Euskal Herria: resultados muy diferentes

El sistema sanitario de la CAV, Osakidetza, está sufriendo desde hace tiempo un deterioro progresivo y bastante acelerado, tanto en lo que se refiere a la atención de la gente como a las condiciones de trabajo del propio personal; durante la pandemia, la gestión tuvo bastantes agujeros

Por Petxo Idoiaga / Viento Sur

Entre las dinámicas electorales soportadas en el Estado español y las que nos han tocado soportar por estas tierras, ha habido, es cierto, aspectos similares y hasta compartidos. Pero los resultados habidos y, también, las perspectivas de futuro de cara a las elecciones anticipadas convocadas ya por el presidente del gobierno español y, lo que es más importante, de cara a la dinámica política en Euskal Herria y en el Estado español, resultan muy diferentes.

En Euskal Herria, aunque el PP ha mejorado su presencia (8´47 %) y VOX ha conseguido 2 escaños en el Parlamento Foral de Navarra y 1 en Vitoria, no hay ni sombra de victoria de la derecha española. El PSE-PSOE se mantiene razonablemente bien. El PNV, ha perdido en la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) el fuelle ganador de antaño, aunque sigue siendo la fuerza más votada. Quien ha obtenido la mayor mejora en sus resultados ha sido EH Bildu. Sólo la caída de Podemos (con la excepción de Nafarroa) es similar a la del resto del Estado. En su conjunto, el resultado final se distancia, todavía más, del centralismo español y de la derecha.

Sobre las candidaturas de EH Bildu
La campaña de la derecha española y gran parte de los medios de comunicación sobre la presencia de antiguos miembros de ETA en candidaturas de EH Bildu, estuvo pensada, fundamentalmente, para darle sopapos al PSOE, pero sin excluir los rayos y truenos para los nacionalismos vascos y, en particular, claro está, para EH Bildu. Es claro que su estrategia era convertir el asunto en el centro de la agenda electoral para el conjunto de las Españas, confrontando los puntuales acuerdos parlamentarios del PSOE con EH Bildu como agresión a las víctimas de ETA y evitando regionalizar o municipalizar los debates sobre sanidad, enseñanza y servicios. Parece claro que esa polarización ha tenido efecto en buena parte de los resultados electorales del 28M en el Estado español.

Llamó la atención que desde algún sector del propio PNV se quisiera entrar electoralmente al trapo, dentro del fango que ha caracterizado buena parte de esta campaña electoral. Su presidente, por ejemplo, afirmó que “se refleja que a EH Bildu todavía le queda mucho recorrido que hacer para reconocer el daño causado por la violencia”. En el mismo sentido se expresó, en varias ocasiones, por la televisión vasca, el portavoz del Gobierno vasco Bingen Zupiria. Sin embargo la izquierda abertzale ya había dejado clara su posición al respecto en otras ocasiones. La más conocida, pero no la única, la declaración conjunta de EH Bildu y Sortu del 18 de octubre del 2021: “Hoy queremos hacer una mención específica a las víctimas causadas por la violencia de ETA. Queremos trasladarles nuestro pesar y dolor por el sufrimiento padecido. Sentimos su dolor, y desde ese sentimiento sincero afirmamos que el mismo nunca debió haberse producido, a nadie puede satisfacer que todo aquello sucediera, ni que se hubiera prolongado tanto en el tiempo”.

Por ello, ha sido un tanto extraño que, después de haberse legalizado y publicado las candidaturas de EH Bildu, las siete personas que habiendo tenido “delitos de sangre” estaban en las mismas decidieran no ocupar sus puestos municipales en caso de ser elegidas. La razón para hacerlo, “no aumentar el dolor de las víctimas”, es entendible; pero ¿por qué no se tuvo en cuenta esa razón antes de aprobar las candidaturas? Un catedrático de Derecho Constitucional tan reconocido como Pérez Royo ha opinado, desde sus considerandos constitucionales, que la renuncia a ocupar esos escaños municipales si eran elegidas es una ”barbaridad constitucional”.

El 28M sube EH Bildu, se estanca PNV
Si tomamos en su conjunto los resultados de las elecciones al Parlamento de Nafarroa y a la Juntas Generales de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, el PNV baja de los 434.239 votos (29,52%) que obtuvo en las elecciones de 2019 a 348.181(26,19%), mientras que EH Bildu sube de 317.577 (21,59%) a 345.837 (26,01%).

