Fuertes huelgas en Gran Bretaña y Alemania contra la inflación y el ajuste

Las empresas ofrecen menos y achican la planta. Los Estados pretenden anular el derecho de huelga. Los sindicatos prometen una resistencia como la del cartismo, el sufragismo y las huelgas de principios del siglo pasado.

Por El Megáfono vía La Tinta

Más de 40.000 ferroviarios británicos se lanzaron a la huelga este miércoles 27 en defensa de los salarios frente a la alta inflación. Lo mismo hizo el personal de tierra de la aerolínea Lufthansa, en Alemania. Diez días antes, los trabajadores de los puertos alemanes sobre el Mar del Norte protagonizaron la jornada de lucha más grande de los últimos 40 años. En ambos países, donde los gobiernos amenazan con restringir el derecho de huelga, trabajadores del correo y pilotos de avión analizan medidas de fuerza para agosto.

En el Reino Unido de la Gran Bretaña (que incluye Inglaterra, Escocia y Gales), la inflación anual llegó al 9,4%, la más alta desde 1982. En Alemania, deambula entre el 7,9% de mayo y el 7,5% de julio, y en los 19 países de la Eurozona subió al 8,9%.

No voy en tren

El 13 julio, las 15 empresas privadas que operan la red británica de trenes ofrecieron 4% de recomposición salarial para este año y 2% para el próximo. El Sindicato Nacional de Trabajadores Ferroviarios, Marítimos y del Transporte (RMT), y el Sindicato de Trabajadores Asalariados del Transporte (TSSA) lanzaron la huelga.

El gobierno conservador culpó a los sindicatos de provocar el caos y propuso que otros trabajadores contratados por agencias reemplacen al personal para garantizar el servicio.

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(Imagen: El Mrgáfono)

En medio del conflicto, Tim Shoveller, vocero de Network Rail, una de las empresas que ejecuta el servicio, confirmó el plan de reducción del personal, que será “sin despidos obligatorios”, sino con “salidas que serán voluntarias”.

El Sindicato de Trabajadores de la Comunicación (CWU) ya hizo la consulta con los 115.000 afiliados ante el escaso 2% de aumento que Royal Mail (Correo Real) quería imponer. El 77% votó a favor de la huelga, anticipó Dave Ward, secretario general de CWU, porque, ante la subida del nivel de precios, se trata de “un recorte salarial serio en términos reales”. Mientras, comparó el dirigente, “los jefes obtienen 758 millones de libras esterlinas en ganancias y los accionistas otros 400 millones de libras”.

Tampoco en avión

El personal de tierra de Lufthansa, sindicalizado en el Verdi, paró también este miércoles por un aumento del 9,5% para los próximos 12 meses. La medida obligó a la compañía a suspender casi todos sus vuelos en los aeropuertos de Frankfurt y Munich.

El domingo pasado, los 5.000 pilotos de Lufthansa enrolados en Cockpit Vereinigung votaron a favor de la huelga.

Los pilotos de la misma empresa, agremiados en Vereinigung Cockpit, están pidiendo 5,5% de aumento hasta fin de año y una compensación automática por inflación a partir de 2023. Las negociaciones se estancaron este jueves y el gremio salió a hacer las consultas sobre las medidas a tomar. “Si estas ofertas no se materializan, no tenemos más remedio que hacer huelga”, dijo el dirigente Marcel Groels.

El conflicto está cruzado con otro: el gobierno alemán adelantó el miércoles que en 2023 retira la mitad del apoyo financiero que le había dado a Lufthansa durante la pandemia del COVID-19. Entonces compró el 20% del paquete accionario. Ahora, plantea vender hasta quedarse con menos del 10%. Así, “hemos entrado en la recta final para poner fin a la medida de estabilización de Lufthansa”, dijo la directora de la Agencia Estatal de Finanzas, Jutta Doenges. Una estabilización que se llevó puestos al 20% del personal mediante despidios.

Verdi tiene una próxima mesa salarial el 3 y 4 de agosto, y ya avisó que “si no mejora su oferta, no se descartarían más huelgas”.

Portuarios también

Unos 12.000 trabajadores de Bremerhaven, Bremen, Emden, Wilhelmshaven, Brake y Hamburgo, donde se ubican los principales puertos del norte de Alemania, realizaron una huelga de 48 horas durante el 15 y 16 de julio. En junio, ya habían realizado una primera huelga en un turno y luego otra de 24 horas. Con esta última, sumaron 80 horas de paro: la mayor acción de lucha en 40 años.

También están enrolados en el Verdi y plantean una suba del 14% para los próximos 12 meses, mientras que la Asociación Central de Empresas Portuarias Alemanas (ZDS) pretende congelar ahora los próximos 2 años con un 26%.

Las empresas pidieron a la Justicia medidas cautelares para frenar el paro. No lo lograron con este, pero sí prohibieron que haya otros antes de fin de agosto mientras se desarrollen las 3 mesas de negociación.

El principal puerto es el de Hamburgo. Allí salieron a marchar a la calle y se encontraron con la represión policial. Tras los enfrentamientos, quedaron heridos de cada lado y 2 detenidos.

Uno de los manifestantes dijo entonces: “Estamos aquí porque estamos cansados de que las autoridades se llenen tanto los bolsillos y cada vez hay menos trabajo para los compañeros, y el dinero cada vez es menor. Tenemos que cargar combustible, comprar pan y mantequilla, y estamos a favor de que el dinero se distribuya con sensatez”.

La compañía, que nació siendo pública en 1926, fue privatizada en 1997. La inyección estatal durante la pandemia había sido significativa si se tiene en cuenta que el mayor accionista, el multimilloniario Klauss-Micheael oriundo de Hamburgo, suma el 15 % del paquete.

El sindicato Verdi también está abordando, tal como lo hicieron los portuarios de Génova, Italia, no participar de la exportación de armas a Ucrania.

Punto crítico

Tras la primera huelga ferroviaria del 21 de junio en Gran Bretaña, el gobierno que comandaba entonces el primer ministro, Boris Johnson, amenazó con restringir las huelgas y permitir la contratación de personal temporal. Un mes después, Kwasi Kwarteng, secretario de Estado de Empresa, Energía y Estrategia Industrial, fue más agresivo: “No dejaremos que los sindicatos paralicen nuestra economía”, dijo.

Desde entonces, el gobierno ya derogó una ley que prohibía a las empresas contratar trabajadores temporales mientras dura la huelga. Ahora, la líder conservadora Liz Truss, que se candidatea como nueva primera ministra, prometió todo lo demás.

“Truss propone ilegalizar el sindicalismo efectivo en Gran Bretaña y robar a los trabajadores un derecho democrático clave”, dijo Mick Lynch, secretario general del RMT. “Si estas propuestas se convierten en ley, habrá la mayor resistencia organizada por todo el movimiento sindical, rivalizando con la Huelga General de 1926, las Sufragistas y el Cartismo”, advirtió.

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