Historia | Saborit y el feminismo socialista a fines de los años veinte

Eduardo Montagut

Andrés Saborit opinó sobre el feminismo socialista y las reivindicaciones de la mujer en el año 1928 a propósito de la III Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Bruselas, que se celebró en agosto de ese año, coincidiendo con la reunión de la Internacional Obrera y Socialista.

El destacado político socialista reseñó dicha Conferencia, pero, sobre todo, planteó sus ideas sobre el socialismo y la mujer en general, pero también en relación con el caso español.

En primer lugar, Saborit era un defensor del reconocimiento del sufragio femenino, a partir de la experiencia del debate que se estaba produciendo en el seno del socialismo belga. Consideraba que el Partido Obrero Belga no tenía una postura clara sobre del sufragio femenino. Por un lado, Vandervelde y un sector de la formación eran claros defensores del reconocimiento del mismo, pero la parte valona del Partido no lo era porque temía la influencia de la Iglesia Católica sobre las mujeres a la hora de votar a los clericales en detrimento de lo conquistado política y socialmente por los socialistas de esta parte de Bélgica. Pero Saborit estaba más cerca de la posición de Vandervelde, porque como él, pensaba que a la larga esta negativa socialista podía volverse en contra del Partido al ser manipulada por la derecha, posición que nos interesa destacar por su posible aplicación al caso español. El voto femenino podía ser un voto clerical, pero también un arma de doble filo, para el socialista español, ya que, si el socialismo se empeñaba en la educación política de la mujer triunfaría, una tesis que, al final, sería la oficial del PSOE unos años después cuando se produjera este debate en España. Precisamente, esa era una preocupación que manifestó ya en 1928, unos pocos años antes de que se produjera el debate constitucional, aunque en la época de la Dictadura de Primo de Rivera ya se planteó cierto sufragio femenino para el nivel municipal.

Saborit deseaba divulgar lo acontecido en Bruselas para animar al Partido y a las Juventudes Socialistas con el fin de que emprendieran una activa campaña de afiliación femenina, porque se lamentaba que España no estuviera representada en la Conferencia de Mujeres Socialistas de Bruselas. Todos los grandes partidos socialistas europeos habían acudido, con más de un centenar de delegadas, calculándose en un millón las afiliadas en el socialismo europeo. Además, ya en muchos países las mujeres podían votar y ser votadas. En este panorama, Saborit valoraba el trabajo de algunas de las más destacadas socialistas, como la austriaca Adelheid Popp, pero también la británica Susan Lawrence, la holandesa Rilliers-Pelletier o la polaca Dorotea Kluszinska, y la alemana Juchacz.

En contraposición, los partidos socialistas del mundo latino europeo no habían estado representados porque el socialista alcalaíno opinaba que el peso de la Iglesia Católica era muy grande. El feminismo socialista era muy débil en Francia, Italia, Portugal, España y hasta en Bélgica, aunque en este caso presumía que pronto llegaría al nivel de los partidos más fuertes.

Aunque en España no había democracia ni parlamento, Saborit se preguntaba qué ocurría si mañana se pudiera votar, incluidas las mujeres. ¿Estaría preparada la izquierda para hacer frente a la reacción?, es decir, ¿votarían las mujeres, las madres, esposas e hijas de los socialistas al PSOE?, ¿había hecho algo el socialismo por educar políticamente a las mujeres, para que leyesen la prensa obrera, o se las había abandonado en brazos del clericalismo? Es evidente que en Saborit imperaba el espíritu paternalista de una parte del socialismo español en relación con la educación política de la mujer, pero también es cierto que realizaba un fuerte ejercicio de autocrítica, que aumentaba cuando constataba el alto nivel de explotación que sufría la mujer obrera en España, pero frente a la cual no se hacía lo suficiente para animar a que se asociase en defensa de sus salarios y condiciones laborales.

Saborit también ponía ejemplos de las iniciativas y esfuerzos que se estaba realizando en Francia por los derechos políticos de la mujer, a pesar de lo que sabemos de las enormes dificultades para que se vieran reconocidos, pero que, indudablemente, superaban lo que se hacía en España.

Los socialistas españoles, en consecuencia, tenían que aprender de los ejemplos extranjeros. Eran tiempos de lucha, y el socialismo, al incorporar entre sus postulados la defensa de los derechos de la mujer, al incorporarla en un plano de igualdad con el hombre, estaba acelerando el advenimiento de la sociedad del porvenir.

Hemos consultado los números 6104 y 6106 de El Socialista. Recordemos que sobre Saborit en los últimos tiempos se ha trabajado mucho. En este sentido, citamos las obras siguientes: Enrique Moral Sandoval, Andrés Saborit Colomer. Recuerdos de un concejal socialista, editada por la Fundación Pablo Iglesias en 2017. La Fundación también ha publicado Cartas de Ginebra. Voces de nuestro siglo XX, Andrés Saborit, libro editado por César Luena y José Luis Urdáñez, también de 2017. Es necesario al Diccionario Biográfico del Socialismo Español.

Sobre el feminismo socialista autor de este artículo tiene varios trabajos: “El Congreso Internacional Socialista de Mujeres de Marsella de 1925”, en Nueva Tribuna (noviembre de 2018), “La actividad de las mujeres socialistas en Finlandia en los años veinte”, en El Obrero (diciembre de 2018), “Betty Karpíšková y la cuestión de la mujer en las elecciones checoslovacas de 1929”, en El Obrero (diciembre de 2018), “Formación para políticas socialistas alemanas en 1928”, en Tribuna Feminista (diciembre de 2018), y “La lucha de los socialistas por el voto femenino en Suiza: las elecciones de 1928” en Tribuna Feminista (diciembre de 2018), y “Alice Pels y la lucha de las socialistas belgas a fines de los años veinte”, en Tribuna Feminista (diciembre de 2018).

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