‘Hamburgo’: Un thriller crudo y necesario sobre la trata de mujeres en la Costa del Sol

‘Hamburgo’ aborda un tema de gran calado social: la trata de mujeres, una forma de esclavitud moderna que afecta a miles de personas en Europa.

Por Ana Redondo | 6/06/2025

El director madrileño Lino Escalera regresa al cine con Hamburgo, su segundo largometraje tras la aclamada No sé decir adiós (2017), que conquistó al público y la crítica en el Festival de Málaga. Estrenada el 30 de mayo, Hamburgo se presenta como un thriller social que se sumerge en el oscuro submundo de la trata de mujeres, ambientado en los márgenes de la Costa del Sol. Con un reparto encabezado por Jaime Lorente, Roger Casamajor e Ioana Bugarin, la película combina una narrativa intensa con una mirada honesta y sin concesiones a una realidad incómoda que a menudo preferimos ignorar.

Una historia de desesperación y redención

Hamburgo narra la historia de Germán (Jaime Lorente), un conductor arruinado y sin rumbo que trabaja transportando a mujeres esclavizadas en clubes de alterne para una mafia local liderada por su amigo de juventud, Cacho (Roger Casamajor). En este entorno sórdido, Germán se cruza con Alina (Ioana Bugarin), una joven rumana atrapada en el sistema de explotación sexual, que sueña con escapar. La trama se dispara cuando Germán, viendo una oportunidad para cambiar su vida, decide robar la recaudación de uno de los clubes, desencadenando una huida frenética que pone en riesgo su vida y la de Alina.

Escalera, junto a los guionistas Daniel Remón (ganador del Goya por Intemperie) y Roberto Martín Maiztegui (La Ruta, La Valla), construye una historia que equilibra la tensión del cine negro con un retrato humano de sus personajes. La narrativa no busca ser un panfleto activista, sino visibilizar una terrible realidad, mostrando las jerarquías de poder y el silencio cómplice que sostienen la trata de personas.

Rodada en Súper 16 mm bajo la dirección de fotografía de Juana Jiménez, Hamburgo apuesta por una estética cruda y granulada que refuerza la sensación de opresión. Los planos cerrados, la luz natural y los escenarios reales —bares de carretera, habitaciones estrechas y carreteras nocturnas— crean una atmósfera asfixiante que evoca los clásicos del cine negro americano de los años 70. La elección del formato, aunque exigente, dota a la película de una textura documental que contrasta con el glamour artificial de la Costa del Sol, exponiendo su lado más sórdido.

La banda sonora, compuesta por Marius Leftarache, es minimalista y aparece solo en momentos clave para intensificar la tensión, mientras que el sonido ambiental —el ruido de los coches, las conversaciones ásperas— refuerza el realismo del relato. Sin embargo, algunas críticas han señalado que la puesta en escena puede sentirse impostada en ciertos momentos, y que la película no siempre logra conjugar sus diferentes facetas, quedándose en una ‘tierra de nadie’ entre el thriller de género y el drama social.

Actuaciones potentes y personajes complejos

El reparto de Hamburgo es uno de sus grandes atractivos. Jaime Lorente ofrece una interpretación visceral como Germán, un antihéroe atrapado por sus propias decisiones y un pasado turbulento. Roger Casamajor, en el papel de Cacho, aporta matices a un personaje que oscila entre la camaradería y la crueldad. Ioana Bugarin, reconocida por trabajos como Milagro y Ruxx, brilla como Alina, encarnando con sutileza la mezcla de rebeldía y fragilidad de una mujer que lucha por su libertad. El elenco se completa con nombres como Asia Ortega, Mona Martínez, Tamara Casellas y Manolo Caro, quienes aportan profundidad a los personajes secundarios.

A pesar de las sólidas interpretaciones, algunas reseñas han criticado la falta de química entre Germán y Alina, lo que resta fuerza a su relación, un elemento central de la narrativa. Los villanos, por otro lado, han sido descritos como algo estereotipados, lo que puede debilitar el impacto de la historia en ciertos momentos.

Hamburgo aborda un tema de gran calado social: la trata de mujeres, una forma de esclavitud moderna que afecta a miles de personas en Europa. Escalera y su equipo realizaron una exhaustiva labor de documentación, colaborando con asociaciones y recopilando testimonios reales para construir un guion verosímil. ‘Siempre me ha interesado nuestra capacidad para evitar el sufrimiento ajeno, nuestra habilidad para no querer ver una realidad incómoda’, señaló el director en una entrevista, subrayando el mensaje de la película sobre la empatía y la invisibilización.

Estamos ante una película incómoda y necesaria que pone el foco en una realidad que muchos prefieren ignorar. Su crudeza visual, sus interpretaciones y su compromiso con visibilizar la trata de mujeres la convierten en una obra relevante.

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