Pero es en la CAV donde esas dinámicas contrapuestas son más visibles. En las Juntas Generales, el PNV baja del 39,01% al 35,15%, mientras que EH Bildu sube del 23,98% al 29,33%; en el caso de Gipuzkoa EH Bildu pasa a ser la fuerza más votada: 37,32% frente al 32,63% que obtiene el PNV. En las elecciones municipales, mientras EH Bildu sube, en porcentaje, del 25,14 al 29,74, el PNV baja del 36,20 al 32,27 y, además, por la distribución territorial de los votos, EH Bildu obtiene el que más concejalías: 1.050 frente a 981 del PNV. En Araba EH Bildu gana las elecciones, aunque también por la distribución territorial el PNV obtiene 190 concejalías frente a las 134 de EH Bildu; pero el caso más significativo es que en la capital, en Vitoria-Gasteiz, gana EH Bildu con 24.845 votos y deja distanciado al PNV con 21.454.

Son cifras bien distintas a las de 2019 cuando el PNV ganó en las elecciones a las tres Juntas Generales, a los ayuntamientos de las tres capitales de la CAV y en el global de los ayuntamientos. Tanto los medios de comunicación como los propios partidos han reconocido el auge de EH Bildu. Todo el mundo parece coincidir en que la abstención, que ha sido casi seis puntos más alta que en 2019, ha afectado en particular al PNV. Pero aun con esa mayor abstención, EH Bildu ha subido notablemente en votos.

Los malos resultados del PNV muestran un nivel de desafección hacia su gestión que no se había mostrado en elecciones anteriores. Es posible que su modo de llevar la propia campaña electoral, con unos tonos y unos discursos altaneros y, en ocasiones, hasta insultantes, hayan tenido influencia. Pero hay otras cosas más de fondo. El sistema sanitario de la CAV, Osakidetza, está sufriendo desde hace tiempo un deterioro progresivo y bastante acelerado, tanto en lo que se refiere a la atención de la gente como a las condiciones de trabajo del propio personal; durante la pandemia, la gestión tuvo bastantes agujeros; y pese a todo ello el Gobierno vasco sigue diciendo y repitiendo que Osakidetza está muy bien. Por otra parte, el gobierno vasco y el propio PNV han ignorado, cuando no lo han vilipendiado, el potente movimiento de pensionistas. Por último, algunos casos de corrupción (De Miguel y otros) han sido muy fuertes. Los malos resultados del PNV se salvan, en gran parte, por la mayoría que ostenta en Bizkaia.

EH Bildu ha tenido puntos a favor. Pese a lo confuso que pudo ser la forma con la que se zanjó el tema de las listas electorales, es posible que para una parte de la población apareciese como un nuevo acto en un camino en el que la coalición va avanzando con compromisos, discursivos y de acción, con el cierre de la historia de violencias políticas y de búsqueda de mejoras democráticas. Además de eso, el discurso electoral ha tenido un nivel de contenido social, además de feminista y ecologista, bastante bueno. Por otra parte, EH Bildu está desarrollando una política de autoconversión en un frente más amplio al que ya se está incorporando, e incluso tomando parte en la propia campaña electoral, nueva gente: Gema Zabaleta exconsejera del gobierno del socialista Patxi López, etc. También es cierto que, en diversas ocasiones, en Madrid y en Euskal Herria, aplica políticas innecesariamente institucionalistas, pero no hay duda de que electoralmente su espacio se ha ampliado.

Podemos/IU/Equo bajan en la CAV de 74 a 46 concejalías en los Ayuntamientos y de 14 a 7 asientos en las Juntas Generales. Se trata de una crisis similar a la del resto del Estado, con el factor añadido de que existiendo EH Bildu se da, además, un notable trasvase de votos a esta.

La derecha ha mejorado en la CAV, donde el PP sube de 78.676 a 84.996 votos, y de 55 a 71 concejalías y VOX, aunque no obtiene concejalía alguna, sube de 7.975 a 16.585 votos. Pero como ya se ha indicado antes, el peso electoral de la derechona centralista está muy lejos del que ostenta en el resto del Estado español.

En Nafarroa, pese a que esta vez el PP no se ha coaligado con Unión del Pueblo Navarro (UPN) como en 2019, esta ha sido la fuerza que obtiene más escaños, 15, para el Parlamento. Le siguen el Partido Socialista (PSN) con 11, EH Bildu con 9 (+2), Geroa Bai con 7 (-2), el PP con 3, Contigo/Zurekin (Podemos) con 3 (+1) y VOX con 2. En las elecciones municipales e la capital, Iruñea-Pamplona, UPN se mantiene, también, como primera fuerza con 81.680 votos y 9 escaños, EH Bildu es la segunda con 68.956 y 8 escaños y el PSN tercera con 50.764.

