Fugitivos es un documental, grabado en 2017, fiel testimonio de la lucha antifranquista y por la libertad, esfuerzo y constancia en la lucha de miles de personas anónimas que sufrieron la represión de la dictadura franquista, tal como está historia de un 15 de junio de 1975
Por Redacción LQSomos
Los últimos años del franquismo no son especialmente conocidos ni estudiados. La llamada “Transición española a la democracia” ha pretendido pasar como ejemplar e incruenta, como paradigma del consenso y el buen hacer (sobre todo por la clase política).
En este documental, con el hilo conductor de uno de los últimos exiliados del franquismo (junio de 1975), se narra, con el apoyo de historiadores y testimonios de protagonistas, la parte menos publicitada o más deliberadamente ocultada de los últimos años del dictador y los primeros de la democracia.
El 15 de junio de 1975, tres jóvenes oscenses, de 22-23 años, huyeron a Francia de madrugada, cruzando los pirineos por el Portillón de Benasque.
En los días siguientes, la prensa aragonesa informaba de la detención del “uno por mil de la población oscense”, 35 detenidos. Trece pasaron a la cárcel de Torrero.
Con su escapada, los fugados impidieron que el número de arrestos fuera mucho mayor y, aún así, se trataba de “una de las mayores redadas que se recuerdan en Huesca después de la guerra”.
Seis días antes, había sido detenido en Zaragoza el director de Andalán y profesor de Historia Económica de la Universidad de Zaragoza, Eloy Fernández Clemente: nueve días de detención, tres en comisaría y 6 en la cárcel de Torrero.
Tres meses más tarde, el 27 de septiembre fueron fusilados, tras juicios sumarísimos, cinco militantes antifascistas (tres del FRAP y dos de ETA); uno de ellos, Ramón García Sanz, era natural de Zaragoza. También compañero de militancia de los tres fugitivos oscenses.
Los últimos años de la dictadura y los primeros de la democracia no fueron una balsa de aceite: Franco y los que le apoyaban querían “dejar todo atado y bien atado”, mientras las fuerzas de oposición intentaban todo lo contrario. Acción-represión garantizada. Tanto para los que estaban dentro del país, como para los exiliados, fueron tiempos de zozobra, de lucha, angustia y esperanza; pasar de la película en gris al color no fue fácil y llevó su tiempo.
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