Hablando sobre deportados españoles a campos nazis (IV)

En los frontstalag entraban todos los prisioneros, independientemente de su graduación y permanecían en ellos un tiempo -que no solía ser mucho pero que no baja de diez o doce días-, que vino en llamarse “la cuarentena”. Cumplida ésta ya sí eran enviados a lugares diferentes.

Por Pepe Sedano

IV.- DE LOS FRONTSTALAG A LOS STALAG

Iniciamos un nuevo capítulo donde dejamos el último. Acababa de comenzar la que sería la madre de todas las guerras, un conflicto que abarcó prácticamente todo el planeta, todos sus cielos, todos sus mares, donde el número de víctimas, tanto civiles como militares, superó con creces a los producidos al finalizar la que se llamó la Gran Guerra. Se ha hablado de hasta setenta millones de personas muertas, heridas, desaparecidas pero, en realidad, la cantidad final jamás se sabrá, es posible que se haya superado esa cantidad de la que se ha hablado. Siempre se ha dicho que el hombre es el animal que siempre tropieza dos veces –o más-, en la misma piedra. Tras el fin de la II Guerra Mundial otras vinieron a continuación y otra tenemos en la propia Europa a la hora de redactar este artículo. No escarmentamos. Qué intereses tan fuertes habrá entre una nación y otra para llegar, una vez que se acaban las palabras, a comenzar una guerra que nunca se sabe cuándo terminará y el coste que tendrá la misma, sobre todo en vidas humanas. Ya saben aquello de que si no conoces la historia de tu país, estás condenado a repetirla -o algo parecido-.

Continuemos, pues, con la Historia. Hemos dejado a Compañías de Trabajadores Extranjeros militarizadas, algunas de ellas de españoles republicanos, en la frontera de Francia con Bélgica y a las CC.TT.EE. civiles a lo largo de toda la frontera con Alemania. La invasión alemana de los Países Bajos se realizó en un santiamén una vez que se había quedado Polonia completamente invadida y bajo el gobierno nazi que nombró Gobernador General de Polonia a Hans Frank, un nazi convencido, que sería juzgado, condenado a muerte y cumplida la sentencia en Nürenberg una vez que finalizó esta guerra en 1945. La guerra relámpago alemana supuso que quedaran embolsados en las playas de Dunkerque, en territorio francés, miles de soldados ingleses, franceses y de otras nacionalidades englobados en estos dos países, como fue el caso de los republicanos españoles de algunas de las Compañías militares que hemos hablado anteriormente.

Desde Londres se hizo un llamamiento para que cualquier barco, de la clase que fuese, que pudiera atravesar el Canal de la Mancha, fuese hacia las costas de Dunkerque y se trajese hacia el Reino Unido a quien pudiera ser embarcado. Miles de barcos de todos los tamaños se hicieron a la mar en busca de esos soldados que estaban siendo ametrallados por la aviación alemana y bombardeados por el ejército teutón. Inglaterra intentó, y de alguna manera consiguió, salvar a la mayoría de sus nacionales quedando una ingente población de soldados abandonados a su suerte en aquella gran playa francesa próxima a la frontera belga. Lo que vino después es fácil de imaginar. Todos fueron hechos prisioneros y enviados al frontstalag más cercano (esta palabra está formada por Frontstammlager für Kriegsgefangenen, o sea, campo en el frente para prisioneros de guerra). En los frontstalag entraban todos los prisioneros, independientemente de su graduación y permanecían en ellos un tiempo -que no solía ser mucho pero que no baja de diez o doce días-, que vino en llamarse “la cuarentena”. Cumplida ésta ya sí eran enviados a lugares diferentes. Si eran oficiales –superiores a la graduación de Sargento Mayor-, eran enviados a los llamados Oflag (palabra igualmente compuesta por Offizierslager für Kriegsgefangenen, o lo que es lo mismo: campo de prisioneros de guerra para Oficiales). Por el contrario, si la graduación era inferior a la de Sargento Mayor hasta llegar a soldado raso, eran enviados estos prisioneros de guerra a los llamados Stalag (palabra así mismo compuesta por Stammlager für Krigsgefangenen Mannschaften und Unteroffiziere, es decir, campo de prisioneros de guerra para soldados de tropa y suboficiales).

Esto es lo que ha pasado con los soldados hechos prisioneros en la bolsa de Dunkerque, algunos de ellos españoles republicanos, que han sido recluidos en un frontstalag primero y enviados –después de la “cuarentena”-, a un Oflag los Oficiales, y a un Stalag los suboficiales y clase de tropa. Pero ¿qué ha pasado con los miles de republicanos españoles que trabajaban, como civiles, a lo largo de la frontera con Alemania? Después de la invasión de Polonia el gobierno francés sabía perfectamente que iba a ser invadido. El Alto Estado Mayor galo, una vez terminada la operación de Dunkerque, envío el grueso de su ejército –un ejército con material obsoleto de la Primera Guerra Mundial que no servía para nada frente al nuevo ejército que había preparado Alemania en el período de entre guerras, nuevo, diferente, más letal, más efectivo, en hombres y en armamento-, hacia la frontera con Bélgica para tratar de impedir esa invasión esperada. Pero nadie en todo ese Alto Estado Mayor pensó jamás que Alemania les invadiría por el lugar menos insospechado que, además, estaba libre de vigilancia por creer que por allí no podría cruzar, ni siquiera, una bicicleta dado lo intrincado y espeso de su arboleda. Me estoy refiriendo al bosque de las Ardenas. Un bosque muy tupido en árboles, ramaje y demás componentes que le hacía impenetrable pero que los tanques del general Guderian se encargaron de echar abajo. Detrás de los tanques caminaba todo un ejército. Una vez superado este obstáculo, todo el territorio francés de los Vosgos estaba a su alcance.

