Entrevistamos a Hassan Zerouali, miembro del Comité Administrativo de Colectivo de Defensores de Derechos Humanos Saharauis.
Por Héctor Bujari Santorum | 14/06/2025
La casa de Hassan Zerouali fue allanada el 19 de enero por la policía marroquí en Dajla, mientras recibía a un periodista español y dos activistas españoles. Tanto él como su padre fueron agredidos violentamente. Zerouali es miembro del Comité Administrativo de CODESA (Colectivo de Defensores de Derechos Humanos Saharauis). Conversamos con él sobre su activismo.
¿Cuándo y cómo empezaste tu activismo contra la ocupación marroquí?
Mi activismo empezó en 2016, de manera oculta, en grupos que defienden la causa para que no se sepa y para protegerme. En 2022, en una manifestación, salí en las fotos sin taparme la cara; desde ahí se descubrió que era activista y empecé a dar la cara y practicar el activismo en público.
Para nosotros, el activismo es algo que llevamos en la sangre, que nos educaron las madres para ello. Siempre he visto en la televisión a saharauis en los territorios ocupados, todo el sufrimiento del pueblo, y de ahí tomé esa conciencia de formar parte de eso.
¿Cuál fue el motivo del viaje a Mujayam y cómo fue tu experiencia?
Cuando me fui, participé en la Décima Conferencia de la Unión de Sakia y Wadi Adahab (Sakia y Valle del Oro), participé en varias actividades para defender la liberación de los presos en los territorios ocupados.
A su vuelta, ¿qué ocurrió? ¿Qué ocurrió al pasar por El Guerguerat para volver al Sáhara ocupado?
Para empezar, viajó con nostros la activista de derechos humanos Fatma Alhafidi, hermana de Abd Almula Alhafidi. Nos fuimos a través de Mauritania, en Nuadibú. A las diez de la mañana nos detuvieron en El Guerguerat; nos estuvieron interrogando y tratando con mucho racismo. Nos cogieron los papeles y nos tuvieron encerrados en una habitación desde las 10 de la mañana hasta las 3 de la tarde.
¿Cómo fue el recorrido desde El Guerguerat a Dajla?
Cuando estábamos en El Guerguerat, nos trataron muy mal, con mucha agresividad y con malas palabras. Nos quitaron la ropa que llevábamos; intentamos defendernos, pero los marroquíes nos acabaron quitando la ropa a la fuerza para poder examinarnos. Hicieron fotos al coche en el que nos transportábamos y a la persona que conducía. Nos quitaron papeles y también interrogaron al conductor del coche.
Desde El Guerguerat hasta Dajla, estuvieron haciendo varios controles. Nos detuvieron en cada uno de ellos durante media hora para poder pasar al siguiente. En el control de Dajla, nos quitaron los papeles nuevamente y nos preguntaron adónde íbamos. Dije que iba a casa de mi familia. Una vez entramos a Dajla, vinieron dos coches con nosotros: uno delante y otro detrás. Al llegar a mi casa, encontramos a la policía delante; estuvieron vigilando desde el 5 de mayo hasta el día 20. Vigilaban las salidas que hacía, con quién me veía, quién me visitaba…
¿Cómo describirías las tácticas de la policía marroquí para reprimir a los saharauis en los territorios ocupados?
Los tipos de maltratos que recibimos por parte de los marroquíes son que nos detienen, nos secuestran, nos torturan, amenazan a nuestra familia y nos someten a maltrato psicológico. Luego entran en lo económico: nos boicotean en el trabajo, nos cortan las ayudas si las tenemos.
El 5 de enero de 2025, me detuvo la policía y me torturó durante 30 minutos en el coche. Una vez que salí, me encontré con varias personas que también estaban siendo torturadas. Me metieron a mí y a un amigo en una celda y nos torturaron desde las 12 hasta las 5 de la madrugada. Nos hablaron mal, nos insultaban diciendo que éramos «polisarios», como ellos dicen. Si me pusiera a hablar de todo el maltrato que recibimos en los territorios ocupados, no acabaría, es infinito.
