Hablemos de pensiones públicas

 

«¿Cómo es posible aceptar que las pensiones públicas son inviables, cuando el sistema se basa en la solidaridad intergeneracional?»

M. Luisa Cid

¿Alguien recuerda desde cuándo nos están asustando con que el mantenimiento de las pensiones públicas es inviable? Desde los años 80 se nos viene diciendo que el actual sistema se agota y se nos anima a contratar planes de pensiones privados, aunque posteriormente los ministros del ramo  se  desdicen  y borran lo dicho para subrayar que la Seguridad Social  goza de buena salud.  Se trata de hablar y hablar, que algo queda y ¡claro que queda! Queda indefensión aprendida, resignación, la salmodia ¡los jóvenes no tendremos pensiones!

Pero ¿cómo es posible aceptar esta distopía, cuando el sistema se basa en la solidaridad intergeneracional?: las cotizaciones de los trabajadores de hoy pagan las pensiones del presente, así como las cotizaciones de los trabajadores futuros cubrirán la jubilación de los actuales trabajadores. Nada que ver con los planes privados que invierten sus fondos en activos de los mercados financieros, cuya rentabilidad vulnerable depende de las condiciones que haya en esos mercados ¡que no siempre dan los resultados esperados y prometidos!

Es curioso que aceptemos sin  rechistar que la longevidad de la población afecta a la salud de la Seguridad Social, pero más llamativo es  que nadie se pare en variables que la afectan igualmente: la alta precariedad de los ingresos, los bajos salarios que cotizan poco, las mejoras de la productividad que engrosan los beneficios y no la parte salarial, el fraude patronal…    

Y qué decir de dónde fueron los millones del Fondo de Reserva que se creó con el excedente resultante de cada ejercicio económico, para afrontar futuras necesidades.

Saco del baúl de los recuerdos parte de reportajes que la prensa internacional escribió. El 4 de enero de 2013, el diario económico alemán Deutche Wirtchafts Nachwischten titulaba así un artículo “Saqueo de los fondos de pensiones para comprar bonos del Gobierno de España” y en él decía “al menos el 90% de los activos totales de los fondos de pensiones del Estado español convertidas en bonos de España. Especula con el dinero de sus jubilados, arriesgando más que sus ahorros”.  También el diario The Wall Street Journal, publicó un artículo el 3 de enero de 2013, titulado “España usa fondos que respaldan el pago de pensiones para comprar deuda soberana”.

El artículo decía “España ha estado vaciando sigilosamente la mayor alcancía del país, El Fondo de Reserva de la Seguridad  Social, que ha usado como comprador de última instancia de los bonos del gobierno, una operación dudosa sobre el papel del fondo como garante de las futuras pensiones. La maniobra, que ha pasado desapercibida, está por concluir ya que queda muy poco dinero disponible. Al menos el 90% del fondo de 65.000 millones de euros, unos 85.700 millones de dólares, ha sido invertido en deuda española con cada vez más riesgo, de acuerdo con cifras oficiales y el gobierno ha empleado para realizar pagos de emergencia”. (Como de este tema poco se habló en la prensa española, copio extensamente parte del cuerpo de la noticia).

Del patrimonio de la Seguridad Social tampoco se habla y “haberlo haylo”. Un rico patrimonio ( en Sevilla, sin ir más lejos, tiene más de 100 propiedades)  que ni sabemos cómo se gestiona, ni dónde van sus ganancias, en caso  de haberlas.

Parece que más de los 150.000 millones anuales que se mueven con las pensiones es un negocio goloso para bancos y seguradoras y que muchos de los expertos que colaboran en los informes del Pacto de Toledo son colaboradores de entidades financieras y aseguradoras. Parece lógico pues que la ciudadanía se proteja y cree una Asociación para la Defensa del Sistema Público de Pensiones Y Seguridad Social. Como justo es también que se pida una Auditoría Pública de las cuentas de la Seguridad Social.

Hasta aquí hilvanó esta serie de ideas que dibujan un futuro incierto para las pensiones públicas o quizás una esperanzadora visión de lo que pueden conseguir los trabajadores defendiendo lo que es suyo y solamente suyo.

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