El avance alemán, al igual que habían hecho en los Países Bajos, en territorio galo fue un paseo militar. Pero, ya conocen ustedes que era en esa zona donde estaban desplegadas las decenas y decenas de CC.TT.EE. con miles y miles de republicanos españoles engrosando cada una de ellas. Ante el avance imparable de la Whermacht, todas y cada una de esas Compañías con todos y cada uno de sus trabajadores españoles fueron hechos prisioneros de guerra y, como hemos visto en Dunquerke, también fueron introducidos, en principio, en diferentes Frontstalags con el fin de cumplir “la cuarentena” y, pasado el período correspondiente, ser distribuidos en los diferentes Stalags que les estaban esperando. Los Stalags estaban distribuidos por toda Alemania y Austria. Los alemanes habían dividido su país y el país vecino amigo en los que ellos llamaron Werhkreis o, lo que es lo mismo, Distritos Militares. Estos Distritos se numeraban –con números romanos-, del I al XVIII, con una capital de Distrito –por regla general la más importante dentro de ese Distrito-. En cada uno de esos Werhkreis será donde se levantarán los famosos Stalags de los que hemos hablado anteriormente. Cada uno de estos campos de prisioneros de Suboficiales a clase de tropa, es decir, los Stalags se numerarán conforme vayan siendo erigidos con las letras del alfabeto en mayúsculas. Así, por ejemplo el XIII-A sería el Distrito Militar 13, cuya capital era Nürenberg, y era el primero que se levantaba en ese Werhkreis. Si se construía uno nuevo, a éste le correspondería la letra B, y así sucesivamente con los siguientes.

Hubo prisioneros republicanos españoles que solo pasaron por un Stalag y a continuación fueron deportados a un campo de concentración tal y como conocemos hoy en día lo que fue un campo de concentración nazi. Podía ser en Alemania –muchos españoles fueron deportados a campos en Alemania pero la mayoría fue enviada al campo de Mauthausen, en Austria, como hemos visto en capítulos anteriores.

Francia, como hemos visto, ha sido invadida. El ejército alemán ha entrado, en cuña, desde Bélgica por un lado y desde Alemania –a través de Las Ardenas-, por el otro. El gobierno francés no tiene más remedio que llegar a un acuerdo con el alemán para que no pase –que no iba a pasar, desde luego-, lo que había ocurrido durante la Gran Guerra, es decir, la guerra de trincheras que prolongó la guerra y no sirvió de nada, solo para que las batallas que se sucedieron en territorio galo fueran una masacre cada una de ellas. Este acuerdo, como sabemos, consistió que Francia quedaba dividida en dos, la parte norte bajo dominio alemán (aunque con una franja de terreno a todo lo largo de la costa atlántica hasta la frontera con España) y la parte sur que estaría bajo “dominio” francés, con su capital en la ciudad de Vichy y bajo el mando del antiguo mariscal Petain (aunque esa región estaba plagada de agentes de la Gestapo –Geheim Staad Polizei, es decir, Policía Secreta del Estado-, también lo estaba de grupos de guerrilleros, franceses y españoles, que conformaron lo que terminaría llamándose la Resistencia Francesa. Éstos organizaban algún atentado, sobre todo en esa franja atlántica que llegaba hasta la frontera de Irún, y dada la proximidad de la Francia de Vichy, cometían su sabotaje o atentado y regresaban a la tranquilidad que le daba estar en esta zona “libre”. Aunque, es cierto, no te podías fiar. Había mucho colaboracionista –tanto en hombres como en mujeres-, que delataban en cualquier momento que supiesen algo. Cuando Francia fue liberada tuvieron que dar cuenta de sus actos, algunos hasta con su vida.

En la zona norte, la “alemana”, ha quedado una ciudad francesa justo al borde de esa línea no pintada que separaba una zona de otra. Esa ciudad es Angoulême. Aquí se había levantado un campo de refugiados desde que comenzaron a llegar los españoles que huyeron cuando fue tomando el ejército sublevado en España las regiones norteñas: Asturias, Cantabria, País Vasco. Este campo era Le Ruelle, situado a 9 km. de la ciudad. Pero con el tiempo quedó pequeño dada la gran afluencia de exiliados republicanos que comenzaron a llegar a todo lo largo del primer trimestre de 1939. Las autoridades entendieron que les sobrepasada y decidieron levantar otro. Este otro fue el campo de Les Alliers. Este campo se hará famoso porque desde aquí partió el famoso convoy de deportados civiles, no hacia un Stalag –puesto que no eran prisioneros de guerra, o sea, soldados-, sino hacia un campo de concentración nazi a cuatro días de viaje con destino en una pequeña estación de un pueblo de pocos habitantes llamado Mauthausen, en Austria. Próximo al pueblo, sobre una colina, a 5 km., se erigían y se erigen unos siniestros muros de granito con un gran perímetro que conforma los límites de este campo en el que se incluye una cantera de este material granítico: la cantera Wienergraben. Este convoy estaba formado por familias completas, con hijos pequeños, con personas mayores… Al llegar a la estación los soldados SS solo permitieron que bajasen los varones mayores de 14 años. El resto ni siquiera bajó de los vagones retornando a procedencia. En el próximo capítulo veremos qué pasó a los que quedaron y a los que retornaron.

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