El gobierno de la socialista María Chivite pudo formarse por la abstención de EH Bildu, pese a que el PSN no dejó que Asirón (EH Bildu) pudiera alcanzar la alcaldía de Iruñea-Pamplona y que esta cayese en manos de la derecha. Después, en los años pasados desde entonces, también se han forjado acuerdos entre el PSN, EH Bildu, la coalición Geroa Bai liderada por Uxue Barcos que, pese al mal resultado electoral va a seguir, y la izquierda no independentista, que han permitido a Chivite desempeñar con bastante tranquilidad la gestión de gobierno.

Tiempo inmediato de pactos con las elecciones generales a la vista
Quedan dos semanas para formalizar los nuevos Ayuntamientos, si bien el límite para constituir coaliciones electorales de cara a las elecciones generales convocadas para el 23 de julio es menor, el 9 de junio.

Los resultados del pasado 28 de mayo han dejado muchas instituciones de la CAV y de Nafarroa sin mayorías absolutas y los gobiernos que vayan a formarse dependerán de los pactos que permitan constituir mayorías.

Es de suponer que en la CAV se mantendrá el acuerdo de apoyo mutuo entre PNV y PSOE. En lo que respecta a las Juntas Generales, ese acuerdo sería suficiente para tener mayoría en Bizkaia y Araba. Pero en el caso de Gipuzkoa, EH Bildu ocupa 22 escaños, el PNV 17, el PSOE 7, el PP 3 y Podemos 2, por lo que si el PP suma los suyos a los del PNV y PSOE, será el PNV quien obtenga la mayoría. Y el PP ya ha manifestado su decisión de evitar que EH Bildu obtenga mayorías de gobierno. En Vitoria-Gasteiz, las 7 concejalías de EH Bildu tienen delante 6 de PSOE y otras tantas de PP y PNV; es bastante probable que se mantenga el acuerdo entre PNV y socialistas, aunque sea entregándoles la alcaldía. A estos casos mayores hay que añadir un elevado número de municipios medianos o menores donde nadie tiene mayoría absoluta y jugarán los pactos.

En lo que se refiere al Ayuntamiento de Iruñea-Pamplona, ya se ha anunciado desde el PSN que igual que hicieron en el 2019, votarán a su propia candidata y no apoyarán la de EH Bildu para desbancar a UPN, con lo que sería este partido quien obtendría la alcaldía. En el caso del Parlamento Foral, el PSN de María Chivite necesitaría repetir el modelo de 2019 y, además de sumar a sus 11 escaños los 7 de Geroa Bai y los 3 de Contigo/Zurekin, contar con la abstención de EH Bildu para tener más que los 20 que UPN podría obtener con los escaños de PP y VOX. Es de suponer que EH Bildu proponga al PSN que, a cambio, favorezca su acceso a la alcaldía de Iruñea-Pamplona, aunque ya han recibido la negativa por adelantado. En principio la orientación política de EH Bildu ha sido evitar que la derechona españolista gobierne; es posible que mantenga esa orientación pese a la actitud socialista en la capital navarra, pero tiene un buen lío sobre su cabeza.

Muchas de estas incógnitas se despejarán en un par de semanas. Pero sería bueno que no se quitara un ojo a lo que puede pasar en torno en las elecciones generales. Con los resultados del pasado 28 de mayo parece más que probable que el PP (si hace falta con VOX) tenga mayoría suficiente para alcanzar el gobierno de España. Y si ocurre eso, hay algunas medidas que ha tomado o ha favorecido, aunque sea mínimamente, el gobierno actual que serán recortadas y/o derogadas. Por supuesto, leyes y normativas sociales y políticas, a las que, en el caso vasco, podría añadirse una marcha atrás en la cuestión del acercamiento de presas y presos a cárceles cercanas a Euskal Herria o al cambio en la aplicación de la política de grados.

Estas cuestiones también deberían tenerse en cuenta en las inmediatas políticas de pactos para constituir los ayuntamientos. Posiblemente no será así y primará el inmediato reparto de sillas y prebendas. Pero, al menos, se debe iniciar una dinámica bastante amplia –y, necesariamente, de acuerdos diversos– para preparar la campaña de las elecciones generales y más allá de ella, para ir construyendo focos diversos de resistencia a una vuelta de tuerca a la derecha.

Petxo Idoiaga, forma parte de la Redacción web de viento sur

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