Por José Antonio Martín Acosta
Hacer poesía con un suspiro
Con un aplauso
Con un grito
Con el sudor del obrero
Con la desesperación de la desahuciada
Con el rompedor estremecimiento del abuelo
Que ve que su nieta no trabaja
Plantar la bandera de la luz
En un oscuro desierto
Y emprender el viaje
Desde nuestro yo empático
Al abrazo del otro
Siempre despierto
Hacer poesía como quien inventa una silla
Como quien construye
Una nave espacial para evadirse
Como quien supiera que el esfuerzo
Mereciera la pena
Para ser de justicia un apóstata
Y un revolucionario
E incluso un poeta
Hacer poesía como un barco
Donde descubrir que en toda playa
Existe la excelencia
Y la duda
Y la tristeza
E incluso esa demencia buena
Que escribe sonetos en la arena
Hacer poesía
Para recuperar los derechos perdidos
Para trascender en el otro
Para decir a los cuatro vientos
Que juntos podemos cambiar el mundo
Que no hay más heroísmo
Que la lucha obrera
Hacer poesía
Para que el mundo
Merezca la pena
Vivirlo y contarlo
Y para que se olviden
Las bombas de Gernika
La inhumanidad de Auschwitz
El sufrimiento del preso
Y la inocencia del suicida
Hacer poesía
Porque no nos queda otra
Porque no hay otra salida
Porque todo se derrumba
Que me pille la muerte
Cuando escriba.
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