Las tácticas que utilizan son mandar a torturadores vestidos de civil. Cuando ven que hay un acto de protesta, ellos atacan. A veces mandan a tres o cuatro personas vestidas de paisano, que vigilan las casas: cuánta gente entra, quién entra. Acompañan a la gente cuando va a las tiendas o a las cafeterías.
¿Pudo llegar a identificar a los coches o policías que lo estaban siguiendo en Dajla?
En cuanto a los agentes de policía que me estaban vigilando desde El Guerguerat hasta Dajla, no los llegué a ver. Cuando me sacaron de la habitación, los coches ya estaban allí, pero los agentes no llegaron a bajarse. Cuando llegué a mi casa, sí reconocí los coches, aunque no a quienes estaban dentro.
¿Has notado algún cambio en Dajla desde que comenzó la conexión aérea de Dajla a Madrid que opera la compañía Ryanair?
Todo esto de la conexión entre Madrid y Dajla ha roto lo que se había acordado en la Unión Europea en cuanto a los límites de quién puede entrar o no en el territorio saharaui. El cambio es que nosotros esperábamos que se iba a aprovechar más, que iban a venir periodistas o activistas españoles para visibilizar la causa. Pero sucedió lo contrario: lo que hacen es recibir turistas, turistas en coches de lujo, los llevan a resorts de lujo y los alejan de lo que sufren los saharauis.
El 18 de enero vinieron activistas españoles. Vino un periodista de Público y dos activistas por la causa. Estuvieron con nosotros en una reunión para explicarles la realidad de aquí. A la media hora, vinieron 40 agentes, torturaron a mi padre y llevaron a los españoles al hotel donde estaban hospedados. Les compraron un billete para llevarlos de vuelta a Madrid.
¿Cómo te ha afectado a nivel personal tu activismo? ¿Ha tenido consecuencias en tu vida diaria?
Todo empieza desde lo psicológico. Dormimos en casa con nuestra familia sin saber si vamos a amanecer. Estamos vigilados; pueden entrar en cualquier momento del día o de la noche. Pueden detenernos o matarnos. No solemos ir solos, vamos con más personas. Si vamos a viajar, nos tienen vigilados y controlados en los aeropuertos. A veces nos detienen mucho tiempo con varias horas de interrogatorios, e incluso nos quedamos en tierra porque no llegamos al avión.
En tierra nos detienen en puntos de control, nos torturan. A pesar de todo esto, mientras sigamos vivos vamos a seguir haciendo esto por la patria. La fuerza de voluntad gana al sufrimiento del día a día.
¿Has tenido consecuencias en el tema del trabajo?
En cuanto a mi trabajo de activista, tengo que hacerlo todo ocultándolo. Si va a haber una manifestación, tengo que estar días antes preparándome para ir con precaución y que no me detengan. El 10 de mayo de 2023 estuve en una manifestación como periodista; estuve haciendo fotos para darle voz a la protesta.
Yo trabajaba en una compañía marroquí muy conocida, junto con un compañero saharaui. Como nos vieron allí, nos echaron de la empresa.
¿Qué papel tiene la militancia sindical saharaui en los territorios ocupados?
Quienes participan en esta organización son la gente que está expulsada del trabajo; reciben mucho sufrimiento, ellos y sus familias. Cada vez que intentan hacer una reunión para hablar de cosas o sucesos, nunca se consigue, porque está totalmente prohibido por las fuerzas de ocupación marroquíes.
El 21 de octubre de 2023 intentamos hacer una reunión bastante grande con bastantes obreros, pero no logramos hacerlo porque siempre están vigilándolos. Los activistas estamos casi más preocupados por quién nos está vigilando que por la reunión, si van a conseguir llegar todos a la reunión. Hasta el momento no hemos conseguido tener una reunión con éxito.
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