Feminismo o barbarie

Por Olvido Contento

Se hace difícil escribir con la resaca de una sentencia que no nos protege. Que nos advierte de nuestro  desamparo legal y de que seguimos siendo cuerpos objeto de su deseo con pocas opciones de oposición: humillación pública o asesinato. Pero miras atrás y te encuentras rodeada de sororidad en un 8M que hizo historia y vuelves a confiar y encontrar el sentido de la lucha.

Es importante que tomemos conciencia de que el feminismo es un movimiento social, político y filosófico que cuenta con un cuerpo teórico, con herramientas de investigación y evaluación. Tenemos genealogía: muchas mujeres valientes e inteligentes se  dejaron la piel ( y lo siguen haciendo), e incluso la vida, en la lucha por la visibilización de la situación de desigualdad y de eterna minoría de edad a la que históricamente se nos ha relegado a las mujeres. Vindicaron nuestros derechos civiles, políticos, educativos, reproductivos, afectivo-sexuales. Las conquistas no han venido solas, como dice la gran Amelia Valcarcel, son logros del Feminismo, de su lucha y trabajo, no de la evolución social por el mero paso del tiempo. Y esto hay que ponerlo en valor para tener referentes visibles, tan necesarios para continuar el camino.

En 1673 Pollain de la Barre escribe su obra De la Igualdad de los Sexos y se empieza a poner en duda lo inamovible de la división sexual

Por esto vamos a desgranar brevemente de dónde venimos para saber hacia dónde nos dirigimos. Si echamos un vistazo a nuestra historia de los tres últimos siglos encontramos que en 1673 Pollain de la Barre escribe su obra De la Igualdad de los Sexos y se empieza a poner en duda lo inamovible de la división sexual. Encontramos también la declaración de Derechos de la Mujer y la Ciudadana de Olympe de Gouges en 1791. A partir de esta obra y la   Vindicación de los derechos de la Mujer de Wollstonecraft en 1792  podemos hablar ya de la Primera Ola del Feminismo que se centrará en los derechos civiles. Piden derechos matrimoniales y a los hijos e hijas, al trabajo, a la capacitación profesional, a la educación y al voto en contra de una Ilustración rousseauniana que niega la libertad y la ciudadanía a la mujer basándose en la condición natural de inferioridad femenina (física y mental ) y por la imposibilidad de que la mujer pueda ejercer dicha libertad y ciudadanía.

A partir de la segunda mitad del s XIX comienza la Segunda Ola hasta la segunda mitad del XX. Una fecha clave es 1848 y la Convención de Seneca Falls (EEUU) y su Declaración de Sentimientos. Colofón al trabajo de organizaciones de mujeres que en un primer momento tuvieron su germen en el abolicionismo antiesclavista para después ampliar y tratar las condiciones y derechos sociales, civiles y religiosos de la mujer.

Se centran en conseguir derechos políticos. Piden el sufragio universal, la educación superior, el acceso a las profesiones y a cargos de todo tipo, las condiciones laborales y los derechos y deberes matrimoniales equiparables a los de los varones. “Lo personal es Político” fue uno de sus lemas.

Obra clave dentro de este momento histórico es El Segundo Sexo de Simone de Beauvoir de 1949 con su conocidísima frase “No se nace mujer, se llega a serlo” Hay que señalar también a Alejandra Kollontai, Emma Goldman y Clara Zetkin entre otras.

La Tercera Ola comienza en la mitad del siglo XX hasta nuestros días. Se afianza el pensamiento feminista: análisis y descripción del patriarcado y de las desigualdades y discriminaciones de sexo-género. Se acuñan términos, se describen las injusticias como impuestas por las culturas y no por la naturaleza: Sistema de sexo-género. El problema sin nombre: el patriarcado. Generando teoría y herramientas de análisis.

Se extiende el uso de anticonceptivos, la educación mixta. Acceso a la educación superior y a empleos considerados masculinos. Entrada en la esfera política para ser candidatas elegibles además de electoras.

Se cambian legislaciones, se lucha por la despenalización del aborto y se ponen en marcha políticas de igualdad.

Una obra imprescindible de esta época es La Mística de la Feminidad de Betty Friedan que consigue desentrañar ese problema sin identificar que sufrían las mujeres de EEUU en los años 50 y 60. En España tenemos grandes referentes que merecen mención, Celia Amorós, Amalia Valcarcel, Ana de Miguel y más.

Debido a los avances legislativos y sociales el Patriarcado ya no  puede utilizar la coerción para imponer su dominación y mantener así la desigualdad sexual

Actualmente las sociedades occidentales, gracias a todo el trabajo de nuestras antecesoras, son “formalmente igualitarias”. Esto significa que hay legislación que penaliza la discriminación por razón de sexo pero es evidente que no es suficiente porque no hemos conseguido la igualdad real. Para entender esto es interesante detenerse en un concepto que magistralmente define la filósofa feminista Alicia H. Puleo “los patriarcados del consentimiento”. Debido a los avances legislativos y sociales el Patriarcado ya no  puede utilizar la coerción para imponer su dominación y mantener así la desigualdad sexual, por lo que ha buscado otros cauces y ha evolucionado. El llamado patriarcado de consentimiento consiste en mantener las desigualdades consiguiendo que sean asumidas “libremente”. Es decir, que las mujeres creamos que libremente elegimos tener una mayor carga de cuidados y tareas domésticas, renunciemos a una carrera laboral, sigamos los cánones de belleza… ¿Cómo se consigue esto? Con todo un entramado de mensajes continuados desde que nacemos que nos enseñas lo diferentes que somos, lo que se espera de nosotras y nosotros  y las tareas para las que estamos preparados y preparadas por naturaleza. Así se mantiene el status quo de una forma “consentida”, lo hacemos porque queremos.

Tras las movilizaciones protagonizadas por el movimiento feminista en los últimos años surge la gran pregunta ¿estamos ante el inicio de la Cuarta Ola? De nosotras y las que vengan detrás depende.

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