¡Felices vacaciones!

¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son. (Siglo XVII, Pedro Calderón de la Barca)

Por Luis Miguel Sánchez Seseña

Este año asistimos a un boom turístico de récord. Por tierra, mar y aire se ha desatado un furor viajero que ha venido a superar los indicadores precovid de movilidad y ocupación hotelera, como si no hubiera un mañana. Un estallido de consumo en temporada alta, animado por las ganas de viajar tras la pandemia, pero que acabará diluyéndose, a modo de efecto gaseosa, a no mucho tardar, por agotamiento y por las incertidumbres sobre la situación económica general. En palabras del economista y escritor Santiago Niño Becerra,

la gente quiere vivir el momento porque sabe que esto es un final y que lo que viene después será muy complicado. Estamos ante el último verano.

Pepe Álvarez, secretario general de UGT, en su discurso durante la concentración frente a las sedes de las organizaciones patronales bajo el lema ‘Salario o conflicto’, hizo un llamamiento a obviar los mensajes pesimistas y disfrutar del verano:

Nos dicen un día sí y otro también que vamos a entrar en una situación de crisis, que hay recesión, que la guerra, que después del verano vamos a saber qué es lo que pasa… quieren hasta que no pasemos bien el verano… ¡que se vayan a hacer puñetas! Vamos a disfrutar del verano porque es nuestro, nos lo hemos ganado, que no nos quiten lo que hemos ganado.

Unas declaraciones bastante ligeras, frívolas incluso, pero que desnudan el anhelo de todos los que se lo pueden permitir. Es indudable que las personas trabajadoras, están perdiendo poder adquisitivo, y por consiguiente, se están empobreciendo. Pero dejémoslo para después de las vacaciones, tenemos un tórrido verano por delante – parece decir.

CC.OO. y UGT acordaron trasladar a las mesas de negociación de los convenios colectivos las mismas demandas que exigieron en el frustrado AENC. Así, los mayoritarios piden una revalorización salarial del 3,5% para este año, del 2,5% para 2023 y del 2% para 2024, acompañadas de una cláusula de revisión salarial. Algo bastante razonable y contenido, en un contexto inflacionista como el que tenemos, de dos dígitos.

Si levantamos la vista, el panorama no es demasiado alentador. Todos los días, en todos los rincones del planeta, la situación ambiental empeora. Nos enfrentamos al mayor problema de la historia de la humanidad. Lo que estamos viviendo no es una ola de calor estival, son los efectos del cambio climático. En palabras del ecólogo del CSIC Fernando Valladares: “

Por resumirlo, este verano con todo lo tremendo y caluroso que está siendo, posiblemente será de los más frescos de los que nos queda de vida.

Incendios devastadores (más de 200.000 hectáreas calcinadas en España en lo que llevamos de año) sequías endémicas y desertificación, inundaciones arrasadoras…, son efectos de esta crisis climática. La emergencia ya está aquí, no hay tiempo que perder para mitigar sus efectos. Todos, unidos, por la vida.

Sin embargo, la guerra de Putin contra Ucrania (y otras muchas) nos sitúa en las antípodas del concepto de una comunidad de destino compartido para la humanidad.

Además, el harakiri energético que nos estamos propinando con la imposición de sanciones a Rusia, ponen en peligro el abastecimiento de gas y petróleo ruso a la UE y a otros países del entorno. Las calefacciones se resentirán este invierno. El fantasma de las cartillas de racionamiento y del estraperlo -vivido por nuestros abuelos y padres en la España de la posguerra- vuelven a Europa con espantosa actualidad.

La respuesta europea ante este escenario es aún peor: relajación del control de emisiones para rebajar la dependencia del gas ruso, recuperar la producción en centrales de carbón, y travestir de energías “verdes” al gas y a la nuclear.

Por otra parte, la ONU a través del grupo de trabajo sobre seguridad alimentaria y nutrición estima que 20 millones de personas se enfrentan actualmente a una inseguridad alimentaria aguda alta. Además, la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización de las Naciones Unidas para Alimentación y la Agricultura (FAO) han comprobado que los prolongados meses de sequía en el Cuerno de África han arrasado los cultivos y el ganado, obligando a muchas personas a abandonar sus hogares en busca de agua y alimentos. Refugiados climáticos -personas que forzosamente tienen que desplazarse debido al clima y a los desastres naturales- que aumentarán por distintos lugares. Si a esta situación, ya de por sí dramática, le unimos los índices de inflación en África, la situación empeora aún más. Destaca, por ejemplo, el caso de Sudán, con una tasa de inflación prevista superior al 245% para 2022.
La escasez de materias primas, para hacer frente a la creciente demanda, cada vez es más generalizada. Hemos pasado del peak-oil al peak-all, y en el peor momento.

Ramón Fernández Durán, referente de la reflexión ecologista y del activismo social, lo adelantaba hace más de 25 años, en La explosión del desorden (1996):

El actual modelo productivo, económico y social, basado en la lógica del crecimiento y la acumulación, genera en su evolución un orden aparente —cimentado sobre crecientes desigualdades—, que engendra a su vez un desorden creciente de índole interna -económica y social- y externa –ambiental- al disolver y absorber estructuras previas que tenían un mayor grado de orden interno y una relación más equilibrada con el medio, es importante señalar que el orden aparente del presente modelo se sustenta en un aumento constante del consumo energético.

Nos espera un otoño caliente … o frío, según se mire. Veremos. De momento, a embadurnarnos de protector solar.

Se el primero en comentar

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo no será publicada.




 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.