Gran noticia: Suspendida la presa que amenazaba los mundurukú de Brasil y aceleraba el cambio climático | Utopía posible

Por Jordi Vázquez @JordiVazquez

Un informe de la FUNAI * ha generado la suspensión del proyecto que amenazaba la nación mundurukú, en Brasil. El proyecto hidroeléctrico de Sao Luiz do Tapajós, en el estado de Pará, suponía inundar las tierras mundurukú. El gobierno consideró que el proyecto era «incompatible con el componente indígena». Los indígenas de Brasil suponen, aproximadamente, un 0,4% de la población brasileña.

La constitución de Brasil, de 1.988, reconoce la obligación de reubicación de las comunidades indígenas pero sólo en dos casos: epidemia y guerra. Pese a ello, la tribu debía ser trasladada, íntegramente, por inundación de sus tierras a raíz de la hidroeléctrica. Ésta, de hecho, se convertía en un complemento de la famosa presa de Belo Monte contra la que lucharon los kayapó del jefe Raoni desde 1.975.  Raoni se hizo mundialmente famoso gracias al apoyo recibido por parte de personalidades como Sting. De nada sirvió y Belo Monte, en el estado de Pará, terminó construyéndose y destruyendo el ecosistema de los kayapó y de otras naciones.

Los mundurukú, conjuntamente con las naciones apiaká, kayaba y rikbaktsa, ancestrales enemigas entre ellas, han plantado cara de forma decidida al proyecto. Al contrario de la lucha contra Belo Monte, en este caso la comunidad ha mantenido una estricta unidad y no se ha dejado dividir. A ello se ha añadido la determinación «de llegar hasta el final». Cuando en el año 2.013 tres biólogos penetraron en sus tierras, para llevar a cabo un estudio previo a la presa, los capturaron y no los dejaron ir hasta que el gobierno aceptó abandonar el proyecto. Obviamente mintió y el mismo continuó. Pasaron a la ofensiva. Ocuparon la sede de la FUNAI. Lanzaron una campaña internacional para hacer visible su situación. Científicos como Antonio Donato Nobre fueron invitados y su autorizada voz condenó claramente el proyecto. Marcharon a Brasilia. Consiguieron el apoyo de Greenpeace. Y ahora lo han conseguido. El proyecto queda suspendido.

La nación mundurukú tiene más de 11.000 miembros de los que 7.500 conservan la lengua propia, una peculiar forma de la familia tupi-guaraní, concretamente de la tupi. Se trata de uno de los grupos étnicos que ha conservado su identidad más claramente respecto a influencias externas, por ejemplo con su vinculación a la tierra o el chamanismo. El río Tapajós, que era objeto de la hidroeléctrica, es el eje de vida de la comunidad mundurukú. Por ahora seguirá fluyendo con los sueños de unanación que no quiere morir.

* Fundación Nacional del Indio (FUNAI).

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