanzar huelgas definitivas, los sindicatos deben por Ley comenzar con huelgas de advertencia, como en este caso.
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