Alex Saab sufre en su propia persona las consecuencias de haber sido considerado una pieza clave en una estrategia imperialista destinada a crear una las condiciones idóneas para lograr desarrollar una Guerra jurídica, Lawfare, contra la Revolución Bolivariana de Venezuela
Por Dani Seixo
El 12 de junio de 2020, el empresario y diplomático venezolano Alex Saab, era retenido y finalmente encarcelado de forma ilegal mientras el avión que lo conducía de Teherán a Caracas, tras un viaje destinado a consolidar el suministro de alimentos e insumos para atender la pandemia a Causa del COVID19, hacía una breve parada para reabastecerse en el aeropuerto internacional Amílcar Cabral de Cabo Verde. Sin notificación previa por parte de la Interpol y sin que pesase orden de arresto alguna sobre su persona –la orden que solicitaba su arresto únicamente sería emitida al día siguiente de su detención– la misión diplomática venezolana se veía interrumpida bajo clara injerencia de Washington, utilizando para ello como mera marioneta al gobierno de Cabo Verde. Como si de una macabra broma se tratase, Alex Saab era secuestrado por el imperialismo estadounidense en un aeropuerto que llevaba el nombre de uno de los grandes exponente de la época de independencias en África y líder de la lucha por la liberación de Guinea-Bissau del dominio colonial de los portugueses.
Pese a que claramente la actuación del gobierno de Cabo Verde violó los más elementales principios relativos a los Derechos Humanos y a que las acusaciones provenientes de los Estados Unidos contra el diplomático venezolano apenas podían sostenerse más allá del burdo intento por establecer su propia visión de la jurisdicción penal internacional sobre otros pueblos, todavía a día de hoy Alex Saab sufre en su propia persona las consecuencias de haber sido considerado una pieza clave en una estrategia imperialista destinada a crear una las condiciones idóneas para lograr desarrollar una Guerra jurídica, Lawfare, contra la Revolución Bolivariana de Venezuela. No nos engañemos, nos encontramos ante un claro caso político muy alejado de cualquier interés por la justicia, una cruzada del imperialismo estadounidense apoyado por la menguante derecha regional, en la que la vida de un diplomático ha sido literalmente secuestrada como método para derribar al gobierno de Nicolás Maduro. No hablamos de un narcotraficante relacionado con el uribismo, la necesidad de esclarecer la responsabilidad criminal de un paramilitar proveniente de la Escuela de las Américas, ni de uno de los señores matanza que siembra de sangre y dolor la Amazonía de la mano de Bolsonaro. Estamos hablando de un diplomático que realizaba misiones humanitarias con las que lograr abastecer a Venezuela de medicinas y alimentos, intentando de este modo esquivar las criminales e ilegales sanciones que los propios Estados Unidos habían establecido previamente contra el país suramericano, cobrándose mediante esa política criminal e inhumana miles de vidas civiles a lo largo de los años.
Alex Saab es un empresario que comenzó su trayectoria laboral en Venezuela en el año 2000 mediante la exportación de moda y que con el tiempo lograría un papel importante en la construcción de viviendas sociales en el país tras ganar un contrato con La Gran Misión Vivienda Venezuela, una iniciativa desarrollada por el líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Rafael Chávez Frías, mediante la cual se pretende cumplir el hito histórico de construir 5 millones de hogares para la clase trabajadora venezolana, con los que avanzar en justicia social, compromiso, lealtad, esfuerzo, amor y esperanza. Un proyecto que avanza en la independencia y soberanía de Venezuela y que se vería seriamente afectado por la firma del decreto ejecutivo de Obama que abriría la puerta a la imposición de un duro paquete de sanciones contra la Revolución Bolivariana de Venezuela. En esos duros momentos para el pueblo venezolano, Alex Saab trabajó de forma decidida para lograr sacar adelante el programa social llamado Comité Locales de Abastecimiento y producción (CLAP), una estrategia mediante la que adquirir y distribuir alimentos subsidiados con los que poder hacer frente a las consecuencias de esas duras sanciones de las que estaba siendo víctima el pueblo venezolano.
Los delitos reales por los que hoy la fiscalía de Miami pretende juzgar y condenar a Alex Saab tras su irregular extradición a los Estados Unidos, se basan únicamente en su trabajo de cara a garantizar la construcción de viviendas de interés social para los venezolanos, las misiones humanitarias para abastecer a Venezuela de medicinas y alimentos en mitad de un bloqueo criminal o el hecho de lograr importantes acuerdos en relaciones bilaterales entre los gobiernos como agente antibloqueo, pudiendo devolverle así a Venezuela y a la gente de ese país todo lo que previamente le habían dado. El delito por el que los Estados Unidos quieren juzgar hoy al empresario y diplomático venezolano Alex Saab, es el de rebeldía contra el imperialismo estadounidense. El delito de responder con dignidad al chantaje y la amenaza gringa. El ejemplo de la dignidad y la conciencia internacionalista que Alex Saab ha mostrado al mundo, es algo que Washington no puede permitirse tolerar y por lo que el empresario y diplomático venezolano ha sido víctima de tortura física y psicológica por parte de las autoridades de Cabo Verde en su desesperada búsqueda para conseguir una declaración contra el gobierno venezolano.
Y es probable que precisamente por este motivo, pese a este claro escándalo sin precedentes en la historia de las relaciones internacionales, muchos de ustedes desconociesen hasta este momento el nombre y la historia de Alex Nain Saab Morán, tal y como quizás tampoco les resulten familiares los nombres y las luchas de George Ibrahim Abdallah o Leonard Peltier. Cuando uno se atreve a desafiar al Imperio, cuando los actos y el ejemplo de un hombre amenazan con poder crear fisuras en el relato único y se enfrentan firmemente y con convicción al imperialismo con la intención de lograr avanzar en la senda de la soberanía y el respeto a la libertad de los pueblos, la primera condena a la que debe enfrentarse es la del silencio informativo. Un silencio parcial, cómplice con el opresor y que únicamente se rompe mediante la solidaridad y la valentía de las voces que deciden hacer frente a la injusticia, la barbarie y la manipulación informativa que pretende hacer que amemos al opresor y odiemos al oprimido. Es por todo ello que hoy les pido encarecidamente que sumen sus voces a la campaña internacional para exigir la liberación de Alex Saab, campaña que es sin duda también la de la defensa de la dignidad y la soberanía de los pueblos que deciden oponerse al injerencismo y las criminales sanciones estadounidenses.
Por la solidaridad de los pueblos liberen a Alex Saab, #FreeAlexSaab
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